La OCDE rebajó las cifras de crecimiento para España que había pronosticado para este año y el siguiente debido a la ralentización global, aunque auguró que la economía española seguirá "fuerte" gracias sobre todo a una robusta demanda interna.
En su informe semestral de Perspectivas Económicas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) revisó a la baja en dos décimas el crecimiento para este año, de 2,8 % a 2,6 %, respecto a sus estimaciones del pasado mayo, en línea con las últimas previsiones realizadas por el Gobierno español. También rebajó en dos décimas (del 2,4 % al 2,2 %) sus estimaciones para 2019, mientras que auguró que esa moderación del crecimiento continuará en 2020, donde prevé un 1,9 %.
La revisión de la OCDE sigue dejando, pese a todo, a España como una de las principales locomotoras de la zona euro, ya que en el conjunto de países de la moneda única el producto interior bruto (PIB) crecerá un 1,9 % este año, un 1,8 % el siguiente y un 1,6 % en 2020.
La buena salud de la demanda interna -favorecida por los bajos tipos de interés y por medidas presupuestarias como el incremento salarial y de las pensiones- será en gran medida la responsable de que España continúe creciendo y creando puestos de trabajo, aunque a un ritmo progresivamente decreciente.
Contra los contratos temporales
Si el "club de los países ricos" calcula que España cerrará este año con una tasa de desempleo del 15,3 %, esta será del 13,8 % al final del que viene y del 12,5 % en 2020, un nivel todavía alto y que sigue contando con los lastres de una alta temporalidad y el fuerte paro juvenil.
Los autores del informe creen que "la clave" es luchar contra el abuso de contratos temporales, para reducir la dualidad del mercado laboral, y recomiendan otras recetas como aumentar las plazas de educación infantil de 0 a 3 años para promover el acceso de las mujeres al trabajo o mejorar la formación profesional.
La OCDE llama la atención sobre la tasa de ahorro familiar, que se encuentra en mínimos, lo que evidencia el fuerte tirón del consumo interno. También insta al Gobierno español a adoptar medidas de consolidación fiscal a medio plazo si pretende reducir la deuda y a lanzar reformas para aumentar la productividad si quiere conservar el crecimiento.
Riesgos aún considerables
Un comportamiento del déficit público peor de lo augurado (será del 2,7 % en 2018 frente al 2,4 % pronosticado hace seis meses) obligaría, a juicio de la OCDE, a mayores esfuerzos para atajar la deuda, que seguirá bajando pero a un ritmo muy lento: del 97,7 % del PIB este año, a 96,5 % el siguiente y a 96 % en 2020. Para ello, cualquier beneficio inesperado en los ingresos debería ir destinado a paliar esa deuda, recomienda el organismo con sede en París.
De la misma forma, la mejora de la productividad, no a través de una rebaja salarial sino de la mejora en la educación y en el I+D+i, incidiría en una recuperación del poder adquisitivo que no acaba de llegar tras la crisis.
Y la bonanza vivida en los últimos tiempos por el sector exterior también se irá mitigando, algo que podría ir a peor si el comercio global se ralentiza más allá de lo esperado. Por eso, la organización alerta de que los riesgos para España siguen siendo "considerables", ya que "las turbulencias en los mercados internacionales y la incertidumbre política podrían bajar la confianza del sector privado, obstaculizando la demanda interna".