Gemma Nierga firma y publica un libro mano a mano con Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural, líder independentista procesado por rebelión y sedición. En todo caso, "una buena persona" que la ha "enamorado". La propuesta pasó del "no rotundo" por parte de la periodista a un "¿por qué no? ¿acaso tengo miedo al qué dirán? Entonces, tengo que hacerlo".
Y a pesar de que niega el "síndrome de Estocolmo", la presentación en la tarde de este miércoles en el Círculo de Bellas Artes de Madrid bien pudo pasar por uno de esos actos en los que "esos del 155 a tope", como dijo Antonio García Ferreras desde el escenario, habrían opinado claramente que sí, que a Nierga y los demás allí presentes "se los ha comido el personaje".
"Me lo propuso directamente Òmnium Cultural", confesó la conocida periodista, "me llamaron de parte del propio Jordi". Y el caso es que ella dijo "no", como contábamos antes. Le tenía miedo al Twitter, e incluso a que el Twitter pudiera tener razón porque ella es "empática" -lo es, al acabar el acto en persona, sin duda- y se temía que "lo duro, durísimo" que es la cárcel la mediatizara. Además de Ferreras, como presentadores participaron Pepa Bueno, excompañera de Nierga en el Hoy por Hoy de la Cadena Ser, y Jordi Évole, quien confesó que en eso del Twitter él tiene "un máster".
El presentador de Salvados, sin duda el más apaleado en las rededs sociales de los cuatro reporteros sentados ante el público, tranquilizó a la protagonista: "Hacemos demasiado caso a la grada, y en la grada los que hacen ruido son los ultras... pero no son tantos". Es más, se preguntó Évole si "con todo este ruido se podría haber llegado a los consensos del pasado, si se habría podido hacer la Constitución, aunque ahora nos pueda gustar poquísimo".
Los epítetos al personaje
Ese fue el pistoletazo de salida para una ceremonia de blanqueamiento del personaje, un señor "fascinante", "interesante", "culto", "más cercano a un republicano español que a un monárquico catalán", un tipo "que lloró cuando le pregunté por sus padres", un acusado de colaborar en un golpe a la democracia pero que en realidad "parece un poco ingenuo", "algo naïf", "convencido de que todo lo que hizo lo estaba haciendo muy bien".
Perdone el lector que no se atribuyan las descripciones de Cuixart, que bien se podría hacer, pero la realidad es que fueron compartidas por todos. Es cierto que de una presentación de un libro no se espera que haya un debate, un intercambio de ideas. Aunque en uno que es político, y en una España politizada hasta el Supremo, con cuatro periodistas con micrófono, sí se echaron en falta matices.
Pero hagamos un ejercicio de rigor y expongamos mejor lo acontecido en la sala Ramón Gómez de la Serna del bello edificio del Círculo de Bellas Artes en la tarde de este miércoles...
A Jordi Évole una de las cosas que más le han llamado la atención del volumen es que quede reflejado que Cuixart, el del megáfono con los dos pies sobre un coche de la Guardia Civil, "es monitor de esplai", como se llama en catalán a los campamentos de verano para niños. "Porque el procés ha sido como una gymkana", dijo, "y los independentistas nos la han hecho infinita, siempre hay otra ocasión para superarse". ¿Algo de hastío se podría adivinar? "No... no es una burla, tiene un mérito terrible lo que han hecho".
Y Nierga asentía: "Es cierto, ese carácter del esplai ha impregnado el procés. Y le ha acompañado a Jordi [Cuixart], porque es un hombre que desprende ingenuidad, tiene un entusiasmo y unas ganas de contagiar su energía...".
Este periodista le preguntó a la escritora, al final del acto, si de verdad no creía que le había comido el personaje, si la foto de la portada -un montaje, vaya, porque en las tres sesiones de cuatro horas que les concedieron las autoridades de la prisión en Lledoners siempre hubo un cristal y un telefonillo entre ellos- no es casi una foto real, ambos felices, ambos satisfechos, ambos posando... Ella lo negó, "de verdad que no... hombre, es muy duro lo de un año y medio en prisión preventiva".
¿Por prisión o por preventiva?
"Por preventiva sobre todo, ¿qué sentido tiene? Y te advierto que en los sucesos del 20 de septiembre yo no veo nada... ahí no hay nada". Aquel día Cuixart, junto a Jordi Sànchez, convocó a las masas y las masas fueron, y Cuixart arengó a las masas: "¡De aquí se irán cuando digamos!". Y quienes se tuvieron que ir por una azotea eran los representantes de la Justicia, una funcionaria judicial y los guardias civiles que la acompañaban a inspeccionar la Consejería de Economía de la Generalitat.
