José Luis Martínez-Almeida (Madrid, 1975) no para quieto ni siquiera los domingos por la tarde. Cuando ya se encuentra en los últimos días de campaña electoral, que le podrían encumbrar como alcalde de la capital de España, enlaza un compromiso con otro, pasando de una conexión televisiva a atender alguna reunión. Lo hace con sorna, sin perder la sonrisa, aunque ya comienza a asomar el cansancio. "No he parado desde la designación", suspira. Sobre todo, porque sabe que tampoco va a poder descansar en verano.
Este abogado del Estado, portavoz del PP de Madrid en el Ayuntamiento desde hace dos años, es el último aguirrista. Se ha quedado solo tras las dimisiones de los históricos Henríquez de Luna y Martínez Vidal, autor del logo de los populares, que se refugiaron en Vox.
Martínez-Almeida ya tenía un nombre en el Palacio de Cibeles, al protagonizar durante la pasada legislatura algunas de las intervenciones más encendidas del PP en el consistorio, mano a mano con Percival Manglano. Pero se relaja jugando al golf —sus conocidos apuntan a un handicap 4, una calificación lejos del amateurismo básico—, aunque no parece que haya encontrado hueco en los últimos días.
¿Cuánto pesa ser el sucesor de Esperanza Aguirre?
Creo que ya tengo marca propia y que podemos resumirla en Almeida. Es cierto que fui el sucesor como portavoz de Esperanza Aguirre, pero yo creo que después de dos años de portavoz y, siendo el candidato, lo podemos dejar en Almeida.
Críticos desde dentro del partido mostraron su sorpresa con su designación como candidato, puesto que esperaban “gente con más peso”. ¿Cómo es la salud actual del PP de Madrid?
Creo que es buena. Hemos pasado la legislatura complicada una legislatura difícil. A nadie se le escapan las circunstancias por las que esto es así y sin embargo el partido ha resistido. El partido está unido y el partido solo tiene la vista puesta en las elecciones del domingo. Tenemos que revalidar el Gobierno de la Comunidad y recuperar el gobierno del Ayuntamiento. Yo creo que eso, en este momento, es el objetivo que todos tenemos y puedo garantizar que no hay disensiones internas.
¿Es el candidato más desconocido a la alcaldía?
No sabría decirlo. Sí sé que tengo un nivel de conocimiento más que aceptable, más que razonable que se sitúa ya en el entorno del 70% y que por tanto hemos hecho un esfuerzo muy importante porque nadie puede negar que en aquel momento no era un candidato excesivamente conocido. Hemos trabajado mucho la calle, los madrileños y los medios de comunicación. Si soy el menos conocido de los cinco pues en este momento no sé pero no sabría decirlo.
Compitió con Íñigo Henríquez de Luna por la portavocía en el Ayuntamiento y ahora él está en Vox. ¿Fue un error no contar con él para esta etapa? Henríquez de Luna adujo que se buscaban “listas muy afines, rodearse de gente que no rechiste”.
Las listas se tienen que renovar, creo que es una pena la forma en la que se ha producido la salida de Íñigo Henríquez de Luna. Yo creo que podría ser que ni nosotros ni él tampoco estuviéramos demasiado acertados y respeto la decisión de que se haya ido a otro partido.
Me inquieta que siga gobernando la izquierda radical en la ciudad de Madrid
Una de las grandes gestas del PP fue el llamado “Pacto a la Andaluza” y es la opción favorita en sus filas. ¿Le inquieta que la bisagra sea un partido que ha propuesto sacar el Orgullo de Madrid, que dice que las mujeres pueden cortarse el pelo y las uñas, pero no abortar?
Lo que me inquieta es que siga gobernando la izquierda radical en la ciudad de Madrid y eso es lo que me tiene preocupado. Quienes hemos estado estos cuatro años en el Ayuntamiento de Madrid hemos visto actuaciones vergonzantes por parte de este equipo de gobierno, tanto en apoyo al independentismo catalán, en apoyo a determinadas causas que eran ilegales, en apoyo a delincuentes convictos y, por tanto, en el apoyo a causas y personas que, desde luego, no concilian demasiado con los valores constitucionales. No estoy inquieto porque los ciudadanos de Madrid pidan un cambio, porque lo van a pedir con fundamento en el programa del Partido Popular. Estoy convencido de que tendremos una mayoría amplia dentro de ese segmento del centroderecha y, desde ahí, seremos nosotros los que determinemos las bases y los principios sobre los cuales se debe regir un eventual pacto. Desde luego no está entre mis planes que el Orgullo Gay se vaya a la Casa de Campo.
¿Ofrecería a Vox entrar en el Gobierno municipal si necesita su apoyo para gobernar?
