Un día con Valcárcel en la Eurocámara: "Europa es libertad, no populismo de payasos"
- El vicepresidente del Parlamento Europeo pasa con EL ESPAÑOL su jornada laboral horas después del atentado de Estrasburgo.
- Critica a los eurodiputados que arremeten contra la UE tras el ataque terrorista: "Es indignante que algunos usen a los muertos".
- Ocho horas confinado con Tajani en la Eurocámara de Estrasburgo: "La democracia sigue trabajando".
Es la mañana siguiente al atentado contra el mercado navideño de Estrasburgo. Tres cadáveres y 12 heridos han enfriado la celebración de las fiestas y del último pleno del año en el Parlamento Europeo. Precisamente en esa trágica noche del martes, el Partido Popular Europeo celebraba su cena de Navidad.
Confinados en el restaurante unos, atrapados en las calles cerradas por la Policía otros, la velada de alegría se convirtió en una angustia compartida. Llamadas para confirmar que todo bien, mensajes no contestados que inquietan, miedo porque hay un terrorista suelto. La ciudad símbolo de la reconciliación francoalemana y, por ende, de la unidad de Europa ha sido atacada.
Pero esta mañana de miércoles 12 de diciembre, el vicepresidente del Parlamento Europeo Ramón Luis Valcárcel ha llegado pronto a la sede de la Eurocámara, en un barrio donde también se ubican el Tribunal de Derechos Humanos y el Consejo de Europa. Estamos al norte de la capital alsaciana, muy cerca del paso a territorio alemán y a sólo tres kilómetros de la place Kléber, donde Chérif Chekatt desenfundó y abrió fuego indiscriminado poco más de 12 horas antes.
Si la sesión parlamentaria había continuado sus trabajos "porque la democracia no bajará la cabeza", en palabras del presidente Antonio Tajani, el bloqueo de calles y los controles reforzados de seguridad no han retrasado a Valcárcel en llegar al trabajo y atender sus obligaciones.
Hay sesión plenaria desde las 10.00 horas. En realidad, empezaba 60 minutos antes, con el debate sobre el brexit, pero la suspensión de las votaciones en Westminster han hecho inútil ese punto del orden del día. "Se hallará una solución", comenta el político español tras saludar al periodista, "Europa siempre la encuentra".
Un apasionado
Valcárcel es un apasionado de esto, del proyecto europeo. Presidió la Región de Murcia durante casi 19 años y, sin mirar atrás, hubo un día en que dio el paso que llevaba tiempo deseando: "Aquí discutimos duro, peleamos fuerte, y acordamos todo", repite orgulloso.
¿Y lo de no mirar atrás? "Pues mira, yo paseo mucho con Charo, mi mujer, y un día pasamos en Murcia por delante del Palacio de San Esteban, la sede de la Presidencia, y ni me di cuenta".
-Hombre, cuenta sí se daría, si me lo está contando...
-No, lo que pasó es que el guardia de la puerta me llamó la atención: "Don Ramón Luis, ¿que ya ni saluda o qué?" Caray, qué vergüenza, pero es que es así, soy así, miro adelante.
Mirar adelante era mirar a Europa, y así le pasaba en las últimas legislaturas en las que se presentó en Murcia. De hecho, dio un saltito a medias presidiendo el Comité de las Regiones de la UE en sus dos últimos años como presidente murciano, de 2012 a 214.
Sin arrepentirse de lo hecho, pero sin esconder su verdad, aclara que no lo dejaba porque no se lo permitían. "El partido me decía, '¿cómo vas a dejarlo si cada vez está mejor la región y la gente te quiere más?'...". Bueno, y por asegurar la plaza con sus votos, le interrumpimos. Pero no responde, sólo mira con ojos pícaros. "Y la gente me paraba por la calle..."
Luego explica que él había heredado una región en quiebra, sin industria, sin agua y contaminada hasta el subsuelo. "El río Segura era una cloaca, yo vivía cerca y no se podía ni abrir las ventanas de casa". Y que nada más llegar se sentó con sindicatos, asociaciones y oposición a decirles que la política es hacer cosas, no pelear ideologías: "Cuento con vosotros, vamos a trabajar".