Los coches de los guardias se quedaron abajo. Y tal como quedaron, probablemente hubo que achatarrarlos.
La decepción y la carta
Nierga se sintió decepcionada "sólo en una ocasión" con su entrevistado. Cuando le preguntó por una pancarta que adornaba en los días de campaña electoral del referéndum una de las entradas a Barcelona. "Pedía el voto por el sí diciendo que era para que las abuelas tuvieran pensión, y mi hijo me preguntó si también pedían pensiones para su abuela cordobesa...". Nierga le contestó que no, que sólo para la catalana, y cuando se lo transmitió a Cuixart en uno de sus encuentros, éste le habló de las abuelas portuguesas o noruegas. "Que me saliera por el internacionalismo me pareció una tomadura de pelo, y se lo dije".
Pero tampoco hallamos aquí una censura al personaje, no. "Bueno, he de decir que al día siguiente me llegó una carta manuscrita por medio de Òmnium: era de Jordi lamentando el sentimiento de mi hijo y confesándome que no había podido dormir".
Pepa Bueno comentó la comparecencia de Cuixart ante el tribunal, este martes, en el Supremo. "Es un hombre que no tiene miedo, y por eso se colocó ante los jueces y fiscales con esa mirada limpia y valiente", dijo la presentadora de la Ser. "Y me dije 'veo al hombre sin miedo', ¿verdad?". Hubo aplausos tímidos en algún momento de la presentación, e incluso comentarios a media voz pidiendo un referéndum. Pero aquí le tocaba a Nierga contestar: "Y fíjate, Pepa, que era un niño supermiedoso que dormía en la cama entre sus padres. Pero ahora no tiene miedo a nada... me fascina el personaje... ¡porque tiene mucho que perder!".
En la sala también hubo tiempo para la esperanza en una solución, encarnada por García Ferreras, el que había mentado a "los del 155 a tope", porque en su opinión "hasta ellos saben que un día u otro tendrán que sentarse a hablar". Era una esperanza un tanto desazonada, "porque ahora me voy al Bernabéu [al Madrid-Barça de la semifinal de Copa] y sé que me llamarán independentista... son los menos, como en Barcelona me llaman botifler", comentó entre risas.
Y es que, según el jefe de Informativos de La Sexta, "en Madrid no somos capaces de entender la profundidad del desgarro" que hay en Cataluña. "Me preocupa que hay una buena parte de España que ha desconectado de esa realidad compleja de Cataluña, y hay que gestionarlo, hablarlo... habrá que hacerlo". Pero Ferreras no tuvo ni una palabra para los catalanes constitucionalistas, muchos de los cuales viven perseguidos en su propia tierra.
Hay que decir que Nierga sí las tuvo, al comentar un pasaje del libro en el que ella le pregunta a Cuixart por los dos millones de catalanes no independentistas, y discutieron a través del cristal. "Él no entendía por qué la mitad de los catalanes podían sentirse pisoteados por el procés. '¿Por qué?', me preguntó... Y yo le expliqué que me sentía apabullada, a veces entre mi familia y algunos amigos por no ir a las manifestaciones". Pero, claro, "él, muy empático, se puso en mi lugar y charlamos de ello".
Otra vez Lluch
El acto acabó con la confesión por parte de Nierga de que Cuixart la había elegido "por aquellas palabras de Ernest Lluch, las de 'ustedes que pueden dialogar, dialoguen', y porque yo no me he postulado públicamente". A lo que añadió que es responsabilidad del reo de la Justicia que haya una edición en castellano, y que el libro se haya presentado antes en Madrid que en Barcelona.
Y con unas últimas palabras a favor de la solución dialogada de Juan José Millás, desde el público, apostilladas después por Évole: "Ha entrado por aquí Carles Campuzano [diputado del PDeCAT], que se pega con los suyos diciéndoles cosas que no quieren oír", dijo, "algunos independentistas te lo dicen en privado, que la cagaron... ¡pues díganlo en público! 'Oye, os engañamos con lo de la DUI'. Es más necesario que nunca". Y acabó: "Cuixart sí estaría dispuesto a hacerlo", poniendo palabras en boca del líder de Òmnium. Ésas que no dijo el martes ante el tribunal. Ni en el libro.