Aunque el veto a Pedro Sánchez surtió efecto el pasado 28 de abril, Albert Rivera no lo ha extendido a las próximas elecciones autonómicas y municipales. Tanto él como sus compañeros de Ejecutiva emplean el "casi imposible" cuando se les pregunta por un posible pacto de cara a gobernar municipios y Comunidades.
Uno de los dirigentes con más peso en el partido utiliza esta metáfora para escenificar la estrategia con la que los liberales, salvo sorpresa, acudirán a las urnas el 26 de mayo: "La puerta está cerrada, pero no hemos echado el pestillo".
Ciudadanos sí ha ratificado el cordón al PSOE en la Asamblea de Madrid, Baleares y la Generalitat valenciana, pero ¿qué pasa con Extremadura, Aragón o Castilla La-Mancha? ¿Y qué hay de las grandes capitales? A dos días de que comience la campaña, Rivera ha preferido dejar la luz de la mesilla encendida para captar la atención de los socialistas más clásicos, a los que -en público y privado- llama "disidentes".
Madrid capital encabeza la lista de bastiones que evita un "no" apriorístico al PSOE. Begoña Villacís, alcaldable, ha reiterado en varias ocasiones que no encuentra argumentos de peso para aplicarlo. Los mandatarios de Ciudadanos que se opusieron al veto de las generales se agarran a casos como este para argumentar que, a pesar de las circunstancias, el suyo sigue siendo "un partido de centro".
Rivera ha hecho suya una frase con la que Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno en los años del rodillo socialista, suele fustigar al Ejecutivo de Sánchez: "¿Hay alguien ahí?". Con esa pregunta, el político catalán provoca a los dirigentes autonómicos del PSOE disconformes con el rumbo actual de su partido.
"Si de verdad están en desacuerdo, que alcen la voz. Mucho se habla de los barones, pero luego ninguno dice nada en público", coinciden un par de miembros de la Ejecutiva de Ciudadanos. Saben que el reto es estéril, teniendo en cuenta que la disciplina de partido -salvo caso extremo- impide que las disidencias se consumen con nombre y apellido.
Otro mandatario liberal se refiere a una cuestión "práctica" para esquivar la pregunta: "En España hay muchísimos pueblos. Sería absurdo establecer un veto en todos ellos. Cada uno tiene una realidad distinta".
¿Qué dicen los barones "disidentes"?
No obstante, el candidato de Ciudadanos mira directamente a Javier Lambán, presidente de Aragón; Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha; o Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura, cuando coloca el "casi" antes del "imposible". Todos ellos, en algún momento, han aireado sus discrepancias con Sánchez. También Javier Fernández, presidente de Asturias y cabeza de la última gestora, que no se presenta en mayo.
En las otras dos regiones gobernadas por el PSOE, Baleares (Francina Armengol) y Valencia (Ximo Puig), el "coqueteo con el nacionalismo" impide cualquier acuerdo con Albert Rivera.
Lambán define el independentismo catalán como "el cáncer de España" y llegó a conminar al Gobierno a un "combate inmisericorde" contra Torra y compañía. En una ocasión, calificó al Ejecutivo de Sánchez como "pusilánime".
En Aragón, Ciudadanos ha adelantado al Partido Popular. El PSOE, a tenor de los resultados de las generales, seguiría siendo la formación más votada. A Lambán le surgiría la oportunidad de apartar el actual apoyo de Podemos a cambio de un "sí" de los de Rivera. Y éste podría contemplar una negociación con los socialistas para restar influencia a Vox.
García-Page, líder manchego, aconsejó al Sánchez que pugnaba por liderar el PSOE "no reinventar España ni ponerla patas arriba" a cambio de "cuatro votos". Hace unos meses, quedó "perplejo" con la figura del "relator" que el presidente del Gobierno insinuó para tratar con Cataluña.
Actualmente gobierna con Podemos, lo que supone una línea roja para Ciudadanos, pero los resultados de las últimas generales abren la puerta a un Ejecutivo de los liberales junto a PP y Vox, aunque liderándolo los populares. De ahí que Rivera pudiera plantearse abrazar a Page y librar a Castilla-La Mancha de los "extremos". Entre PSOE y Cs obtendrían escaños suficientes.
El PSOE de Vara, en Extremadura, llegó a votar a favor de aplicar el artículo 155 en Cataluña. Siempre se le ha considerado uno de los diques de contención a las políticas de Sánchez. La extrapolación del 28-A al 26-M le coloca en una situación delicada. Ganaría las elecciones, pero necesitaría a Rivera para mantener su condición de presidente. Ciudadanos, PP y Vox, por su parte, están a punto de conseguir números suficientes para desbancarle.