Los guardias lo pararon en la puerta. El cardenal Antonio Cañizares quiso hacer una visita a Eduardo Zaplana en Nochebuena, pero no pudo entrar. El exministro está ingresado en el Hospital La Fe de Valencia tras un empeoramiento de los síntomas de la leucemia que sufre, pero la juez que lleva su caso ya ha inquirido a los médicos que hagan lo posible para poder volver a llevarlo a prisión. Todo a pesar de que el jefe de servicio de Hematología de La Fe, Guillermo Sanz, le remitió un informe en el que auguraba un desenlace fatal para el enfermo en caso de que volviera a ser encarcelado.
El también ex presidente de la Generalitat Valenciana no ha podido recibir ninguna visita durante los días que lleva ingresado en el centro hospitalario, ni en Nochebuena ni en Navidad, según informa El Periódico de Aquí. Los dos agentes de la Policía Nacional cumplen las órdenes de la juez Isabel Rodríguez, instructora del caso Erial. Así, impidieron el paso al cardenal Cañizares, quien se presentó sin previo aviso en la la Unidad de Trasplante Hematopoyético, e incluso al capellán del centro hospitalario de Malilla, que visita a los enfermos para confesarlos o darles la comunión.
El jefe de servicio de Hematología de La Fe, Guillermo Sanz, envió un escrito a la jueza instructora de la operación Erial el pasado 21 de noviembre en el que advertía de un riesgo infeccioso similar al de un niño burbuja, con peligro de muerte, que obliga a "una atención hospitalaria inmediata para no comprometer su vida".
El texto remitido a la magistrada aclaraba que el mal asociado a su leucemia que padece Zaplana, similar al del rechazo de un órgano en un trasplante, es "una bomba de relojería" y que puede "sobrevenirle la muerte de forma súbita e inesperada". El facultativo también insistía al juzgado en que haber trasladado al exministro desde la prisión de Picassent a La Fe fue una "necesidad". De hecho, el jefe de la unidad explicaba que reclamó a la esposa de Zapalana para que "ejerciera sobre él la influencia que fuera precisa para que aceptase tal ingreso", dado que lo consideraba, "como consta en informe médico de 12 de diciembre de 2018, como necesario e imprescindible para tratar de garantizar su salud".
Ninguna de las peticiones han hecho mella en la decisión de la instructora del caso. Tampoco el comunicado que recientemente emitió el propio político, publicado por EL ESPAÑOL, en el que se preguntaba "cuánto tiempo" tenía que permanecer en prisión "para no destruir pruebas". Zaplana se reclamaba "inocente" de los cargos que se le imputan "por el convencimiento absoluto de no ser responsable de los hechos de los que se me acusa en el Auto judicial" que produjo su detención. "Puedo afirmar que jamás cobré comisión alguna por unas adjudicaciones públicas y jamás distraje una peseta o un euro de las administraciones públicas a las que serví y de cuya labor me siento muy orgulloso".
El exministro pensaba hacer público el documento el día 23 de diciembre, pero finalmente su esposa, depositaria del mismo, se adelantó porque tampoco ella pudo verlo en una visita al hospital: "Nadie nos ha explicado por qué ni con qué fundamento, pero lo cierto es que está, no solo privado de libertad sino, además, incomunicado".
De hecho, según explica El Periódico de Aquí, tampoco los agentes se atrevieron dejar paso a la habitación de Zaplana a los voluntarios de la Asociación de Enfermos con Leucemia (ASLEUVAL), que fueron repartiendo regalos a todas las personas trasplantadas de leucemia que ingresadas estos días de Navidad en La Fe.