Uno de joven dice cosas y luego, pasados los años, se arrepiente. Que Pablo Iglesias ha tratado siempre de ir a contracorriente no es novedad. Recordar que en sus principios en la política se abrió paso a codazos delante cuanta cámara se le quiso poner enfrente tampoco es noticia. Pero todo junto y a la vez ha hecho recordar cuando en sus primeros pasos como telepredicador de La Tuerka, el programa televisivo que sigue haciendo vía web, defendió el derecho a portar armas "como una de las bases de la democracia".
Las palabras, olvidadas en el archivo de internet desde hace siete años, han emergido cuando Santiago Abascal ha roto su silencio colocando un nuevo mensaje en lo más alto de la agenda política de precampaña.
El líder de Vox había prometido "no dar entrevistas más que a medios políticos serios" en coherencia con su exigencia de ser tratados como un partido más del panorama constitucional español. Pero reapareció en armas.es para exigir “un cambio radical urgente en la ley para que los españoles sin antecedentes y en pleno uso de sus facultades mentales puedan disponer de un arma en su casa” y “usarla en situaciones de amenaza real para su vida sin tener que enfrentarse a un infierno judicial, a penas de cárcel o incluso a indemnizaciones a los familiares de los delincuentes que les asaltaron”.
Que Santiago Abascal y Pablo Iglesias estén de acuerdo en algo sí es noticia. Para ambos líderes, que se acusan mutuamente de ser "peligrosos para la democracia", uno por "comunista bolivariano" y el otro por merecer una "alerta antifascista", no tiene sentido que "el monopolio de la violencia lo tenga el Estado".
Pero una de las personas que ha trabajado cerca de Iglesias en los últimos años asegura a este periódico que "ni siquiera entonces Iglesias debía de pensar así", apunta, "en aquella época decía muchas cosas como ésas para provocar ,para abrir debates". Según este estrecho colaborador durante algunos años en los equipos de Podemos
Y como en todo, la extrema izquierda y la derecha extrema buscan matices para diferenciarse: Abascal justifica que su licencia de armas sea extensible a cualquier "ciudadano sin antecendetes y en plena posesión de sus facultades mentales" en que pueda "defenderse", e Iglesias en que "un pueblo desarmado puede caer en la esclavitud en cualquier momento".
Podemos ha tratado de esquivar el tiro de la polémica cambiando el tema. En la mañana de este miércoles, su diputado Rafa Mayoral acusaba a Vox de "soltar ocurrencias para que se hable de ellos", y nada más, "pero que lo que deberían es no esconder que quieren favorecer a las clases privilegiadas y privatizar las pensiones". Lo mismo hizo Gloria Elizo, en su Twitter.
Pero nadie más. Ni Irene Montero ni Pablo Echenique. Y el propio interesado, a sólo tres días de su reaparición tras el permiso de paternidad, ha encontrado tiempo para tuitear sobre el cambio climático, pero sobre las armas, sus palabras o las de Abascal, nada.
El partido morado sólo se ha expresado a través de un comunicado de agencia aduciendo que Iglesias, cuando aún no tenía arrugas a sus 33 años y aún militaba en Izquierda Unida -trabajando como asesor de Cayo Lara-, "nunca defendió que en España se liberalizara la venta de armas". De hecho, el partido morado ha sido la única de las grandes formaciones nacionales que no ha criticado la propuesta de Abascal.
¿Los extremos se tocan?
El caso es que por mucho que Podemos trate de huir de su cumplimiento del refrán de que los extremos se tocan, el partido de Iglesias no ha podido evitarlo, por ejemplo, en estos cinco años que han pasado desde su eclosión en las elecciones europeas de 2014.
Sus diputados han sido señalados por votar con los populistas de derechas -italianos, polacos y el Frente Nacional de la francesa Marine Le Pen- en numerosas ocasiones en la Eurocámara. Por ejemplo, oponiéndose en diciembre de 2015 a completar la unión económica y monetaria, dar más poderes al BCE o crear una unión de mercados de capital. E incluso proponiendo que se estudie una vía legal para la “disolución ordenada de la zona euro” o al menos “mecanismos de salida unilateral".
La última vez que la Izquierda Unitaria de Unidas Podemos se abrazó a la Europa de las Naciones y las Libertades de Le Pen fue hace menos de dos meses apoyando de la mano al tirano venezolano Nicolás Maduro y rechazando el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela el pasado 30 de enero. Claro, que aquel tema tampoco se removió mucho. Iglesias estaba ya entonces tratando de huir de esa otra parte de su pasado, la bolivariana.