1. La trampa de Mariano Rajoy
El 23 de enero de 2016, Mariano Rajoy declinó el ofrecimiento de Felipe VI, que le acababa de designar candidato a la investidura a presidente del Gobierno. "Agradezco el gesto, pero ahora no tengo los votos", dijo. Rajoy era en aquel momento presidente del Gobierno en funciones, y quería justificar así una negativa inédita en democracia que en la práctica empujaba al Rey a convocar nuevas elecciones generales.
El movimiento de Rajoy, que traspasaba toda la responsabilidad a Felipe VI y obligaba a la Corona a convertirse en sujeto activo de la política española, rompiendo su imagen de neutralidad institucional, provocó un conflicto de alto voltaje entre el PP y la Casa Real. Rajoy creyó que Felipe VI cedería a la presión y convocaría elecciones. Pero el Rey no se dejó enredar en la trampa.
Diez días después, el martes 2 de febrero, Felipe VI designó como candidato a Pedro Sánchez. A diferencia de Rajoy, Sánchez sí aceptó el ofrecimiento e inició de inmediato las conversaciones con otras fuerzas políticas. El resultado final fue el ya conocido: el fracaso del líder socialista y la convocatoria, ahora sí, de nuevas elecciones.
El paso del Rey logró que esa convocatoria se hiciera de acuerdo a la Constitución y respetando el principio de neutralidad de la Corona, no como deseaba un Mariano Rajoy al que no le importó poner en peligro la credibilidad del Monarca en beneficio propio.
2. El discurso del 3 de octubre de 2017
La desidia de Rajoy fue también el desencadenante del segundo hito del reinado de Felipe VI: su discurso del 3 de octubre de 2017 en defensa de la Constitución, del Estado de derecho y de esos catalanes constitucionalistas cuyos derechos estaban siendo violados por las autoridades de su región.
En su discurso, Felipe VI instó a los poderes del Estado a "asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones" y acusó a las autoridades catalanas de desobedecer la Constitución de una manera "reiterada, consciente y deliberada". También le dijo a los catalanes algo que ninguna otra autoridad del Estado les había dicho hasta ese momento: "No estáis solos".
Pero lo más llamativo de su discurso fue lo que no apareció en él. Es decir, la palabra diálogo. Felipe VI intervino cuando Cataluña se deslizaba por una pendiente que conducía hacia un conflicto civil de consecuencias imprevisibles.
El discurso fue recibido como un aldabonazo en Moncloa, que había hecho de la indolencia el único principio rector de su relación con los separatistas; como agua de mayo entre los catalanes constitucionalistas, que salieron en masa a las calles de Barcelona pocos días después; y como una intolerable agresión por parte de los nacionalistas, que no han perdido ocasión tras ese día de escenificar su rechazo a la Corona, frecuentemente a costa de las mínimas reglas de cortesía institucional.
Con su discurso del 3 de octubre de 2017, que muchos consideran como más valiente y decisivo que el de su padre la noche del 23-F, Felipe VI se jugó la corona. Pero sin ese discurso, es probable que la situación en Cataluña fuera hoy sensiblemente peor.
3. El primer acto oficial de Leonor
El martes 30 de enero de 2018, Felipe VI impuso el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro a la princesa heredera, Leonor de Borbón. El acto, que simbolizaba la continuidad de la dinastía que ostenta la Corona, coincidió con el 50º cumpleaños del Rey y supuso el primer acto oficial de la princesa de Asturias. El propio Felipe VI había recibido de manos de su padre, Juan Carlos I, el Toisón de Oro en mayo de 1981.
La princesa Leonor contaba con doce años en aquel momento. El Rey quiso tranquilizar con su discurso a la heredera al trono y le aseguró que "hoy te pueden parecer muchas exigencias y responsabilidades, todas importantes y difíciles, pero debes saber que tendrás el apoyo de muchas personas que quieren lo mejor para España, para la Corona y para ti”. También le instó a regirse siempre por la obediencia y la fidelidad a la Constitución.
