El día amanecía con la noticia de que uno de los cimientos principales que le quedaban a Podemos también se caía, una vez más de manera voluntaria, de nuevo de manera intempestiva y en una fecha especialmente sensible, a dos días del regreso de Pablo Iglesias de su baja de paternidad. Pablo Bustinduy, secretario de Internacional del partido morado había sido elegido con más del 70% del apoyo de las bases como líder de la candidatura a las elecciones europeas del 26 de mayo, pero abandonaba el barco sin "la entereza y las fuerzas necesarias" para cumplir su compromiso.
Inmediatamente, comenzaron las reacciones, las oficiales y las extraoficiales. El equipo de dirección de Podemos explicaba que "las presiones de Íñigo Errejón por fin han surtido efecto". Y desde el entorno del ex número dos del partido y hoy candidato de Más Madrid a la Comunidad de Madrid se señalaba al "hartazgo de Bustinduy con Iglesias y su empeño de chocar de un modo tan sectario contra Íñigo y Carmena".
Tres meses después de su retirada al chalé de Galapagar para cuidar de sus mellizos, Iglesias regresará este sábado a un partido que no se parece en nada al que dejó. Y su liderazgo aparecerá reforzado no tanto por la consolidación de la alternativa de izquierda radical que encarna su figura al frente de Podemos como por la realidad de que no va quedando nadie de todos los que lo fundaron ni uno solo de los que no sean más fieles a su persona que al proyecto.
Fuentes críticas de la formación morada han explicado a este periódico el constante goteo de salidas en los últimos tiempos: Bustinduy, Espinar, Errejón, Domènech... en lo personal; y Compromís, En Marea, Anova y una buena parte de En Comú en lo orgánico. "Podemos se deshace, es lo que hay, es un partido que se deshace por culpa de las locuras del secretario general", explican, "ya no es lo que era; es difícil seguir ahí".
"Un crack, el mejor parlamentario"
Las citadas fuentes, las oficiales y las extraoficiales, confirman que la pérdida de Bustinduy es gravísima para Podemos. "Es un crack", "el mejor parlamentario del partido de largo", "una persona discreta pero con un discurso armadísimo", "podría haberse ido haciendo ruido y ha elegido ayudar a encontrar a su sustituta"...
Fuentes cercanas a uno de los fundadores del partido incluso añaden que "Bustinduy fue cofundador y capitán del barco en el primer aterrizaje en las instituciones", es decir, en el Parlamento Europeo, en 2014. "Se ha dejado la piel y buena parte de su vida privada por Podemos, como todos los del principio".
Ahora, la cabeza de lista de Podemos a las europeas será la profesora universitaria María Eugenia Rodríguez Palop, una paracaidista dentro del partido, más allá de su afinidad ideológica: "No estaba en las primarias y es un nombramiento directamente a dedo", señalan fuentes conocedoras.
Según la versión oficial, "Bustinduy ha esperado para dar el anuncio a tener cerrado el fichaje". Y es que Podemos, que expresa su "respeto y agradecimiento" al que se va, se guardaba dos noticias de las que llegan para tapar la primera lo más posible. La llegada de Palop y el regreso de la juez Victoria Rosell a las listas por Las Palmas, tras su proceso por cohecho y prevaricación en el Supremo.
Pero la realidad es que desde la dirección la versión que se maneja es que Errejón presionaba desde hace dos meses, cuando dio su espantada, para que le siguieran sus fieles, "y entre ellos, no ha debido de dejar de llamar a Busti". Así, para Podemos se toma esta salida "como una más de las consecuencias de lo de Íñigo" y se le agradece que no haya cumplido con todas las supuestas exigencias del ex número dos, "se ha quedado al frente de Internacional, aunque el jefe le reclamaba lo contrario, y eso demuestra que es una persona íntegra".
Desde el lado errejonista no se confirma ni se desmienta que se esté ya pensando en incorporar a Pablo Bustinduy al equipo que monte el candidato de Más Madrid en su desembarco en la Asamblea regional y, quién sabe, si en el Gobierno. "Las listas ya están cerradas, pero bueno, no hay aún respuesta para eso".
El caso es que el constante goteo de salidas se atribuye desde las filas de los disidentes huidos como el síntoma de "la deriva que está teniendo el partido, la actitud cada vez más cainita de Iglesias... la cosa va cada vez peor". Uno de estos críticos explica que "una persona razonable donde las haya como Busti habrá visto que en esas condiciones era jodido seguir adelante".