Esa es una hipótesis y una conjetura que tendremos que ver en todo caso después de las elecciones. Es aventurado. El Partido Popular y Ciudadanos somos los que hemos estado estos cuatro años en la oposición. Somos los que mejor conocemos las tripas del Ayuntamiento, especialmente el PP. Ese es el punto de partida desde el que hablar de otros posibles acuerdos.
¿Cómo está viendo el pulso de la calle?
Con ilusión. Es cierto que tuvimos un mal resultado electoral el 28-A y eso nadie lo puede negar. Pero este 26 de mayo tenemos la oportunidad de darle la vuelta al partido, porque Pedro Sánchez va a seguir cuatro años en la Moncloa. Van a ser una travesía del desierto estos cuatro años de Sánchez. Pero, al menos, podremos establecer un modelo político distinto y ser la alternativa de la izquierda. Un contrapeso al gobierno que nos va a hacer Pedro Sánchez desde la Moncloa.
Madrid va a ser muy importante, como lo fue durante los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero. Creo que sólo hay que decir qué hubiera sido de Madrid si el Gobierno de Rodríguez Zapatero —al que Pedro Sánchez puede que incluso haga bueno— no estuviera gobernando el Partido Popular en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid. Ahora estamos en una tesitura parecida: no puede ser que gobierne Pedro Sánchez en coalición con Pablo Iglesias. No puede ser que gobierne Ángel Gabilondo con Íñigo Errejón en la Comunidad. No puede ser que gobierne Manuela Carmena con Carlos Sánchez Mato en el Ayuntamiento de Madrid. De nosotros depende, porque nosotros somos más, como se vio en las últimas elecciones generales. Solo seremos menos desde la abstención. A Manuela Carmena le puede hacer alcaldesa la desmovilización y la abstención, pero yo noto ilusión en la gente, tiene ganas de un cambio en la ciudad de Madrid.
¿Está desmovilizado el centroderecha?
En estos momentos, a tenor de las encuestas, hay un nivel de abstención y desmovilización en el centroderecha, pero todas prácticamente dan un empate técnico. Eso quiere decir que somos más y por tanto lo que tenemos que hacer es ir a votar el 26-M para cambiar este gobierno y que no haya tres gobiernos de izquierda en la nación, en la Comunidad Autónoma y en el Ayuntamiento.
El centro derecha tiene la responsabilidad de trasladar al conjunto de la sociedad que desde Madrid tenemos un modelo político alternativo, un modelo de baja presión fiscal, un modelo de libre elección de educación, un modelo de libre elección sanitaria, un modelo de seguir generando una red de transporte público y de infraestructuras como no tiene prácticamente ninguna otra capital en el mundo, un modelo de inversión necesaria en la ciudad de Madrid después de cuatro años de paro, un modelo de lucha por la calidad del aire o un modelo de movilidad sostenible. Ese es el mensaje que todos los votantes de centroderecha vamos a poder lanzar alto y claro el 26 de mayo desde la ciudad de Madrid, a Pedro Sánchez, a Pablo Iglesias y a Manuela Carmena.
¿Es más fácil que vuelva al PP el votante de Vox o el de Cs?
No tengo preferencia. Quiero atraerles a todos, quiero decirles —desde la humildad de saber que se fueron porque no encontraron acomodo en el Partido Popular o que nosotros no supimos transmitirles el proyecto del Partido Popular para la ciudad de Madrid— que pueden volver. Nos votaron muchos años porque se identificaban con nuestras políticas, porque saben que Madrid fue un referente de progreso con los gobiernos del Partido Popular y un oasis con los gobiernos socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero. Entiendo que se han ido porque no encuentran lo que ellos buscaban en el Partido Popular y ha habido otras opciones políticas. Por eso, desde la humildad pero con el convencimiento de que tenemos un proyecto en el que se pueden ver identificados, no tengo preferencia. Espero que puedan volver todos.
¿Cree que están volviendo, sólo unas semanas más tarde del 28-A?
Si me dicen que ahora nos votarán en conversaciones informales o en conversaciones a pie de calle, no es significativo. Tampoco podemos decir que es, desde un punto de vista estadístico, una muestra sin sesgo. Pero sí es cierto que se acercan personas que dicen “Oye, en las municipales, votaremos al Partido Popular”.
Si el PP pierde la Comunidad y no consigue gobernar en el Ayuntamiento, ¿se deberán asumir responsabilidades por parte de la dirección nacional?