Se construyeron más de 100 depuradoras -"no había ni una"-, se arregló lo de los astilleros de Cartagena, se regó el campo... En las últimas elecciones con Valcárcel al frente, el PP sacó 32 de los 44 escaños del Parlamento murciano, más del 58% de votos -el más votado de España-, pero él se bajó a mitad de camino para ir a Europa. "Y lo hice pidiendo perdón, porque me equivoqué fuerte con lo del ladrillo", apunta.
Un modelo productivo en Europa
Es una conversación recurrente en este expresidente regional y ahora vicepresidente europeo: la "generación perdida" de todos aquéllos que dejaron los estudios por "los 2.000 o 3.000 euros al mes que les daban en la construcción". Cuando pinchó la burbuja... "Algunos nos dimos entonces cuenta del tiempo que habíamos perdido, de lo ciegos que estuvimos por no buscar un modelo productivo de verdad". ¿Arrepentido? "Triste, muchos jóvenes se quedaron por el camino", dice apurando un café.
Y a eso se dedica ahora, a buscar un modelo productivo, o a "poner las herramientas" desde Bruselas y Estrasburgo, sedes de la Eurocámara.
La conversación, en calma, ha durado un ratito en su despacho. En realidad, la calma ha sido por su empeño: su jefe de gabinete y su responsable de prensa nos han interrumpido en no menos de cuatro ocasiones con asuntos urgentes. Todos han tenido que esperar. "Ahora lo atiendo, que no se cae el mundo..."
Y sí, luego atiende a las cuatro urgencias: una llamada de un compañero de partido que piensa votar distinto, un repaso a los datos de la reunión que viene, una revisión de la agenda para la tarde, y un visto bueno a una nota de prensa. En 10 minutos lo ha hecho todo y ha llamado a su mujer: "Charo, salgo no mucho más allá de las ocho, que me toca presidir el pleno un par de horas".
Valcárcel no ha comido, ni podrá hacerlo hasta que se reúna con su esposa. La sesión de votación previa a este parón, que ya había empezado tarde, se ha alargado más de lo normal. Estaba previsto que a las 12.00 se entregara el Premio Sajárov a Oleg Sentsov -cineasta ucraniano que permanece preso político en Rusia-, pero el debate con el presidente chipriota, Nicos Anastasiadis, que comenzó a las 10.00 horas, se ha prolongado mucho.
"Derechos humanos, libertad y acuerdo"
Después del Sajárov, y antes de la sesión de votaciones, ha sido aún peor: populistas de cada signo y matiz, entre pataleos, gritos y oportunistas exhibiciones de chalecos amarillos, han removido los cadáveres de la noche anterior para montar un show eurófobo que ha avergonzado a la Cámara, provocado abucheos y un enorme enojo del presidente Tajani. "Yo les he llamado payasos, es indignante lo que han hecho", explica enfadado.
Inmediatamente, pide una grapadora para colgar en su despacho el cartel de #FreeOlegSentsov con el que se ha decorado cada escaño minutos antes: "Europa es esto, derechos humanos y libertad; no el populismo de payasos".
Total, que son pasadas las 15.00 horas cuando el vicepresidente de la Cámara ha de salir corriendo por los pasillos, bajar y subir ascensores entre las laberínticas alas de estos edificios, para acudir una negociación entre grupos políticos. Un "shadow" en el argot.
273.000 millones de euros sobre la mesa
Mientras trata de seguir ejerciendo de anfitrión con el reportero, su jefe de gabinete intenta recordar cada uno de los puntos que se van a negociar. Son detalles entre los detalles escondidos dentro de unos pocos folios que forman parte de un proyecto que ocupa alrededor de 1.000 hojas de papel.
No es poca cosa, se trata de fondos regionales por valor de 273.000 millones de euros. Traducido en puestos de trabajo para los próximos siete años, unos 420.000 empleos... Es decir que esas pequeñas notas comentadas a la carrera deciden el destino de unos 10.000 millones de euros.
Es igual, porque es sólo un repaso. Valcárcel tiene muy claro lo que quiere y sólo atiende para refrescarse la mente. Saliendo del último ascensor le aclara al jefe de gabinete tres puntos como el que ha repasado un examen en común a última hora y, antes de entrar en clase, ensaya las respuestas.
