Hace tan sólo seis meses que la por entonces secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, bendijo la candidatura de Pablo Casado en la ronda final de las primarias. Se había quedado sin revólver en su duelo frente a Soraya Sáenz de Santamaría, así que se encomendó a aquel joven diputado por Ávila. Era la solución idónea, dada la situación: integración de los suyos en la nueva Ejecutiva y la derrota de su enemiga acérrima. Hasta que llegaron los audios del excomisario Villarejo.
Corría el pasado mes de noviembre y Cospedal se quedó sola. Primero renunció a su cargo orgánico; horas después, a su acta de diputada. Todo bajo la alargada sombra del ya presidente popular. Se produjo una encrucijada: la expresidenta de Castilla-La Mancha debía caer para que Casado saliera reforzado del envite. Y, desde entonces, todo se rompió.
Fuentes cercanas a María Dolores de Cospedal y miembros de su antiguo equipo, que continúa en activo, afirman a este periódico que “no se reconocen” en este PP. La frialdad y el distanciamiento de los actuales cuadros dirigentes respecto de la que fue número dos del partido es total.
"Partido en manos de gente sin profesión"
“Este partido ha caído en manos de los antiguos miembros de Nuevas Generaciones, gente sin profesión ajena al cargo, únicamente profesionales de partido”, indican las mencionadas fuentes. “El partido de Cospedal, su partido, no dejaba abandonada a la gente, a los suyos”.
Con la asunción de un discurso más conservador y con el fantasma de Vox condicionando las decisiones orgánicas, los fieles a Cospedal se encuentran fuera de lugar en un partido que se encuentra en el punto álgido de su rearme ideológico. Este próximo fin de semana el Partido Popular celebrará su Convención nacional en la que se habrán de marcar las líneas maestras del próximo programa electoral.
El PP de la era Casado se definirá formalmente entonces. La disyuntiva en la que se encuentra ahora es aceptar qué parte del discurso de Vox le conviene hacer suyo para retener a sus electores más conservadores y qué espacio del centro político puede abarcar para evitar una fuga de votos a Ciudadanos.
Un partido liberal
Con los vientos de cola de la toma de posesión de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía, con un pacto a tres pero un gobierno a dos, los populares habrán de reinventarse. Deberán hacerlo de manera coordinada, puesto que en la Convención concurrirán todos los barones y candidatos en bloque, con el abanico de matices que conlleva. Desde Borja Sémper o Alberto Núñez Feijóo a Isabel Díaz Ayuso.
La idea es enarbolar el estandarte del liberalismo. Liderarán ese empeño los miembros más destacados de la actual Ejecutiva del PP —habrá intervenciones a cargo de Teodoro García Egea o Javier Maroto, pasando por Dolors Montserrat o Marta González—. También tomarán la palabra los expresidentes del Gobierno Mariano Rajoy y José María Aznar, pero en días distintos.
Pero no serán los únicos. Representantes civiles independientes como el premio Nobel Mario Vargas Llosa, los economistas Daniel Lacalle, Carlos Rodríguez-Braun y Lorenzo Bernaldo de Quirós ayudarán a definir el espacio ideológico que pretende abrazar y liderar el Partido Popular. Estarán presentes, igualmente, el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani y Manfred Weber, el candidato de los populares europeos a la Presidencia de la Comisión.