Pedro Sánchez y su equipo sabían a lo que se enfrentaban en el primer debate electoral. En un frente, Pablo Casado. En otro, Albert Rivera. Y Pablo Iglesias entregado a la guerra de guerrillas según el momento del debate. Una trampa en toda regla de la que el actual presidente del Gobierno no ha salido especialmente bien parado. Aunque lo peor no han sido los ataques sufridos durante los 100 minutos encerrado en TVE, lo peor ha llegado después, cuando Sánchez ha hecho mutis por el foro y ha dejado a José Luis Ábalos frente a la prensa.
No eran muchos los periodistas presentes en la sede del Ente Público los que esperaban en una especie de 'zona mixta a los cuatro candidatos, pero por allí pasaro Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pablo Casado. Todos menos Pedro Sánchez. El presidente optó por ceder su posición ante el micrófono a Ábalos. El ministro de Fomento lo hizo con gusto para convertirse en parapeto del líder socialista.
"Estamos muy satisfechos de cómo ha transcurrido el debate y de la posición que ha ocupado el presidente. Ha demostrado con claridad los conocimientos de los problemas de nuestro país. Tratamos de mejorar un país desde la estima, poniendo en valor nuestras fortalezas, nuestras riquezas, sin menoscabar nuestra propia imagen. También se han incurrido en falsedades, en cifras de Seguridad Social, déficit, etcétera [...]. Casado, a mitad del debate se ha salido del grupo y Rivera ha vivido un proceso de desencaje", ha señalado el secretario de organización del PSOE.
Una forma de sustituir la reacción espontánea del candidato, la reacción en caliente, por la moviola del equipo de asesores, por la frialdad del análisis externo. De hecho, Ábalos se ha convertido rápidamente en trending topic en Twitter y varios usuarios han acusado a Sánchez de esconderse tras el debate invocando a su condición de presidente y tratando de ganar el asalto desde Ferraz.
La imagen de Sánchez no ha sido la de un candidato frente al micrófono y los periodistas, sino la del presidente que ha ignorado ese trámite -en realidad ninguno de los otros candidatos se vio en aprietos en ese momento- y se ha marchado a rodearse de sus afiliados y de su círculo más cercano para que su imagen sea la del vencedor. Algo que, probablemente, no ha sido.