Adolfo Suárez Illana (Madrid, 1964) no se viste de luces porque el toreo le impone tal respeto que no querría faltarle. El arrojo que demuestra una y otra vez cuando baja al albero —siempre como amateur— lo ha intentando volcar en la política y en una plaza de primera, como número dos del PP al Congreso por Madrid, justo detrás de Pablo Casado.
Pero la realidad es que, cada vez que deja el toreo de salón, patina. Da igual el tiempo que pase: al final, siempre es víctima de sus deslices.
Vocación política
La sombra de su padre era alargada. Pero su vocación política, también. Por eso, cuando lo reclutó Javier Arenas para el PP, allá a finales del siglo pasado, no lo dudó. Primero, en un segundo plano, mientras desarrollaba su carrera profesional como abogado. Después dio el salto a lo grande: le intentó disputar a José Bono la presidencia de Castilla-La Mancha en 2003.
Pero se estrelló. El PSOE obtuvo el mejor resultado de su historia: un 58,5%. Suárez Illana dio la espantada y ni siquiera tomó posesión del escaño. La cogida se veía venir: durante la campaña, en Povedilla (Albacete), afirmó que estaba muy contento de estar allí porque se sentía muy unido al pueblo, pues todas las chachas que había tenido eran de allí.
No sería la única cornada. En esa misma etapa, cuando en una concentración en Toledo quiso lamentar el asesinato de un guardia civil en Leiza, lo hizo con las siguientes palabras: "Lo primero que hay que trasladar es nuestra condolencia y nuestro pésame a la familia del guardia civil asesinado, que ya no podrá disfrutar de las cebollas rellenas de su querida Sama de Langreo".
Con ese historial en la memoria, a nadie ha pillado de nuevas las perlas vertidas este jueves en Onda Cero con Carlos Alsina al hablar del aborto, que le convirtieron en trending topic. Y aunque se retractó él mismo una horas después y admitió su error al hablar de la legislación que rige sobre este asunto en Nueva York, nada dijo sobre su extraña afirmación de que "los neandertales también usaban el aborto, esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza".
Un "tipo que tiene ideas"
"Adolfo es un tipo que tiene ideas y que viene del mundo profesional. Ese es su papel en la fundación: hacer papeles, contribuir a la ideología del partido", apuntan a este periódico fuentes del PP. Su mayor virtud es representar, física e intelectualmente, las mismas ideas que tenía su padre: apelar al constitucionalismo, a la moderación y a la concordia entre españoles.
Pero hay quien considera que el hijo es "más antiguo" que el padre. Más conservador. Según recuerdan, Adolfo Suárez padre, preocupado por la imagen de su hijo, llegó a telefonear a José Bono para pedirle que se comportara caballerosamente con él cuando compitieron en Castilla-La Mancha.
Número dos, de rebote
Su designación como número dos en las listas por Madrid fue una sorpresa. Nada más ganar el congreso que lo encumbró como líder, Casado decidió eligió recuperar a Suárez Illana para una nueva fundación del partido: Libertad y Concordia. Su sintonía era evidente, también con el secretario general del PP, Teodoro García Egea. Los tres comparten pasión por el mundo rural y es habitual que hagan escapadas de fin de semana, normalmente en la finca de la familia política de Suárez, casado con la hija del terrateniente y criador de toros de lidia Samuel Flores.
Dentro de Génova, se le aprecia de veras. "Adolfo representa la antítesis de Sánchez, de la confrontación, de los Otegis y Torras", comentan históricos dirigentes populares. Su nombre siempre ha sido un comodín: sonó para la Alcaldía de Madrid y para otras plazas importantes. Pero, al final, cubrió el hueco que habían dejado tanto Cayetana Álvarez de Toledo como María San Gil, las opciones preferidas de Casado para acompañarle en el ticket electoral.
Ante sendos noes, el dio el sí. Pero la campaña ni siquiera ha comenzado y se vislumbran horas y horas de mítines en el horizonte como grandes morlacos de astas afiladas. Porque son ya demasiadas cornadas. Está por ver cómo consiguen, tanto el propio Suárez como su mentor, Casado, que no le vuelva a pillar el toro.