Si había un territorio en el que se vislumbraban fáciles los pactos entre las fuerzas de centroderecha para alcanzar un acuerdo de gobierno ese era el Ayuntamiento de Madrid. La relación entre los candidatos electos del Partido Popular, José Luis Martínez-Almeida, y de Ciudadanos, Begoña Villacís, siempre ha sido fluida y el entendimiento entre ambos -con sus lógicas diferencias- total. Por eso, sorprendió cómo salieron sus equipos de su primera reunión formal para cerrar un acuerdo y desbancar a Manuela Carmena. El enfado era palpable.
“La verdad es que estamos muy sorprendidos, hemos llegado con 50 propuestas y enfrente no había nada”, afirmaban desde Ciudadanos en conversación con este periódico. Y, mientras, al otro lado del ring, se escuchaban reproches parecidos hacia los de Albert Rivera: “Pensaban que venían a una reunión cosmética, de cubrir el expediente”.
En realidad, el motivo de la tensión -palpable desde el comienzo de la cita según testigos allí presentes- es que Ciudadanos no aseguró en ningún momento el apoyo a los populares para investir a Almeida. Están dispuestos a jugar la baza de Villacís como alcaldesa.
La operación, según admiten en Ciudadanos en privado, consiste en no cerrarse la puerta de la alcaldía de la capital y contemplar esa negociación no como algo puntual, sino dentro del conjunto de acuerdos que se barajan en todo el país. En Cs son conscientes de que para lograr desplazar a la izquierda en enclaves irrenunciables como el de Madrid, deberán incluir en algún momento a Vox como interlocutor, y esa renuncia a sus posiciones de partida sólo podrá ser compensada ante sus electores con el logro de una plaza simbólica. Y ahí es donde entra Villacís.
Pero además, para contrarrestar la imagen de derechización que le supondrá aliarse con PP y Vox, en Cs tienen asumido que tendrán que ampliar los pactos y llegar a acuerdos con los socialistas. El de Aragón, para hacer presidente a Javier Lambán, parece estar próximo. Pero habrá más... y aunque hoy parece imposible a tenor de las manifestaciones de Albert Rivera, para la investidura de Sánchez aún queda mucho tiempo.
PP: Madrid no es sacrificable
El PP no se lo va a poner fácil a Cs. “Les hemos dicho que podíamos hablar de lo que quisieran. Es que estábamos dispuestos a hablar de la nueva estructura del ayuntamiento, si querían cambiarla. De qué áreas les hacían tilín, de qué acciones podíamos llevar a cabo, en qué líneas trabajar, pero partiendo de la base de que en Madrid va a haber un gobierno del cambio y que va a estar encabezado por Almeida”, detallan fuentes del PP.
El argumento del PP es que hay que respetar el orden de los resultados de las elecciones. “Podríamos llegar a un acuerdo, aunque nunca en Madrid porque no es moneda de cambio, pero se podrían discutir alcaldías como Murcia, Zaragoza…”, explican las mismas fuentes.
La ecuación se complica además para Villacís por cuanto su partido se niega a sentarse en la capital con Vox. Si no cambiara de actitud le tocaría a los populares hacer el papel de convencer a Javier Ortega Smith y compañía de que votaran a favor de la candidata de Cs, y eso es algo que desechan absolutamente. El PP se enroca: Madrid no es sacrificable.
Las diferentes posturas en Comunidad y Ayuntamiento
Chirría especialmente la disparidad de posiciones de Cs en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Aguado lleva “32 días” -indican fuentes del partido naranja en el grupo regional- afirmando estar dispuesto a sentarse con Rocío Monasterio, diputada electa a la Asamblea y líder del partido de extrema derecha en este órgano. Eso sí: únicamente para “hablar”.
Además, tras el encuentro a dos bandas en la tarde del viernes entre los equipos de los candidatos populares —Isabel Díaz Ayuso— y de Cs —Ignacio Aguado—, las sonrisas y la cordialidad eran la tónica. Se había llegado a claros avances en las negociaciones y ambos partidos daban “por hecho” que sería Ayuso la próxima presidenta de la Comunidad, aunque de puertas afuera han negado que se haya hablado “ni de Vox ni de sillones ni de nombres. Sólo programa”.
Las diferentes posturas han avivado más aún el enfado entre los populares del Ayuntamiento. Sin embargo, consideran que se trata de un pulso y que, con el paso de los días, la opción Villacís, alcaldesa caerá por su propio peso. De momento, lo único claro es que ambos partidos, condenados a entenderse si quieren conformar lo que han llamado “gobiernos de la libertad”, volverán a reunirse la próxima semana. El tiempo apremia: tienen, como máximo, hasta el día 15 para ponerse de acuerdo. Siete días.