María Chivite tendrá este viernes lo que ha buscado a toda costa, ser investida presidenta de Navarra. La candidata socialista ya cuenta con la bendición de todos sus socios de gobierno -Geroa Bai, Izquierda-Ezkerra y Podemos- y el apoyo tácito de Bildu, que ya ha anunciado, tras consultar a su militancia, que se abstendrá en segunda ronda.
El PSN se valdrá de los abertzales, a los que hizo dura oposición tanto en el Parlamento navarro como en el consistorio pamplonés, para hacerse con el Ejecutivo 24 años después, cuando Javier Otano (1995-96) presidió la Comunidad Foral.
Chivite será presidenta, pero no tendrá las manos libres para gobernar. No se trata de una aseveración subjetiva, sino una mera conclusión matemática. Los números demuestran que, en Navarra, Chivite será rehén de las políticas nacionalistas. La izquierda no nacionalista, compuesta por PSN (11), Podemos (2) e Izquierda-Ezkerra (1) suma 14 escaños, mientras que los nacionalistas de Geroa Bai (9) y los independentistas de Bildu (7) alcanzan 16.
Será difícil -por no decir imposible- que se ponga de acuerdo en materias en donde el PSN tiene posturas antagónicas a nacionalistas y abertzales, como en la cuestión territorial. Ahora, ninguna diferencia se antoja como suficientemente importante con tal de impedir que gobierne José Javier Esparza, candidato a la presidencia por Navarra Suma, la lista más votada en los pasados comicios de mayo.
De enemigos políticos a socios
Chivite ya ha elegido a sus socios, aquellos a los que criticó tan duramente cuando le tocó hacer oposición entre 2015 y 2019, cuando gobernó en Navarra el cuatripartito formado por Geroa Bai, Bildu, I-E y Podemos.
"Ni las derechas ni el nacionalismo tienen proyecto para la comunidad”, decía entonces la líder socialista en la Comunidad Foral. Atrás quedan los días en los que criticaba al “nacionalismo vasco minoritario en Navarra” o utilizaba el término “deriva nacionalista” para descalificar a Izquierda-Ezkerra. Ni rastro, tampoco, de la Chivite que criticaba a Uxue Barkos, expresidenta, por anteponer “políticas nacionalistas a políticas de progreso”
Chivite quiere contentar a sus nuevos compañeros de gobierno y para ello, está dispuesta a ceder en puntos clave dentro del programa con el que se presentó a las elecciones. Navarra bien vale cambiar de ideas.
1. La cuestión territorial
El PSOE siempre ha defendido el autogobierno en la Comunidad Foral “con respeto y lealtad institucional al Gobierno de España”. Algo incompatible con defender la anexión al País Vasco, principal objetivo político de Geroa Bai y Bildu. En 2018, Chivite dijo respecto a la incorporación de Navarra a Euskadi que se trataba de un “debate superado”.
2. El Tren de Alta Velocidad
En el programa electoral, el PSN aseguró que trabajaría por “seguir impulsando el TAV para pasajeros y mercancías”. Sin embargo, en el acuerdo de gobierno firmado por las cuatro fuerzas que gobernarán Navarra, no se hace mención a la construcción del tren de alta velocidad.
Cabe recordar que las fuerzas nacionalistas navarras siempre se han opuesto diametralmente a la construcción del TAV y, en líneas generales, a todas las infraestructuras de progreso.
3. Canal de Navarra
Otro de los puntos ausentes en el pacto para el Gobierno de Navarra. En el programa electoral, el PSN se comprometió a “ampliar la 1ª fase y construir la 2ª”. Geroa Bai se ha manifestado públicamente en contra de la segunda fase.
4 Devolver el IRPF a madres y padres
Navarra, con el Gobierno del cuatripartito al frente (Geroa Bai, EH Bildu, Podemos, I-E) fue la única comunidad de España donde, tras la sentencia del Tribunal Supremo, no se devolvió el IRPF retenido a las prestaciones por maternidad y paternidad. La coalición Navarra Suma (UPN, Ciudadanos y PP) y el PSN se comprometieron en las últimas elecciones a devolver el IRPF pendiente a las madres y padres navarros. Cuando el PSN empezó a coquetear con la idea de formar gobierno con Geroa Bai, Podemos e I-E , el grupo de madres y padres que reclaman la devolución del IRPF pidió a la socialista María Chivite que cumpla su compromiso y que este “no sea objeto de negociación” con esos partidos.
5- ¿Euskera o inglés en las aulas?
En materia educativa, los partidos navarros viven en una dicotomía: impulsar el euskera o impulsar el inglés, defender Skolae o hacer un modelo del PAI.
El Programa de Aprendizaje en Inglés (PAI), implantado en muchos centros escolares de Navarra, dividió a los partidos políticos en la pasada legislatura. Unos lo defendían y apoyaban, en contraposición con la enseñanza del euskera. Navarra Suma y PSN abogaban por la elevación a la categoría de modelo educativo, frente a las posturas más tibias o radicalmente contrarias al PAI de los miembros del cuatripartito.
6- Euskera en el empleo público
El antiguo gobierno de Uxue Barkos, aprobó un decreto en septiembre de 2017 -muy polémico- "con el objetivo de responder al derecho de la ciudadanía navarra a ser atendidos por la Administración en euskera". Es decir, que se consideraba prioritario el conocimiento del euskera a la hora de acceder a la administración pública.
El PSN, en su momento, lo rechazó por “discriminatorio” y alegó que “no responde a la realidad sociolingüística de Navarra sino a la actitud impositiva del nacionalismo vasco”. En su programa electoral, Chivite prometió derogarlo.
En el propio pacto para el Gobierno de Navarra, quedaron evidenciadas numerosas discrepancias entre las cuatro fuerzas políticas, más allá de las cuestiones más importantes, ya mencionadas.
Geroa Bai mostró su discrepancia por la no inclusión de la competencia de becas entre la negociación de las transferencias pendientes con el Estado. Tampoco ha habido acuerdo con la propuesta de I-E de elevar el impuesto de sociedades a las grandes empresas del 28% al 35%.
Otros desacuerdos tienen que ver con el reconocimiento del Consejo de Diálogo Social como "órgano necesario", a lo que se opone Podemos; a la propuesta de I-E y el partido morado de crear una banca pública o al fomento del plurilingüismo, presentada por Geroa Bai y no aceptada por el PSN.