Sólo nueve meses después de la entrega del Toisón de Oro, la princesa Leonor habló por primera vez en un acto oficial. Fue durante su 13º cumpleaños y en él leyó el artículo 1 de la Constitución de 1978.
4. La modernización de la Corona
La institución no pasaba por su mejor momento cuando Felipe VI accedió al trono. A los escándalos generados por Juan Carlos I, la infanta Cristina y su marido Iñaki Urdangarin se sumó la aparición de un partido de extrema izquierda como Podemos, ferozmente republicano, y el recrudecimiento de los ataques de los partidos nacionalistas vascos y catalanes, enemigos tradicionales de una Corona a la que consideran el símbolo por excelencia de la unidad del Estado y pilar de esa igualdad entre españoles en la que ellos no creen.
Felipe VI se propuso modernizar la Corona. Para ello, redujo el tamaño de la Familia Real y la redujo a su persona, a la Reina Letizia, a sus hijas –la Princesa de Asturias y la infanta Sofía– y a los Reyes Juan Carlos y Sofía. El resto de miembros, incluidas sus hermanas, pasaron a ser consideradas como familia del Rey. Aprobó un nuevo código de conducta para la Casa Real que regía también para sus trabajadores, reguló la normativa sobre regalos y limitó las actividades a las estrictamente institucionales. Además, la Corona se somete ahora a una auditoría externa anual de sus cuentas y hace pública la memoria de las mismas.
5. La revocación del título de su hermana
El 11 de junio de 2015, sólo un año después de acceder al trono, Felipe VI tomó una de las decisiones más duras de su reinado. Revocar el título de Duquesa de Palma a su hermana Cristina. La Infanta se había negado en rotundo durante tres años a renunciar a sus derechos de sucesión, instada primero a ello por su padre Juan Carlos I y, después, por su hermano Felipe VI.
El Rey decidió también mantener alejado de la Familia Real a Iñaki Urdangarin tras su condena a cinco años y diez meses de prisión por su implicación en el caso Nóos y en aplicación de las nuevas reglas de transparencia y ejemplaridad impuestas por él mismo.
La revocación del título de Duquesa de Palma no implicaba, sin embargo, la anulación automática de los derechos de sucesión dinástica de Cristina de Borbón, a los que sólo se puede renunciar de forma personal. Felipe VI dejó en manos de su hermana la decisión al respecto, como no podía ser de otra manera, y a día de hoy Cristina de Borbón no ha renunciado a ellos.
6. El retiro de Juan Carlos I
El 27 de mayo de este año, Juan Carlos I anunció su intención de retirarse de la vida pública a partir del 2 de junio, coincidiendo con el quinto aniversario de la llegada al trono de su hijo Felipe VI.
"A lo largo de estos últimos años" decía la carta de Juan Carlos I, "desde mi abdicación de la Corona de España el 2 de junio de 2014, he venido desarrollando actividades institucionales con el mismo afán de servicio a España y a la Corona que inspiró mi reinado. Ahora, cuando han transcurrido casi cinco años desde aquella fecha, creo que ha llegado el momento de pasar una nueva página en mi vida y de completar mi retirada de la vida pública".
La retirada de Juan Carlos I y la consecuente renuncia a participar en cualquier acto institucional puede ser vista, desde el punto de vista simbólico, como el inicio de la segunda etapa del reinado de Felipe VI. Esa en la que sus actos serán juzgados por sí mismos y no en comparación con los de su padre.
7. La manifestación por los atentados en Barcelona y Cambrils
Por primera vez en democracia, un rey acudía a una manifestación en contra del terrorismo. La ocasión, nueve días después de los atentados terroristas islamistas en la Rambla de Barcelona y en Cambrils, fue aprovechada por los partidos y las asociaciones civiles nacionalistas catalanas para escenificar un aquelarre contra la Corona, en lo que no puede ser interpretado más que como un desprecio a las víctimas de los atentados y como la prueba de que una parte de la sociedad catalana vive ya al margen de los mínimos consensos democráticos, pero sobre todo morales, pactados entre españoles durante la Transición.