Francisco de Asís Serrano Castro fue uno de los fichajes estrella de Vox en los pasados comicios andaluces, cuando el partido de Santiago Abascal se convirtió en la inesperada noticia de la jornada electoral. Vox irrumpió el 2-D con 12 asientos en la cámara autonómica, desafiando a todos los sondeos. Sus votos fueron decisivos para poner fin a casi cuatro décadas de socialismo en la región, dando luz a un gobierno de coalición entre Partido Popular y Ciudadanos.
La incorporación de Serrano a las filas de Vox se enmarcaba en la estrategia del partido de sumar personas de la sociedad civil conocidas por haber combatido la “dictadura progre”. En este sentido, el juez Serrano, en situación de excedencia, había saltado a la fama por presentarse como el azote del feminismo y luchar contra lo que él denomina el “hembrismo” y “las políticas de ideología de género”. Esas credenciales le valieron ya en 2015 para concurrir como candidato de la formación de derecha radical en 2015. En aquella cita con las urnas Serrano no llegó ni al 1% de los sufragios.
Pero cuatro años después, el partido pulverizó todos los pronósticos y superó la barrera del 10%, un resultado que dejó en manos de Vox la gobernabilidad de la región. Su entrada en el Parlamento fue toda una sorpresa.
De baja por enfermedad
Ahora, seis meses después de su incursión en la política institucional, la “sorpresa” la ha dado el propio juez, que anunciaba este miércoles que se da de baja por enfermedad y abandona, temporalmente, su actividad como parlamentario y como presidente de Vox en Andalucía. Una baja “por tiempo superior a 30 días” por motivos de salud.
La noticia llega días después de la polémica creada por las críticas de Serrano a la sentencia del Supremo que condenó por violación a los miembros de La Manada, elevando sus penas de ocho a quince años. El líder andaluz de Vox calificó la decisión del alto tribunal como “un torpedo directo contra la heterosexualidad” y acusó a la “turba feminista supremacista” de haber dictado la resolución judicial, lo que provocaba, según palabras de Serrano, que “la relación más segura entre un hombre y una mujer sea únicamente a través de la prostitución”. “Más liberticidio progre”, zanjaba en un post en Facebook el pasado fin de semana.
Tras sus controvertidas declaraciones, el resto de partidos políticos condenaba sus palabras. “Es grave que Serrano use la sentencia de La Manada para vomitar sus insultos contra las mujeres”, lamentaba el PSOE.
Vox desautoriza a Serrano
Ante el aluvión de críticas, a Vox no le quedó otra salida que abroncar públicamente a Serrano. “Cualquier comentario o valoración realizada al margen de lo oficial es lógicamente a título personal de quien los suscriba”, trataban de minimizar desde Vox en un comunicado distribuido a los medios, donde se insistía en que Vox siempre había pedido un endurecimiento de las penas por violación.
Después de esa llamada a capítulo de su propio partido, Serrano reaccionaba este miércoles dejando provisionalmente la primera línea de la política. En un escrito, adelantado por Europa Press, el hasta ahora presidente del grupo de Vox en el Parlamento andaluz informaba de que daba un paso atrás por el “linchamiento en prensa y redes sociales” y que se recuperaría anímicamente junto a su familia. Asimismo, se defendía diciendo que sus desafortunadas palabras eran obra de “un colaborador” y no cosa suya.
Esta última explicación es, al parecer, la que más ha molestado a los cuadros de Vox. El portavoz de la formación de la nueva derecha en la cámara andaluza, Alejandro Hernández, lanzaba un duro mensaje contra Serrano avisándole de posibles “medidas” si persistía en su “desafío”. "Evidentemente, no es satisfactoria una explicación en la que se dice que se han dejado las publicaciones en redes sociales en manos de un inconsciente, lo que es algo que denota una grave irresponsabilidad", le reprochaba, recordándole que esa actitud “contraviene” la normativa interna del partido y las instrucciones “terminantes” que por parte de Vox “se nos dan a todos los diputados de cómo tenemos que manifestarnos en redes sociales”.
Si el juez se mantiene en sus trece, desde Vox “solo puede entenderse como un desafío al partido, que ya ha dicho que la posición es de respeto máximo a todas las resoluciones judiciales, nos gusten más o menos”, proseguía Hernández, que iba más allá y no descartaba que el comité ejecutivo nacional “tenga que adoptar algún tipo de medida” contra Serrano, aunque sin especificar cuál.
Apartado de la portavocía
Aunque la convulsión política ha estallado con el fallo de los violadores de Sanfermines, el partido de Abascal viene marcando distancias con Serrano desde hace meses. Desde la dirección nacional se le intentó restar protagonismo poco después de las elecciones, cuando su papel durante las negociaciones con PP para la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla como nuevo presidente fue eclipsado por la secretaría general que ocupa Javier Ortega Smith. A Serrano se le impidió participar en esas conversaciones.
La relación entre Madrid y Serrano se enfrió todavía más con la remodelación que se llevó a cabo en el grupo parlamentario de Vox en Andalucía. El candidato, cabeza de lista para presidir la Junta, era obligado a dejar la portavocía, que recaía en manos de Alejandro Hernández. A cambio, Serrano ocuparía la presidencia del grupo, un puesto más bien simbólico.