Las aspiraciones presidenciales de la líder del PSOE navarro, María Chivite, podrían tener los días contados. En los últimos días, y según ha podido saber EL ESPAÑOL de fuentes conocedoras de las negociaciones, se están produciendo conversaciones al más alto nivel en el seno del PSOE nacional para que en la Comunidad Foral el nacionalismo vasco no sea decisivo.
En este nuevo canje de sillones que trata de poner encima de la mesa el PSOE, la orden es que los socialistas navarros faciliten la gobernabilidad del candidato de Navarra Suma (UPN, PP y Cs), Javier Esparza, absteniéndose en su investidura. Con una contrapartida derivada: que Pedro Sánchez se garantice el voto a favor de esta coalición de centroderecha para ser revalidar su presidencia.
Navarra Suma cuenta tras las pasadas elecciones con dos escaños en la Cámara Baja, y podrían jugar un papel fundamental en el equilibrio que busca Pedro Sánchez. Y más todavía después de la suspensión de los cuatro diputados independentistas, que rebajaría el listón de votos que Sánchez necesita en el Congreso para retener el poder.
Esa es, a grandes rasgos, la tesis que impera en Ferraz, que empezó a coger fuerza ya a comienzos de esta semana, tal y como adelantó este periódico. Un exalto cargo del PSOE se reunió con un dirigente de Ferraz tratando de convencerle de que Chivite cesara en su empeño y no permitiera otros cuatro años más de nacionalismo en Navarra. El PSOE sabe que lo que ocurra en la Comunidad Foral puede pasarle factura electoral en el resto de España.
En este escenario, sumamente complicado, las presiones vienen también del ámbito vasquista. El PNV pidió ya públicamente un cambio de cromos, donde el PSOE debe entenderse con Uxue Barkos en Navarra para así ganarse los escaños del nacionalismo vasco en Madrid. “Un chantaje”, calificaba Esparza.
La candidata socialista, sin embargo, parece estar obedeciendo más a los peneuvistas que a los preceptos de Ferraz. Este jueves iniciaba ya contactos con Geroa Bai –marca navarra del PNV-, Podemos e Izquierda-Ezkerra para comenzar un “diálogo constructivo que posibilite un gobierno de progreso”. Un movimiento que empieza ya a “preocupar” en el PSOE nacional, según ha podido saber este diario.
Este viernes Chivite iba más allá y lanzaba una nota de prensa en la que afirmaba que “la única opción que tiene Esparza de ser presidente es conseguir el apoyo de Bildu”.
El peso de Ferraz en Navarra
Madrid siempre ha tenido mucho que decir sobre el destino del Gobierno de Navarra. Ocurrió en 2007, cuando el candidato socialista, Fernando Puras, intentó acercarse a los nacionalistas para alcanzar la presidencia. Entonces la Ejecutiva Federal le desautorizó y forzó al PSOE navarro a dejar gobernar a UPN. Puras acabó dimitiendo.
Esa escena se repitió en 2014: los socialistas trataron de derribar el Ejecutivo de Yolanda Barcina en una moción de censura que sólo podía prosperar con los votos de Bildu. Al PSN de Roberto Jiménez no le quedó otra que “acatar” a regañadientes la orden de Alfredo Pérez Rubalcaba y Elena Valenciano.
Ahora, de nuevo, Ferraz podría influir en las negociaciones forales.