Albert Rivera ya ha confeccionado su estrategia para las elecciones autonómicas y municipales de mayo: ensanchar el centro. En esa pugna por un espacio inexistente desde la desaparición de UCD y la irrupción de los naranjas, el candidato liberal mira más a su izquierda que a su derecha fruto de la "deriva" del presidente del Gobierno. "Sánchez comete un error histórico al considerarnos su enemigo", ha aseverado en Pamplona, durante el cónclave nacional de las juventudes de su partido.
El lema es un claro guiño a los votantes desencantados del PSOE, un colectivo que ha sostenido en gran parte el crecimiento de Ciudadanos en Andalucía. Rivera disfruta de un valioso respaldo para esta tarea: el apoyo de algunos socialistas históricos, como Paco Vázquez o César Antonio Molina. Además, en clave constitucional, el mensaje de Felipe González o Alfonso Guerra se parece más al suyo que al del ahora secretario general.
"Señor Sánchez, ¿va a apoyar a los constitucionalistas o va a traicionarlos?", ha insistido Rivera. Para no descuidar el flanco derecho, también ha acusado a Casado de lanzarse a la "copia del extremo", en clara referencia a Vox. El discurso de Rivera ha sido el epílogo a un mensaje que lanzó este viernes en Madrid: "Las elecciones de mayo serán un plebiscito contra Sánchez".
A día de hoy, Rivera concibe que el líder socialista "ha volado todos los puentes con el constitucionalismo". De ahí que el candidato liberal descarte cualquier pacto con el Sánchez actual. Es importante el adjetivo porque, aunque no haya sintonía personal, el presidente de Ciudadanos -según fuentes del partido- no daría un portazo a Sánchez si volviera a avenirse a los postulados constitucionales. Algo que ya ocurrió con el Pacto del Abrazo.
En cualquier caso, Rivera ha reivindicado a Ciudadanos como el voto útil para combatir al nacionalismo y el populismo: "Hemos sido los liberales quienes hemos dado esa batalla a lo largo de la Historia". Doscientos años después de Cádiz, ha argüido, "hemos vuelto".
El candidato naranja ha definido su proyecto como "patriotismo constitucional" y, a continuación, en línea con lo que suele exponer Vargas Llosa, ha trazado los matices que lo diferencian del nacionalismo: "Nuestro amor por la tierra no sustituye símbolos, no impone lenguas ni inventa identidades".
Rivera ha tratado de otorgar a su mensaje un simbolismo particular. Ha hablado en Navarra, donde no disponen de representación parlamentaria. Tanto Pamplona como la Comunidad Foral están gobernadas por fuerzas nacionalistas. Con las encuestas bajo el brazo, el líder liberal ha confiado en ser la bisagra que haga "triunfar al constitucionalismo".