La negociación del texto para el reparto de esos fondos FEDER se presentaba "sucia", según nos cuenta el político murciano, en un aparte con sonrisa socarrona. ¿Por qué "sucia"? "Bueno, teníamos un texto pactado con el ponente, un socialista con el que se trabaja muy bien. Y ahora los de ALDE [liberales] han colado a última hora unas enmiendas... y el ponente parece que las quiere aceptar", explica el vicepresidente. "Y no. Ya verás que no. Esto se queda limpio como la patena". Es decir, como estaba.
La fina ironía
Hemos llegado un poco tarde al meeting. Y luego habrá que levantarlo corriendo, porque a las 17.00 hay votaciones y además alguien ha reservado la sala para las 16.30. En la sala hay representantes de todos los grupos, asesores personales y de partido -éstos con los tacos enormes de folios-, y desde Bruselas, por videoconferencia, más asesores sentados en nombre de más parlamentarios ausentes.
Sorprende ver a todo un vicepresidente de la Eurocámara dejándose las uñas por quítame allá un sustantivo, o no me cueles ese adjetivo. Pero la experiencia de unas cuantas décadas le da ventaja a Valcárcel en este mercadeo de matices que abren o cierran grifos de agua y empleo a muchos kilómetros de las moquetas de este edificio.
A mitad de reunión se da la vuelta y, como el actor que hace un aparte con el público en el teatro, comenta al reportero: "Eso es mentira... qué tío, ¡esa enmienda se la acaba de inventar, no existe!". Y ya con el micro en alto, muestra su famosa ironía: "Con todo respeto, me parece surrealista este tramo de discusión... Se plantea una enmienda que no existe como si fuera que sí existiera; y además sobre algo que ustedes ya habían acordado... Así que déjenme que les diga que muestro humildemente mi ignorancia del porqué. En mi país esto se llama marear la perdiz". En las peceras que nos rodean, los traductores tratan de acertar con el traslado al alemán, italiano, inglés o francés de la expresión que ha cerrado su intervención.
La sesión se levanta y, efectivamente, todo ha quedado "como la patena", lo augurado por el vicepresidente Valcárcel. A la salida comenta las interioridades del trabajo en el Europarlamento. "Aquí se negocia de izquierda a derecha con los partidos, de arriba abajo con la Comisión y el Consejo, y en oblicuo con tu propio grupo... porque, al fin y al cabo, venimos de países distintos y cada uno tiene que defender intereses nacionales también".
Eso aclara un poco de por qué se les llama "burócratas", ¿no? "Bueno, vamos lentos, y al final nadie puede considerarse padre de nada de lo que sale de aquí, pero siempre es mejor el informe o la legislación aprobada en pleno que el texto inicial", aclara. "Europa es esto".
Queda trabajo por hacer
Son las 17.05 y los ujieres, que visten una levita parecida al chaqué, urgen a Valcárcel a que entre al hemiciclo porque empiezan las votaciones de la tarde. Serán más de tres horas seguidas dentro del salón de plenos, primero tomando decisiones y motivando posiciones, luego presidiendo dos horas un pleno en el que se presentarán documentos sobre la Agencia Espacial Europea, la creación de una agenda digital para el periodo 2021-2027 o el informe del Defensor del Pueblo Europeo del último año.
Al final, no sale del hemiciclo hasta bien pasadas las 20.00 horas. ¿Repetirá en la próxima legislatura? "Hombre, si de mí depende, sin duda...". El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, aún no ha tomado decisiones, al menos no oficialmente.
En el ambiente corre que habrá al menos dos baluartes seguros en lo más alto de la lista: Esteban González Pons, "en una posición magnífica para liderar el Grupo Popular Europeo" -explica guiñando un ojo- y él mismo, aunque de eso habla menos... y aprovecha un abrazo corriendo entre pasillos con un eurodiputado de otro grupo para cambiar de tercio. Eso sí, se delata al estrechar la mano al periodista en señal de despedida: "Muchas gracias, ha sido un placer, nos vemos el año que viene por aquí". ¿Seguro? "Estás invitado, claro".
Charo espera en el centro de Estrasburgo. La Policía francesa aún no ha cazado al terrorista, pero la vida sigue. Unas compras navideñas, o una cena en la isla de la Petite France, junto a la Catedral... o ambas cosas. Y mañana, el último pleno del año.