Las "cajas de regalo vacías" han aterrizado en la política española como medio de ridiculización de las propuestas del adversario. El término, convertido en un arma arrojadiza entre PSOE y Podemos, no es sino un eufemismo para hablar de ofertas que no van a llevar a ningún lado, ofertas que -de antemano- se sabe que serán rechazadas por el otro partido y que, en última instancia, abocan a una negociación exprés antes del 23 de septiembre, fecha límite para que Pedro Sánchez sea investido presidente.
"Lo que nos ofrecía el PSOE, básicamente, era una caja de regalo con un lazo muy bonito, pero que estaba vacía". El término lo acuñó Ione Belarra, portavoz adjunta de Unidas Podemos en el Congreso de los Diputados, en referencia a una oferta de Gobierno de coalición que le entregó el PSOE el pasado mes de julio. Y parece que cuajó.
El secretario de Acción Política de Unidas Podemos, Pablo Echenique, se unió a la tesis de Belarra y dijo que a su partido se le ofreció "una caja de regalo con un lazo" pero "sin herramientas" dentro "para resolver los problemas".
Posteriormente, el Gobierno en funciones lo utilizó en contra de la formación de Pablo Iglesias. Diversos dirigentes socialistas lo han empleado. Entre ellos, la vicepresidenta Carmen Calvo, que defendió que la propuesta del PSOE no sólo no era "una caja vacía" sino que incluía una "oferta razonable en función a la fuerza de las dos formaciones": "Nos han pedido literalmente el Gobierno. No podemos entregar los tributos, la política de ingresos y gastos".
En ese juego de contra-ofertas imposibles se encuentran sumidos PSOE y Podemos desde el pasado mes de julio. Los socialistas descartan el Gobierno de coalición y ofrecen un acuerdo programático que los de Pablo Iglesias consideran insuficiente. Y así, pese a que las dos formaciones aparentan seguir trabajando por el desbloqueo, todo sigue paralizado y las posiciones no se acercan.
El último ejemplo de esta especie de diálogo de sordos fueron las "propuestas para retomar el diálogo" que Unidas Podemos envió al PSOE, que rechazó el documento por "inviable". "Podemos trata de cruzar el puente que ellos mismos dinamitaron", dijeron entonces a EL ESPAÑOL fuentes socialistas.
Este lunes, Podemos insistía en que el Gobierno de coalición era la única fórmula posible para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Tres días después de que el partido liderado por Pablo Iglesias enviara a sus bases una carta en la que afirmaban que no aceptarían "el trágala" de Sánchez, la portavoz del partido, Noelia Vera, insistió en que "no hemos perdido la esperanza" de que se consume un Gobierno de coalición con el PSOE.
El PSOE insiste en su oferta
La respuesta del PSOE, según ha podido saber EL ESPAÑOL, no tardará en llegar en forma de nueva oferta a la formación morada: un acuerdo programático que reúna tres o cuatro exigencias de las asociaciones con las que Sánchez se ha reunido en las últimas fechas. Una medida de presión a Unidas Podemos, que sabe que perdería fuerza parlamentaria en caso de nuevos comicios.
Desde Ferraz están convencidos de que la formación de izquierdas aceptará a última hora un pacto a la portuguesa, es decir, un Gobierno del PSOE con el apoyo programático de los de Iglesias. Apurarán plazos con el convencimiento de que los de Iglesias no pueden permitirse unas nuevas elecciones.
La formación de Gobierno debe desbloquearse en los próximos treinta días. Si Sánchez no tiene una propuesta de investidura concreta antes del 23 de septiembre, tendrán que convocarse elecciones.