Ada Colau, Carles Puigdemont y otras personalidades de la política local catalana han aprovechado los actos del segundo aniversario de los atentados islamistas del 17 de agosto de 2017 para alimentar la teoría de la conspiración en torno a unos ataques que el separatismo continúa atribuyendo a oscuras maquinaciones del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Lo han hecho en base a las informaciones, ampliamente desacreditadas ya, publicadas por el diario Público hace un mes.
Oficialmente la escenificación de cara a las cámaras de televisión ha sido otra. Las autoridades locales han cedido frente a los medios de comunicación el protagonismo del acto a los familiares de las víctimas. Una vez acabados esos actos, sin embargo, los atentados han sido nuevamente utilizados, como ya ocurrió el año pasado y sobre todo durante la manifestación del 27 de agosto de 2017, como herramienta partidista de confrontación con el Estado.
"Las víctimas tienen derecho a saberlo todo del atentado. Cuando surgen informaciones que no se acaba de saber cuál es su alcance, a las víctimas les genera más inquietud" ha dicho la alcaldesa de Barcelona durante una entrevista hoy en la emisora de radio RAC1, perteneciente, como el diario La Vanguardia, al Grupo Godó.
Colau ha afirmado no querer "alimentar ninguna teoría de la conspiración" en un día en el que, según ella, no deberían tener cabida "interpretaciones políticas". Aún así, la alcaldesa, cuyo perfil bajo durante la mayor oleada de crímenes en Barcelona desde hace décadas ha sorprendido incluso a unos partidos de la oposición acostumbrados a la dejadez del gobierno municipal en este terreno, ha pedido la constitución de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados.
Mientras Colau alimentaba la teoría de la conspiración en RAC1, el expresidente del Gobierno autonómico catalán fugado de la Justicia Carles Puigdemont lo hacía en Twitter con un mensaje en el que, entre las habituales loas a los Mossos d'Esquadra, exigía "el esclarecimiento de todos los puntos oscuros que concurren" en el atentado.
Puigdemont se ha sumado a la petición de Colau de una comisión parlamentaria en el Congreso "donde se hable sin secretos de Estado ni materias reservadas". Según el prófugo, "deberían dedicarse [a esa comisión] los mismos esfuerzos que se dedican a tapar las evidencias de una investigación periodística".
Por su lado, el presidente de la Generalidad, Quim Torra, ha puesto en plano de igualdad a las víctimas de los atentados del 17-A y a los políticos presos y fugados en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter: "El primer pensamiento hoy es para las víctimas del atentado pavoroso de hace dos años y para sus familias. También tenemos muy presentes al presidente Carles Puigdemont, al consejero Joaquim Forn, al mayor Trapero, a los Mossos y a los servicios de emergencias, que actuaron de manera ejemplar".
Ayer era el exconsejero de ERC entre 2004 y 2010, Josep Huguet, el que calificaba la supuesta participación del CNI en los atentados de 2017 de "aspecto brutal de la guerra del Estado contra la democracia catalana". Lo hacía en un artículo publicado en el digital separatista NacióDigital con el título Flujos y después de afirmar en su cuenta de Twitter que "queda todo por saber, y no quieren dejarnos que lo sepamos".
En su texto en NacióDigital, el republicano recordaba, con total seriedad, muchas de las teorías de la conspiración que a lo largo de la democracia se han atribuido al Estado español: la intoxicación informativa de las redes sociales, el tráfico de heroína en el País Vasco de los años de ETA como método de control de la juventud vasca, el supuesto envío de miles de MENAS a Cataluña con el objetivo de desestabilizar la región e incluso el control de los flujos de viajeros a través de AENA o RENFE. En su artículo, el exconsejero Huguet atribuía la actual guerra civil en el seno del separatismo a la infiltración de "troles policiales".
A la teoría de la conspiración se han sumado también periodistas catalanes como Jordi Barbeta o escritores como Suso de Toro.
En el acto oficial de homenaje a las víctimas en el mosaico de Joan Miró Pla de l'Ós de la Rambla de Barcelona han estado también, además de Ada Colau y Quim Torra, el presidente del Parlamento autonómico catalán Roger Torrent y la delegada del Gobierno Central en Cataluña Teresa Cunillera. Las autoridades y los familiares han escuchado en silencio la melodía de El cant dels ocells y luego han hecho las tradicionales ofrendas florales.
En el acto han participado también el vicepresidente autonómico Pere Aragonès, el consejero de Interior Miquel Buch, los diputados de Ciudadanos Lorena Roldán, Nacho Martín Blanco, David Mejía y Sonia Sierra, y el secretario general del PP catalán, Daniel Serrano, entre muchos otros representantes del mundo de la política catalana. También Josep Bou (PP), Ernest Maragall (ERC) y Ramon Espadaler (PSC).
La Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) ha organizado por su parte un acto alternativo, hora y media después del oficial, en el que han participado PP, Cs y VOX. Prácticamente a la misma hora, unas pocas docenas de radicales de los CDR han celebrado su propio acto alternativo frente a la Sagrada Familia de Barcelona, aprovechando la gran afluencia de turistas habitual de un sábado al mediodía en el templo de Gaudí. Durante el acto, los radicales han exigido "explicaciones" acerca de la supuesta relación de Abdelbaki es Satty (imán de Ripoll y organizador de los atentados) con el CNI.