Creo que en este momento no debemos pensar en responsabilidades de los que nos presentamos a las elecciones, sino en los madrileños. Y, después, con los resultados que haya, habrá que hacer los análisis correspondientes y habrá que ver qué es lo que hemos fallado, si hemos conseguido los resultados que esperábamos, o en qué hemos acertado, si conseguimos los resultados que queremos. Pero en este momento no debemos fijarnos en nosotros, ni mirarnos a nosotros mismos ni pensar en las responsabilidades ni en quién tienen que asumir eventuales culpas. Sólo tenemos que mirar a los madrileños y sólo nos tenemos que ocupar de ellos.
Está siendo una campaña con mucha vis cómica. ¿Le benefician esos vídeos en los que se le ve en atascos o limpiando grafitis?
No son vídeos con vis cómica. Es que niego la mayor por una razón: son vídeos en los que yo denuncio problemas concretos que tiene la ciudad de Madrid. Vídeos con vis cómica es darse un beso. Vídeos con vis cómica es ofrecer magdalenas. Nosotros no estamos ni ofreciendo magdalenas ni estamos ofreciendo besos. Estamos denunciando la incapacidad de gestión en la ciudad de Madrid. Con mis vídeos lo que estoy denunciando son los atascos de la Calle Mayor un día festivo y un día laborable. Y lo que se pretende es negar la evidencia y negar la mayor. La calle Mayor y, en general, Madrid tienen más atascos. Y más atascos es más contaminación.
Yo no voy a borrar una pintada por borrar una pintada, es que esa pintada insultaba y ofendía a la Policía Municipal y estaba en una de las plazas principales de Vicálvaro, delante del centro cultural. ¿De verdad no es razonable tratar de eliminar la pintada que lo que hace es insultar a la Policía Municipal? ¿No es razonable grabar unos vídeos denunciando los atascos que en este momento hay en Madrid? No son vídeos en los que yo quiera tener vis cómica, son vídeos denuncia de lo que está pasando. El que se tiene que preocupar es el que, viendo el vídeo en el que yo intento limpiar una pintada —y ya digo que, desde luego, no soy el tipo más hábil del mundo ni el más manitas—, se escandaliza porque yo no sea el tipo más hábil del mundo y no se escandaliza porque durante mucho tiempo haya habido una pintada en la que se insulta a la Policía Municipal. O se escandaliza porque yo grabo un vídeo en la calle Mayor —que, objetivamente, estaba atascada durante un día laborable y durante un día festivo— y, en vez de pedir que haya medidas que mejoren la movilidad, dicen que yo estoy denunciando algo que me estoy inventando. No son vídeos de vis cómica, son vídeos de denuncia de lo que está pasando en la ciudad de Madrid.
¿Hay diferentes varas de medir al Partido Popular y a otras formaciones, como Más Madrid? ¿Hubiera habido la misma acogida si el beso de Errejón y Carmena hubiera sucedido en el PP?
No sé decirlo, pero espero que eso no suceda en el Partido Popular, porque no creo que la política sea teatro. No creo que la política sea la infantilización, no creo que la política sea el circo. Tenemos que tomarnos a Madrid y a los madrileños en serio. En campaña electoral, a veces, uno se permite determinadas ligerezas, pero lo que no se puede es vivir en la continua ligereza. Al final este tipo de gestos lo único que esconden es el fracaso de una gestión. ¿Por qué acuden Manuela Carmena e Íñigo Errejón a darse un beso o por qué dice Manuela Carmena que los madrileños quieren magdalenas? Porque quieren tapar su fracaso con magdalenas, con besos y abrazos.
A todos nos gustan que nos besen, que nos abracen e incluso tomar magdalenas, pero el problema de Madrid no es ese, sino que está descuidado. El problema de Madrid es que ha aumentado la contaminación, es que hay más atascos, es que no hay nuevas zonas verdes. Es que las zonas infantiles están en un estado lamentable, es que no se ejecuta más del 48% del presupuesto. Pero cuando uno no puede defender el programa propio, cuando uno no puede defender la gestión, prefiere defenderse dándose besos y abrazos u ofreciendo magdalenas. Pero eso no es serio.
Vídeos cómicos son darse besos u ofrecer magdalenas, no que yo limpie un grafiti
¿En qué está centrado Almeida?
En Madrid y en los madrileños. En abordar los problemas urgentes que tiene esta ciudad: en abordar el problema de la vivienda para los jóvenes, que se nos están yendo; en abordar el problema de una movilidad sostenible que luche de manera eficaz contra la contaminación. En abordar la necesaria bajada de los impuestos en la ciudad de Madrid, más necesaria aún con la subida que va a tener el gobierno de la Nación y el de la Comunidad si gobierna la izquierda. En mejorar la calidad de vida de los madrileños con la limpieza, con el estado de conservación de la ciudad, de las zonas verdes. Interesadísimo y centrado en mejorar la convivencia, que se ha degradado enormemente en la ciudad de Madrid.
