La dirección de Ciudadanos aparcó la cuestión de Barcelona fuera del orden del día. El Comité de Pactos de los liberales la calificó como "excepcional". De ahí que no se sometiera a votación. De este modo, la "unanimidad" en el veto a Vox y la aceptación del PP como "socio preferente" escondió las opiniones encontradas que suscitó la gobernabilidad de la ciudad condal.
Manuel Valls, líder de una plataforma independiente y al mismo tiempo alcaldable de Ciudadanos, abrió el melón tras conocer los resultados del 26-M. Su criterio es éste: investir a Ada Colau para cerrar el paso a Esquerra Republicana. Así lo trasladó a sus cinco ediles -tres de ellos miembros del partido de Rivera-.
El gesto no gustó a la dirección nacional, que lo desautorizó con un comunicado: "Ni populistas ni nacionalistas". El "mal menor" que propone Valls fue secundado en público este fin de semana por Luis Garicano, líder europeo y artífice del veto a Vox recién apuntalado. Por eso la Ejecutiva se antojaba delicada.
Según ha contrastado este periódico de tres dirigentes presentes en la reunión, Garicano dio un paso al frente y explicó su postura a micrófono abierto. Cosechó el apoyo de algunos compañeros, pero el núcleo catalán, el más cercano a Rivera, rebatió: "Apoyar a Colau generaría desconfianza en nuestro electorado. Desconcertaríamos al votante. Hemos basado nuestra campaña también en la lucha contra el populismo".
Inés Arrimadas fue una de las personas que enfrentó, "con buen tono", sus argumentos a los de Garicano. Le transmitió el "trabajo realizado hasta ahora". También criticó, relatan los mandatarios consultados, la "rendición sin condiciones" ofrecida por Valls.
El "no" a Colau se impuso a la teoría del "mal menor" auspiciada por Valls y Garicano. Cerrar el paso a ERC no convence a Rivera si eso supone sostener a la actual alcaldesa. Así lo confirmó José Manuel Villegas, secretario general, en una rueda de prensa posterior.
Siempre según estas fuentes, cuando Garicano advirtió del riesgo de una alcaldía independentista -"peligros" económicos, sociales y de repercusión internacional-, sus detractores le contestaron: "Colau también está destrozando la ciudad".
Rivera al frente, quienes sólo aceptarían investir a Jaume Collboni, del PSC, consideran inútil la teoría del "mal menor". Describen a Colau como una suerte de "independentista encubierta", que "siempre ha pugnado del lado del nacionalismo en los momentos clave".
No obstante, una circunstancia uniría a los partidarios de una y otra opción. Albert Rivera, José Manuel Villegas e Inés Arrimadas pronostican que Colau no pondrá a Ciudadanos en un brete. Piensan que la alcaldesa pactará con Esquerra Republicana. Eso les libraría de un debate interno más enconado.