Cuando Javier Fernández-Lasquetty, el flamante jefe de gabinete de Pablo Casado, volvió este lunes a Génova 13, el ambiente recordó al de los tiempos de oro del Partido Popular en España. Al de las mayorías absolutas, al del indiscutible liderazgo del centro-derecha. Lasquetty, pupilo de José María Aznar y de Esperanza Aguirre, es la última bala que emplea la dirección nacional para romper con el continuismo. Con Mariano Rajoy y su legado, claro.
Recuperar para la primera línea a un estandarte del PP más tradicional, más liberal, es un gesto para apuntalar la nueva cara de este partido. Un PP que se encuentra más que nunca en la encrucijada, por la pinza que forman a su izquierda y derecha Ciudadanos y Vox.
El presidente del PP lo sabe. Y Lasquetty (octubre de 1966, Madrid) es su mejor baza para intentar cautivar al electorado tradicional, ese al que lleva intentando camelar con su defensa, en los últimos días, de la Navidad, de la tauromaquia, de la caza, de la Semana Santa...
Se asociaron pronto —Lasquetty siempre apoyó a Casado, desde las primarias— y compartieron puntos en común: el programa del entonces aspirante a presidente del partido suponía rememorar la identidad de un PP que se había diluido con el tiempo.
"Liberalismo y volver a lo de siempre"
Fuentes de Génova son prudentes y discretas a la hora de catalogar al nuevo hombre fuerte del partido. “Liberalismo y volver a lo de siempre”, resumen. Y precisamente ahí radica el viraje de la formación. Se abandona el pragmatismo para recuperar valores que encarnaron los grandes líderes previos al marianismo, empezando por Aznar a quien Casado reivindicó con un abrazo justo antes de que el expresidente del Gobierno compareciera en la comisión de investigación por la financiación ilegal del PP.
El propio Lasquetty comparte esa visión, y lo hace de manera pública. En una entrevista en EsRadio, rechazó este lunes cualquier vínculo con Mariano Rajoy —que creyó "de forma equivocada" que sus votantes “cautivos” eran para siempre— y reflotó la nueva imagen de los populares. Se habían perdido “las señas de identidad”, afirmó Lasquetty, así que su principal cometido será "dar motivos sólidos a todos aquellos que votaron al PP con entusiasmo para que vuelvan a hacerlo con el mismo entusiasmo".
Para Pedro Marfil, gerente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) y especialista en la materia, la llegada de Lasquetty no es “nada nuevo”. “Desde que Casado llega a Génova se recupera esa estela del aznarismo. Es un movimiento al interior del partido para reestructurar esos segmentos desencantados, más que de cara externa”.
El propio Lasquetty fue miembro destacado del Gabinete de la Presidencia del Gobierno de José María Aznar, además de secretario general de la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales (FAES). Pero sus últimos cargos estuvieron ligados a su madrina, Esperanza Aguirre, con quien fue consejero en la Comunidad de Madrid: primero de Inmigración y después de Sanidad. En esta última cartera comenzó una política de privatización de hospitales, hasta que dimitió: el Tribunal Superior de Justicia de Madrid paralizó el proceso y Lasquetty se marchó a Guatemala a trabajar en la universidad.
Combate a la izquierda y a la derecha
Ahora, de vuelta a Madrid, Lasquetty ayudará a Casado en sus intentos por enamorar a los electores. “El PP ahora tiene que combatir en el espectro ideológico a su izquierda (Cs) y a su derecha (Vox). Los extremos siempre pueden ser más extremos y las elecciones en este país, demoscópicamente, se ganan en el centro”, analiza Marfil.
Con Ciudadanos pugnando por la etiqueta de partido liberal y con el fenómeno de Vox acaparando el espacio conservador, Pablo Casado está intentando encontrar el espacio de su nuevo partido —movilizando, entre otras estrategias, al voto rural—. Y Lasquetty es opción segura para ayudar al presidente antes de la gran fecha: la Convención Nacional que se celebrará del 18 al 20 de enero y en la que se sentarán las bases del nuevo PP.
La receta de Casado, de momento, parece surtir efecto: con Andalucía en el retrovisor y la posibilidad cada vez más real de que Juanma Moreno Bonilla sea presidente de la Junta, la “defensa de la libertad individual” y “la unidad de España” retrotraen a épocas de gloria. Está por ver si en el resto del país compran esta refundada papeleta.