No es casualidad lo que pasó en Lavapiés, no es casualidad lo de Puente de Vallecas. No son casualidad los incidentes en la fiesta de San Isidro. Todo parte de que no se respeta a la Policía Municipal y se toleran comportamientos incívicos. A mí no me van a ver centrado en las magdalenas, en los besos y los abrazos, en las fotos, en los titulares fáciles. Me van a ver centrado en los problemas que tienen los madrileños. Somos más de 3.200.000 habitantes con más de 5.000 millones de euros de presupuesto. Centrémonos en lo importante. Dejemos la foto, dejemos el titular, dejemos lo accesorio y centrémonos en los madrileños.
¿Qué propone para blindar Madrid contra lo que usted llama “el sablazo de Sánchez”?
Es que es un sablazo. Van a ser 26.000 millones de euros que nos van a subir en impuestos a los españoles. Es que Ángel Gabilondo ya ha dicho que van a subir y recuperar el impuesto de sucesiones y el impuesto de patrimonio. En el Ayuntamiento no solo vamos a poder votar por un Madrid mejor gestionado y centrado en sus problemas, sino, además, podremos transmitir un mensaje de que otra política es necesaria. Por eso, si me preguntan que qué impuesto vamos a bajar, digo que todos. Es así de sencillo. Todos. El impuesto de bienes inmuebles; el impuesto a la plusvalía; el impuesto de Construcciones, Instalaciones y Obras; el impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica.
Vamos a revisar todo el sistema de tasas del Ayuntamiento de Madrid. Vamos a intentar que se introduzcan bonificaciones para que, por ejemplo, se pueda bonificar el IBI a los jubilados. Creo que es una cuestión urgente, porque a nuestros mayores les debemos mucho y tenemos que hacer todos los esfuerzos para quienes desde el pasado nos garantizaron el futuro. Nosotros les cuidamos y esto sí es cuidar.
¿Su primera medida si consigue formar gobierno?
Abordar inmediatamente la bajada fiscal. En segundo lugar, un nuevo modelo de movilidad sostenible que no pasa por Madrid y, por tanto, acabar con Madrid central y lo que ha significado para Madrid. En tercer lugar abordar un problema urgentísimo que es el de la suciedad y el del estado de conservación de las calzadas y las aceras. Sé que esto no son las competencias más glamurosas del mundo. Lo sé perfectamente. A Manuela Carmena le aburre lo de la limpieza de las calzadas, a ella le gusta más ser alcaldesa del mundo para resolver los grandes problemas del mundo que alcaldesa de Madrid para resolver los pequeños problemas de los madrileños.
¿Eso implica que volverá a abrir la Gran Vía al tráfico corriente?
Sí. Volveríamos al antiguo sistema de APR que existía con el Partido Popular y, a partir de ahí, construiríamos un modelo de movilidad sostenible diferente. No lo enfocaríamos en el centro de Madrid, sino donde de verdad se produce el problema de la movilidad del vehículo privado: en todo el perímetro de M-30. Eso hay que abordarlo con los 400.000 vehículos que todos los días entran y salen de la ciudad. Estacionamientos disuasorios, nuevas infraestructuras de transporte público, nuevos carriles bus-VAO. Pero al mismo tiempo hay que afrontarlo desde saber que la movilidad tiene que estar garantizada y que si se tiene que hacer en un vehículo, que sea haga en un vehículo medioambientalmente sostenible.
200 millones de euros para la renovación de la flota de vehículos privados y autobuses de taxi, de EMT, de carga y descarga en la ciudad de Madrid. 50 millones para abordar la renovación de todas las calderas de gasóleo y de carbón que todavía quedan en la ciudad. Hay un modelo que es de prohibición, de restricción. Y un modelo que se fundamenta en las alternativas y en la confianza de los madrileños.
Hay quien considera que si Andrea Levy ha renunciado a su acta de diputada en mitad de la campaña es porque no están obteniendo los resultados que esperaban.
Andrea Levy lo que ha hecho al final es un ejercicio de compromiso total y absoluto con la ciudad de Madrid. A mí no me parecía mal que fuera diputada, porque creo que también es necesario tener voz del municipalismo en el Congreso de los Diputados. Son numerosas las normas y los ayuntamientos no tienen competencias legislativas. La legislación nos viene de la nación y, por tanto, del Congreso de los Diputados y la visión municipalista en el Congreso de los Diputados también es extraordinariamente importante. Pero en todo caso, que haya decidido renunciar a ese escaño para poder estar en la ciudad de Madrid, a mí desde luego me congratula y creo que es una buena noticia para los madrileños.