Los dos alcaldes tránsfugas que se pasaron del PP a Vox por “extrema necesidad”
- Antonio y Vicente, de Guadiana del Castillo y Navares de las Cuevas, se han pasado al partido de Abascal decepcionados con el PP.
- Ortega Smith: "El éxito de Vox en un feudo socialista como Andalucía presagia otro mayor en las generales".
- Casado excluye a Vox del acuerdo en Andalucía: "La negociación es con Cs".
En Andalucía no ha comenzado la reconquista. Antes de que el partido que preside Santiago Abascal entrara por primera vez en un parlamento autonómico, obteniendo doce escaños, Vox ya controlaba cuatro ayuntamientos. El hecho más curioso: dos de ellos los ha conseguido en los últimos suspiros de la legislatura. Sus respectivos alcaldes han decidido darse de baja del PP y afiliarse a Vox, pero manteniendo la vara de mando. Ambos han hablado con EL ESPAÑOL.
Antonio Pozo es el caso más reciente. Accedió al Ayuntamiento de Guadiana del Caudillo (Badajoz) en el año 2007 como candidato del PP, partido del que se dio de baja al día siguiente de que Pablo Casado consiguiera la presidencia. Considera que los populares “han dejado atrás los ideales de siempre” en cuestiones como la Ley de Memoria Histórica: “Me decepcionó mucho que la mayoría obtenida en 2011 no derogara la ley de Zapatero, con la que solo se ha conseguido dividir y enfrentar a los españoles”.
Ahora permanece en el poder como no adscrito junto a sus concejales, hasta los próximos comicios de mayo, cita de la que espera salir reelegido por cuarta vez bajo el paraguas esta vez de Santiago Abascal. De éste destaca su capacidad de “decir lo que piensa sin más” y lo compara con Pablo Casado, del que critica que “solo mira las encuestas” y que no haya estado a la altura con la exhumación de Franco: “Anunció que iban a recurrir ante el Tribunal Constitucional, y ahora da marcha atrás”.
Antonio Pozo afirma que “el efecto de Vox es imparable”, algo que “se ha visto en Andalucía y se verá en el resto de España en unos meses”. Ha participado en varios mítines de la campaña electoral andaluza y ha ejercido como apoderado. Atribuye los doce escaños obtenidos al “descontento de la gente con los partidos que encarnan el bipartidismo” y augura al PP, su partido de toda la vida, un final parecido al de la UCD de Adolfo Suárez.
"Ataques a los cristianos"
Vicente Robisco es el otro alcalde tránsfuga. En eso fue pionero y se adelantó a su compañero extremeño. El 22 de mayo, el alcalde de Navares de las Cuevas (Segovia) remitió a la presidenta del PP de Segovia, Paloma Sanz, un escrito en el que achacaba su baja a la “impasibilidad con la que el Gobierno tolera los ataques a los cristianos y a la familia sin hacer nada o muy poco por su defensa”. Lo decía, principalmente por la postura del Ejecutivo de Mariano Rajoy en “cuestiones como el independentismo catalán, la inmigración, la defensa de la familia o la tolerancia a la Ley LGTBI”.
Sus inicios en política se remontan casi 20 años atrás, a 1999, cuando accedió a la alcaldía de este municipio segoviano que apenas supera los 30 habitantes. Hasta ahora ha gobernado en solitario, porque “al ser tan pocos vecinos no son necesarias más personas”. Al igual que Antonio Pozo, está convencido de que revalidará la alcaldía con Vox.
A sus 79 años, considera que la clase política de nuestro país “se ha degradado y solo mira por su bolsillo”, al menos a escala nacional. Comparte con el alcalde de Guadiana del Caudillo que “en los pueblos se vota a la persona por lo que hace” y la forma de hacer política es mucho más “cercana y sincera”.
Las palabras de Abascal
“Nosotros no somos de extrema derecha, somos de extrema necesidad, como dice nuestro presidente”. Antonio Pozo, que ha sido testigo directo de los comicios andaluces asegura que son el mejor ejemplo: “Viendo los resultados, no creo que haya salido de repente tanta gente de extrema derecha”. A Francisco Serrano lo ha apoyado “gente de todas las categorías sociales” porque Vox “dice las cosas claras y la gente se identifica con su discurso”, añade.
Vicente Robisco también recurre a la muletilla de Abascal. Dice que no se siente “en absoluto de extrema derecha” y que es un “adjetivo” que les han impuesto. “Hay que llamar a las cosas por su nombre” y a Podemos, “que sí podrían ser denominados como de extrema izquierda, nadie los ha llamado así”. Del partido de Pablo Iglesias comenta que ha cumplido la misma funcion que ahora está ejerciendo Vox, “con sus respectivas características: han surgido de la insatisfacción de la gente”.