Albert Rivera y sus colaboradores apenas han dedicado unos minutos a discurrir sobre el cortejo con el que algunos dirigentes del PSOE tratan de seducir a Ciudadanos. La relación -personal y política- entre Pedro Sánchez y el líder de la formación liberal es inexistente. Ni una sola reunión desde que el actual presidente del Gobierno llegara a La Moncloa. "Ellos volaron todos los puentes, no hay marcha atrás. No seremos su salvavidas", conciben en la sala de operaciones de los centristas.
José Luis Ábalos, en una entrevista con este diario, fue el primer dirigente socialista en verbalizar la estrategia de Ferraz de cara a los próximos comicios. El ministro de Fomento y número tres del PSOE confesó: "Ciudadanos es preferible a los nacionalistas para una investidura de Sánchez". Un postulado que luego secundó Adriana Lastra, mano derecha del presidente. "Nos da igual", responde un portavoz naranja.
A ojos de Rivera, algunas decisiones políticas "no permiten volver atrás". Unas palabras con las que hace referencia a las negociaciones de Sánchez con el nacionalismo. Ciudadanos acordó su veto absoluto al PSOE porque "el golpe de Estado lo cambia todo". "Nacimos precisamente para combatir posturas como las que adopta ahora el presidente del Gobierno. No es cuestión de rentabilidad, sino de principios", insiste un miembro de la Ejecutiva liberal.
Las encuestas, progresivamente, van dando cada vez más crédito matemático a la posibilidad de que Ciudadanos y PSOE sumen una mayoría suficiente para gobernar. Podría darse el caso de que esa fuera la única alternativa a que Sánchez revalidara la alianza de la moción de censura. Preguntados al respecto, los líderes naranjas restan importancia a los sondeos.
"Yo tampoco iba a ganar las elecciones en Cataluña", ironizó Inés Arrimadas en TVE. La número uno al Congreso por Barcelona, cansada de descartar la resurrección de su Pacto del Abrazo con Sánchez, zanjó: "No está escrito en la biblia ni en las cartas astrales que él deba gobernar. Nosotros vamos a salir a ganar".
Los estrategas de Ciudadanos
Por otro lado, un estratega de Ciudadanos asegura que Sánchez está "muy denostado" por "nuestros electores". De ahí que hayan jugado esa carta al todo o nada: el veto al PSOE pase lo que pase.
Un miembro del equipo de campaña de Rivera, además, desgrana la "paradoja" detectada por los dirigentes de Ciudadanos: "Cuanto más intensificamos nuestra oposición a Sánchez, más atractiva es nuestra propuesta para el votante socialista cabreado".
Algunos mandatarios del partido comentan con asombro la contundencia contra el Gobierno de los ex del PSOE fichados por Ciudadanos: "¡Son más duros que nosotros!". Véase como ejemplo lo que dijo Joan Mesquida en su última entrevista con este periódico: "Sánchez lleva flores a Azaña, pero no a los quinientos agentes asesinados por ETA".
Se trata de la primera vez en la democracia reciente que una formación de centro establece un veto preelectoral a uno de sus lados. Cuando se arroja este argumento contra la cúpula de Ciudadanos, la respuesta obtenida es la siguiente: "También es la primera vez en la historia de la democracia que se da un golpe de Estado en España y se gobierna con aquellos que lo han dado. Se llama fachas a los que dimos la cara. Se llama extrema derecha a quienes sacamos una bandera de España". "No es cuestión de números, sino de dignidad. No pactaremos con el PSOE tras las próximas elecciones", zanjan las fuentes consultadas.