"¡Presidente, presidente!". La resonancia del salón del Hotel AC Barcelona Fòrum era ciertamente ensordecedora. Albert Rivera recibía con una sonrisa los gritos que le quieren en la Moncloa y el líder de Ciudadanos, quien confirmó que se presentará a las primarias de su partido para aspirar a esa presidencia del Gobierno, tiene clara fórmula: diferenciarse del Partido Popular y, sobre todo, señalar a Pedro Sánchez como el gran enemigo de la España constitucional que pelea cada día en Cataluña contra el separatismo.
"Tenemos dos problemas: el separatismo y un aliado del separatismo en la Moncloa". La última encuesta de SocioMétrica publicada por EL ESPAÑOL sitúa a Pedro Sánchez como ganador de las elecciones, y aunque no conseguiría gobernar de acuerdo a esos datos, el aún presidente del Gobierno sigue siendo el rival a batir. Por eso al hombre que ha pactado "desde el Gobierno de España con quien llama 'bestias taradas' a los de tu país", según decía Inés Arrimadas al principio del acto, "hay que echarlo", porque "se ha convertido en el gran dinamitador de los acuerdos constitucionalistas", ya en palabras de Rivera.
El líder de Ciudadanos, barcelonés, catalán y español, recordó a Sánchez que en política hay que "respetar las reglas del juego" porque "no se puede gobernar un país con quien quiere romper ese país", señalando a los demás, como hicieron con la formación naranja cuando fueron a Alsasua: "El PSOE nos llegó a llamar 'perros' por ir con las víctimas del terrorismo y allí, en algún lugar, estaba el Carnicero de Mondragón. ¿A ver si ahora Ciudadanos y Fernando Savater vamos a ser los malos y el Carnicero de Mondragón va a ser de los buenos?".
Y Rivera fue más allá: "No voy a permitir que se llame facha a quien defiende la Constitución. Sánchez ha intentado volver a las trincheras, pero aquí no se va a insultar nunca más a quien lleve la bandera de su país o lo símbolos de su país. ¡Basta de pedir perdón por ser españoles!". Una soflama que Ciudadanos quiere convertir en eje principal de su campaña: "Os propongo que recuperemos la autoestima como país. Más patriotismo civil y menos separatismo". Y apostilló: "Que nos sigan llamando fachas, que les va a ir genial en las urnas. Como en Andalucía".
Diferenciarse de Casado
El otro caballo de batalla de la campaña electoral pasará por conseguir diferenciarse del PP, marcar distancias con Pablo Casado, con lo que también el líder popular se convirtió en objetivo de las críticas naranjas. Primero de Inés Arrimadas, quien recordó como el crecimiento del separatismo no es sólo culpa de los ocho meses de gobierno de Pedro Sánchez: "Seamos justos, el PP y el PSOE nos han vendido como un botín a los nacionalistas y ahora el PP habla mucho, pero antes lo hacía desde Madrid con el PNV, con la Convergencia de Pujol...".
"A Sánchez no se le va a ganar por insultarle muchas veces. No quiero echarle insultándole. Quiero echarle con votos y con democracia". Rivera fue más directo en su referencia a Casado y a la ristra de felonías que el líder del PP achacó a Sánchez y le atacó por el lado judicial: "Quiero que los jueces escojan a los jueces porque a la Justicia hay que respetarla. Yo no quiero venganza ni impunidad. Por eso, si se condena a los golpistas, que cumplan su condena como cualquier otro ciudadano español".
Una referencia mínima al reparto de sillones en el Poder Judicial entre PP y PSOE y una muy clara a la posibilidad planteada de que Sánchez ofrezca el indulto a los 12 encausados en el juicio al procés si los ERC, PDeCAT y compañía ofrecen la suma electoral para que la aritmética vuelva a colocarle en la Moncloa, quizás la tercera gran obsesión de Rivera.
"Ya derrotamos las trincheras, superamos el 23-F, derrotamos al terrorismo y también al golpismo en Cataluña. Por eso os propongo que nos conjuremos para formar un gobierno donde los nacionalistas no pinten. Sí, lo digo abiertamente. Somos demócratas y en este país se puede pensar separatista, se puede votar separatista, sí, pero en España no se pueden dar golpes de Estado".