El debate de investidura sin candidato, cosa extraña inaugurada este jueves en la Asamblea de Madrid, tuvo la característica de explicitar lo que hoy es la política: como no había quién propusiera programas, todos se dedicaron a atacarse. Como si Ignacio Aguado fuera el candidato indeseado para Unidas Podemos y Más Madrid; como si lo fuese Íñigo Errejón para el candidato de Ciudadanos... y como si lo fuesen todos los votantes de izquierdas para Rocío Montasterio, la representante de Vox.
Los dos no candidatos, Isabel Díaz Ayuso y Ángel Gabilondo, iban saliendo indemnes de las intervenciones de los meritorios que buscan unir sus votos con unos u otros para "regenerar la política" o para "evitar los sablazos fiscales", según. Sólo Rocío Monasterio, que tuvo para todos, acusó a Aguado, el líder de Cs, de haber caído en "el cordón sanitario que nos quiere imponer la izquierda"; y al PP, de equidistancia: "Señores de PP y Cs, no le hagan el juego al rodillo ideológico de la izquierda", dijo", "porque cuando acaben con nosotros, ya les gustaría, irán a por ustedes, no tengan ninguna duda".
Así había comenzado el debate, de grupo más pequeño a más grande. Los últimos en hablar fueron los dos candidatables, la popular Díaz Ayuso y el socialista Gabilondo. Y es que el pleno, que duró sólo una hora, se levantó con el presidente de la Cámara poniendo en marcha el reloj: Madrid ya camina hacia la repetición electoral a la espera de que Vox y Cs acerquen posturas antes de septiembre.
Ayuso hizo un discurso institucional, en tono de presidenta interruptus, como de casi pero sí. La candidata del Partido Popular afeó con educación que "Madrid no se puede parar porque es un reto decisivo". Así que ofreció "estabilidad mientras se mantenga el Gobierno en funciones", que seguirá diciendo "sí a la libertad, la concordia y la tolerancia", y "no a las subidas de impuestos y el sectarismo".
Por eso dijo que, entretanto, mantendrá su "mano tendida" a Ciudadanos y Vox para que digan que están de acuerdo "en lo importante" y discrepen si quieren en lo demás. "Éste es un reto histórico y debemos evitar el fin de la capacidad de ser ciudadanos libres e iguales, como somos en Madrid, ejemplo para toda España, una comunidad que tiene libertades a las que otras aspiran".
Ángel Gabilondo, por su parte, se mostró sorprendido en que "Ciudadanos hable de regeneración y la ejemplifique en estar ellos dentro de la continuidad". Señaló al partido naranja por proclamar un gobierno de centro liberal y hacerlo de la mano de Vox: "¿Qué moderación preconizan?".
Así que el candidato del PSOE, criticó al presidente de la Asamblea, Juan Trinidad (Ciudadanos) por no haber propuesto a ningún candidato. "Quien ha de ser viable es el candidato, no su investidura". Los socialistas siguen reivindicando que su candidato se someta a una votación al haber encabezado la lista más votada.
Gabilondo pidió a Aguado que decida darle una oportunidad. "No comprendemos la negativa de Ciudadanos a dialogar con nosotros", dijo en su discurso, antes de pedir a PP y Ciudadanos que no vuelvan a presentar un acuerdo cerrado a la cámara para "reducir" a los diputados a "oyentes" o "pacientes". "He descubierto, he comprobado cuál es el objetivo. Hacer de Madrid un bastión. Ese no puede ser el objetivo prioritario", aseguró. "Tenemos que sustituir la tendencia a la inestabilidad y el bloqueo por la cultura del diálogo y el pacto", pidió.
Los grupos minoritarios
Pero decíamos que fue un debate más a la contra que de propuestas. Sin candidatos no había planes, sólo dedos acusadores. Y es que Errejón -en un tono menos agresivo que el de Isa Serra (Unidas Podemos)- le afeó a Aguado dos cosas, concretamente. La primera, que "haya rechazado nuestra mano tendida y salga corriendo a pedir los votos de Vox", a los que había antes etiquetado con una ristra de declaraciones homófobas y machistas. La de Monasterio de que "el Orgullo deja un hedor insalubre en el centro de Madrid", la del murciano Juan José Liarte cuando dijo hablando de la ministra de Justicia que "de una puta sólo puedes esperar putadas"...
Y lo segundo es que "si Ciudadanos nació para regenerar, ¿qué hace apoyando la prórroga de un partido en descomposición tras 25 años de corrupción?". Para el candidato de Más Madrid, Aguado y los suyos han equivocado el camino y "aunque dijeron en campaña que querían poner un muro contra la izquierda, éste es un uro contra la Justicia, porque el PP tiene miedo a rendir cuentas en los tribunales".
La respuesta de Aguado fue... la misma: leerle un par de frases de Errejón al señor Gabilondo. "Su socio es el de 'Chávez vive, la lucha sigue'; el de que hay que llevar a Lenin en la cabeza y no en la camiseta". Y continuó con la candidata de unidas Podemos, "la otra socia es la que quemaba cajeros de joven".
El candidato naranja se negó a recibir "carnéts de nada" y retó a los presentes en la Asamblea "a decir cuál de los 155 puntos acordados entre Cs y el PP les parece mal". Porque son políticas de libertades, regeneradoras, que abren los quirófanos para acabar con las listas de espera, que dan opciones a los padres para elegir la educación de sus hijos, porque suponen ayudas a los más desfavorecidos, porque generan empleo...".
La pelea Cs-Vox
Pero claro, le quedaba la mención a Vox, ese socio díscolo con el que Errejón había dicho antes estar de acuerdo "sólo en una cosa", en que "si quieren sus votos, tendrán que ser escuchados". Aguado conminó a Monasterio a que "rectifique, ahora que aún estamos a tiempo". La verdad es que no dijo en qué debía rectificar, y además su frase en el atril ´venía sólo una hora después de otras ante los medios: "No habrá mas reuniones a tres, no hay nada más que negociar".
Lo cierto es que Monasterio no se había ganado muchos más acercamientos, pues había repartido para todos en sus 10 minutos en el estrado. "Hace un año, todos ustedes estaban hablando aquí sobre vientres de alquiler y cómo adoctrinar a nuestros hijos... nosotros, mientras, estábamos solo en la calle defendiendo la libertad de las mujeres y la limpieza en la educación de nuestros hijos".
Monasterio reclamó para Vox la bandera de defender "el derecho a disentir, y a decir con libertad que uno no está de acuerdo con el consenso socialdemócrata".
Así había empezado la candidata del partido de Santiago Abascal, apoyada por su compañero político y marido, Iván Espinosa de los Monteros, en la grada de invitados. "Ayer nos reunimos los tres, y fue un primer paso, queda tiempo". Pero acusó de más cosas a PP y Cs que a sus rivales de la izquierda: "No les hagan el juego al rodillo ideológico de la izquierda", dijo", "porque cuando acaben con nosotros, ya les gustaría, irán a por ustedes, no tengan ninguna duda".