Cada uno por sus razones, pero todos los líderes han elegido el espacio de centro de Ciudadanos como el rival a batir en esta primera semana de precampaña electoral.
Pedro Sánchez ya había comenzado su viraje centrista alrededor de un mes antes del anuncio de adelanto electoral, una vez consumado lo que él mismo da por hecho: que ya ha fagocitado suficientemente el mensaje social de Podemos. Pablo Casado, por su parte, llama al "voto útil" siempre que puede, utilizando el sintagma para esconder su verdadera estrategia: quedar por delante de Cs como única salvación de su PP. Y Santiago Abascal, finalmente, en lugar de esconderse, se exgaera: sabe que lo que más vende entre los suyos es tirar duro contra los posibles socios más "blanditos".
Así ha transcurrido el primer día del primer fin de semana de precampaña abierta. Con un presidente apoyado en las encuestas, que le dicen que ganará pero que le falta camino para poder formar gobierno. Y que es en el caladero de la moderación en el que le toca pescar. Porque, como explicaba el sondeo de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, ya le ha arrebatado un 17,5% de votantes a Unidos Podemos y puede capitalizar las medidas -consumadas o no tras caer los Presupuestos- acordadas con los de Pablo Iglesias.
Sin embargo es sólo un 6% lo que le ha rascado a Ciudadanos, equivalente al 5,5% que los de Albert Rivera reciben de exvotantes socialistas. Por eso Sánchez empuja el naranja hacia el azul PP y el verde Vox: "Dejemos de llamar liberales a los que no son liberales", ha dicho este sábado ante sus socios de la UE, en la convención del Partido Socialista Europeo, en Madrid. Ya ni siquiera le recuerda a Rivera cuando se borró de los estatutos su herencia socialdemócrata, ahora le niega incluso la etiqueta de liberal "porque en Europa, éstos presumen de no pactar con la extrema derecha, y él blanquea a los que quieren quitarle sus derechos a las mujeres".
Casado: "No hay un bloque de tres derechas"
Debe de ser el rival más fuerte Ciudadanos, o quizá es que ocupa con firme base el espacio que antes se repartían PSOE y PP, donde se decía que se ganaban las elecciones. Y ese flujo de votantes que se le han escapado a los populares de Casado son los que quiere recuperar el líder del Partido Popular, recordando que los de Rivera son "unos inexpertos".
El caso es que esos imberbes le han arrebatado al PP un 19,9% de sus votantes desde el 26 de junio de 2016. La sangría, además, no se detiene y viene desde la izquierda naranja y desde la derecha verde. Así que, además de levantar la bandera del pacto "a la andaluza", como volvió a hacer Teodoro García Egea en Jaén, el PP se pide el puesto de fuerza hegemónica a base de reivindicar el legado de la "España salvada por el PP" de Aznar y de Rajoy. "No hay un bloque de tres derechas, somos la única alternativa", reivindicó.
De este modo, aprovechaba Casado la parte más radical de su discurso no tanto para ocupar el hueco de Vox, sino para demostrar que "el desafío es tan grave que no lo podemos dejar en manos de aquellos que no han tenido responsabilidades ni en una concejalía". Y ya, de paso, una vez subido en la ola más firme del discurso electoral, ¿qué tiene de malo robarle conceptos a Abascal? "Ya que estamos aquí, donde acabó la Reconquista", culminó su mitin Casado este sábado, "digamos que nuestra reconquista del Gobierno comienza en Granada. ¡Vamos a ganar!".
Vox sobre su ola
Pero mientras, en Madrid, la Asamblea Ordinaria anual de Vox era una fiesta con cientos en su interior, celebrando que ahora no son marginales, y que incluso por fina pueden decir que reúnen a decenas de mirones, que van a las inmediaciones de sus actos atraídos por el olor a triunfo.
Todo lo que haga Abascal será victoria en estas citas electorales, porque parte del cero en todas. Así que se puede permitir cabalgar su ola sin vértigos ni miedo a equivocarse y perder algo. El líder del partido más a la derecha del extremo político alimentó a su fieles con las mismas dosis de superioridad moral, matices con tintes xenófobos y jugando en casa con todo a favor.
El Teatro de Bellas Artes de Madrid rompió en aplausos ante ingenios como que "el gallo francés se ha escapado del corral" culminado con que "eso tiene al otro como pollo sin cabeza". Porque Manuel Valls no es rival, pero lo reúne todo para recibir palos: era socialista y se presenta por unos liberales; era tan francés como primer ministro y ahora quiere ser alcalde español... y es que para Vox no se puede defender la rojigualda "con los colores de su república".
Era este sábado el día en que Rivera se hacía acompañar de Arrimadas en Madrid para que ella confirmara la buena nueva tantas veces filtrada en estos días: sí, quiere ser diputada, apostarlo todo a España en el Congreso y competir por un resultado como el de las autonómicas que ayude a Ciudadanos a superar al PP. Eso le daría la iniciativa en el bloque de "las derechas" como dice Sánchez... o quizás excusa para volverse a la izquierda y ofrecerle al PSOE completar su gobierno.
Y es que la llave de Moncloa, parece ser que todos lo saben, tendrá llavero naranja. Hasta Rivera.