ETA se despide con su último Zutabe, el boletín oficial de la banda terrorista. Y en éste, los asesinos dicen adiós echando cuentas de sus fechorías y, curiosamente, limpiándose un 12% de sus crímenes sangrientos. Según ETA, de sus pistolas y bombas salieron 758 asesinatos, exactamente 100 menos de los que se les atribuye, desde el crimen en Villabona (Guipúzcoa) contra el guardia civil José Antonio Pardines, en 1968, hasta el tiroteo contra el gendarme francés Jean-Serge Nèrin, en Dammarie-lès-Lys, a poco más de 50 kilómetros de París.

También parecen lamentar en esta publicación algunos de sus fracasos. Así, los terroristas destacan que, en 2001, "se realizaron tres intentos de atentado contra el presidente del Gobierno, José María Aznar, con la utilización de un misil mientras estaba en vuelo".

Aznar ya había salido indemne de otro ataque, con coche bomba, cuando aún era líder de la oposición. Un coche bomba estalló a su paso en la calle José Silva de Madrid cargada con 40 kilos de explosivo y otros 40 de metralla. El luego presidente sólo sufrió un corte en la barbilla, pero el atentado le costó la vida a una vecina, Margarita González, de 73 años, cuya vivienda se derrumbo como consecuencia de la onda expansiva.

La cifra de 858 asesinatos está tomada de Vidas rotas. La historia de los hombres, mujeres y niños víctimas de ETA, un trabajo de investigación y relato de las historias de todas y cada una de las víctimas elaborado por Marcos García Rey, Rogelio Alonso y Florencio Domínguez. El libro, publicado en 2010 hace un recorrido por cada uno de esos atentados y relata sus circunstancias. Además, estudia con gráficos dónde, cómo y cuánto mataron los terroristas vascos.

Ahora, ETA dice asumir 758 de aquellos asesinatos en sus 2.606 "acciones", tal como se refiere a los ataques terroristas el Zutabe fechado en abril de este año. En esas cuentas, la banda supuestamente ya disuelta incluye atentados no reivindicados hasta la fecha, como el de la cafetería Correo de Madrid en 1974, y califica la masacre de Hipercor como el "mayor error y desgracia".

Este último boletín interno de los asesinos fue difundido entre sus miembros un mes antes del anuncio oficial de la desaparición de la organización y ha sido publicado este martes por el diario vasco Gara. Son los propios terroristas los que reivindican que los muertos que pesan sobre su responsabilidad son "decenas menos que los listados del Ministerio del Interior o la Fundación de Víctimas del Terrorismo".

Así, la banda terrorista rechaza la autoría de "falsos atentados" . Y es precisamente uno de ellos, el "incendio del hotel Corona de Aragón", el que les limpia de mayor cantidad de muertos: en aquel ataque terrorista de 1979 murieron 83 personas, pero ETA sostiene que la responsabilidad que le "achacan" la AVT y Covite es falsa.

Los terroristas se permiten incluso señalar a quienes ellos consideran responsables de atribuirles asesinatos que no asumen: según ETA, o bien son "producto de la guerra sucia" del Estado o bien resultan de "la imputación a ETA de acciones cometidas por otras organizaciones armadas", como en el caso de la niña Begoña Urroz, atribuido a ETA por el Ministerio del Interior desde el año 2011. La que podría considerarse primera víctima de la banda terrorista -antes del crimen del guardia civil Pardines ocho años después- era una bebé de 22 meses, hija de un matrimonio residente en la cercana localidad de Lasarte, que murió a causa de una bomba incendiaria colocada en la estación de Amara, en San Sebastián, en junio de 1960. 

Dos nuevos atentados reivindicados

En este último boletín previo a su disolución, ETA reconoce 2.606 "acciones armadas, dos más que en su día no reivindicó": el asesinato de tres personas en Tolosa (Guipúzcoa) en 1981, "al confundirlas con policías", y la "explosión en una cafetería de la calle Correo de Madrid en 1974 en la que perdieron la vida 13 personas".

En las cinco décadas de actividad violenta ETA se admite autora de "365 atentados contra la Guardia Civil" en los que asesinó a 186 miembros de este cuerpo; 215 contra "cuerpos policiales españoles" en los que murieron 139 agentes; y 147 contra el Ejército, en los que perdieron la vida 101 militares, además de "11 funcionarios civiles de la Armada".

En el texto, según publica Gara, ETA describe su trayectoria criminal "desde una perspectiva básicamente operativa", aunque a falta de arrepentimiento, sí incluye la declaración de "reconocimiento del daño causado que emitió el pasado 8 de abril", en el que la banda terrorista reconoce "la responsabilidad directa que ha adquirido en este dolor" y manifiesta que "nada de todo ello debió producirse jamás o que no debió prolongarse tanto en el tiempo".

Responsabilidad "policial" en el "error" de Hipercor

ETA hace referencia a su atentado más sanguinario, cometido en el hipermercado Hipercor en Barcelona el 19 de junio de 1987, en el que asesinó a 21 personas y 45 resultaron heridas, y afirma que fue "el mayor error y desgracia" de su "accionar armado", pero trata de justificarse alegando que "los responsables policiales y gubernamentales tomaron la decisión de no desalojar el edificio".

Respecto a los secuestros que califica de "motivación económica" llevados a cabo en la década de los 90, asegura que "se convirtieron en el centro de una fuerte confrontación" y considera que los de los empresarios José María Aldaya (342 días) y Cosme Delclaux (232) "se prolongaron tanto por las dificultades técnicas y operativas provocadas por la presión policial".