En el barrio de La Latina, a orillas del teatro donde Pedro Sánchez iba a presentar a su admirado "Pepu", un grupo de músicos homenajeaba a Los Rodríguez: "Quiero saber que la vida contigo no va a terminar". Algo así debió de cantarle el presidente del Gobierno al exseleccionador nacional de baloncesto para convencerle. Pilotará un PSOE sumido en la irrelevancia: las encuestas lo catalogan como quinto partido en liza.
Como "Pepu" todavía tiene que pasar el filtro de las primarias, el aparato -que fingió no serlo durante un par de horas- se vio obligado a elegir una partitura que no fuera el himno del partido. Se abrieron las puertas y los altavoces tronaron: "No vine aquí para hacer amigos...". La voz de Loquillo abrió paso a "Pedro" y "Pepu" -en los mítines socialistas los apellidos se dejan a un lado, técnica perfeccionada por "Felipe" y "Alfonso"-.
Así fue presentado Pepu Hernández. Un candidato "feo, fuerte y formal" para resucitar al PSOE en Madrid. "Feo" porque ha encontrado resistencia en un sector de la militancia que habla de "dedazo"; "fuerte" porque ganó un Mundial y exhibe maneras, "formal" porque no dará demasiados quebraderos de cabeza a Sánchez. No fue casualidad. Para concluir el acto todos subieron al escenario a bailar... la misma canción.
Tomás Gómez, Antonio Miguel Carmona, Sara Hernández, Purificación Causapié... Toda una ristra de nombres que ha orbitado en torno a la cúspide del poder socialista madrileño. Ninguno con éxito. Un hueco que Manuela Carmena, a veces más del PSOE que el propio PSOE, ha sabido aprovechar. De ahí que el presidente del Gobierno convirtiera el "debut" de Pepu en una cruzada contra la alcaldesa. Con las elecciones de mayo a la vuelta de la esquina, los socialistas ya trabajan para abrir un abismo con el Ejecutivo que hicieron posible.
Para dar pátina de credibilidad a esa estrategia, Sánchez ha colocado al lado de Pepu a Mar Espinar, la edil socialista que más ha criticado a Carmena en la presente legislatura. En una suerte de "greatest hits", Espinar compendió así una definición de la alcaldesa: "Es una mujer cerril que no quiere cambiar el mundo, sino que el mundo se adapte a ella". Luego asestó un golpe a "sus magdalenas y su postureo progre". Con el terreno abonado, Sánchez culminó: "No ha sabido gobernar".
El propio Pepu también se estrenó en el barro político, aunque de forma sibilina, perfil Carmena: "Si no gano, me quedaré a colaborar toda la legislatura". Una estocada inequívoca a la alcaldesa, que hace tiempo confirmó su intención de marcharse en caso de pasar a la oposición.
Socialista sin carné
Sánchez logró que un "recién operado" Juan Barranco asistiera al teatro. Desde que éste dejara la alcaldía de Madrid en 1989, ningún otro socialista ha enarbolado la vara de mando. Pero el tique Pepu-Gabilondo -Sánchez dixit- es el "mejor tándem" que ha tenido el PSOE. El único plenamente masculino entre todos los que competirán en mayo. Enfrente estarán Begoña Villacís, Manuela Carmena, Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio. Consciente de esa circunstancia, Pepu se declaró "cómplice del feminismo" y "harto del machismo".
"A Pepu le atacan incluso antes de que haya hablado. Lo hacen porque va a ganar las elecciones"", clamó Sánchez. Una referencia velada a la archimencionada "sociedad interpuesta" del entrenador. También un pronóstico que suscita la risa irónica de sus adversarios.
Pepu no estuvo en ninguna quiniela. Se habló de Cristina Narbona, del rechazo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Sánchez se lo pidió directamente. El presidente del Gobierno conoció a su apuesta cuando tenía catorce años, en La Nevera, la cancha de los Estudiantes: "Todos queríamos que Pepu nos entrenara".
Ahora es él quien entrena a Pepu. El secretario general del PSOE reitera que las primarias serán "limpias y transparentes", pero también que no renunciará a explicitar su preferencia.
En 2008, Pepu exteriorizó una opinión delicada. Veía con más reflejos a Rajoy que a Zapatero. Un vídeo que se encargó de rescatar el Partido Popular la semana pasada. "No tengo carné, pero soy socialista de corazón y pensamiento", despejó el entrenador a mitad de mitin.
"Mi compromiso es contigo, Pedro...". Antes de que acabara esa frase una señora le espetó desde su butaca: "¿Cómo?". "Y con los militantes", terminó Pepu. Algo parecido le ocurrió a Sánchez, que inició así su intervención: "Un momento tan di...". "Tan importante", corrigió a tiempo. Pero sí, Pepu lo tiene difícil.