En Podemos tienen muy claro que no quieren elecciones. Y no sólo porque las encuestas les digan que todavía perderían más votos y escaños que en las últimas citas con las urnas -recordemos que si el 28-A fue una sangría, lo del 26-M fue casi una extremaunción-, sino porque nunca han estado tan cerca de tocar verdadero poder.
Pablo Iglesias se ha retirado, no será vicepresidente ni ministro si en las dos semanas que quedan de aquí a que se acabe esta legislatura como fallida Unidas Podemos logra arrancar un acuerdo al PSOE. Ése que, indefectiblemente, debe ser "de coalición". De hecho, el líder morado ya está tratando con su dirección la estrategia a seguir para que a Sánchez le quede claro que estos 15 días son los últimos de los que podrá gozar como oportunidad de formar un Ejecutivo sin él sentado a su izquierda. Porque no sólo la legislatura, su renuncia también caduca el 23 de septiembre.
Pero que no se quieran elecciones no quiere decir que no se deseen debates electorales. Y es que, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a Iglesias, Unidas Podemos ha diseñado la sesión del próximo miércoles en el Congreso como un "ensayo" de lo que serían esos debates en televisión si es que, al final, hay que ir a las urnas el 10-N.
El "ninguneo"
Iglesias ha forzado el "cara a cara" que Sánchez le viene denegando desde el pasado 25 de julio, el día en el que todos tomaron posiciones por última vez y se certificó el fracaso de la investidura de Sánchez en segunda votación. En todo el mes de agosto, ni una llamada: "Sólo me contactó por WhatsApp para felicitarme por el nacimiento de mi hija", ha contado Iglesias, "y luego le mandé yo el documento de propuestas que ellos despacharon en un par de horas".
El "ninguneo" al líder de Podemos ha sido tal que, cuando Sánchez presentó sus 370 medidas programáticas "para un Gobierno progresista" el pasado martes, confirmó lo deslizado el día anterior. Que no iba a citarse con Iglesias, sino que antes se verían los equipos negociadores. La noticia cayó con sorpresa en la sede de Podemos, en la calle Princesa de Madrid, pero la única respuesta fue: "Iremos a todas las reuniones, a todas las citas, estudiando todos los papeles que nos manden, queremos gobierno".
Ahora, la presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, ha convocado la que será la única sesión de control al Gobierno en funciones. Es el primer pleno ordinario en siete meses, porque no los hubo antes del verano y, ahora sí, las amenazas de la oposición de forzar que el Ejecutivo se someta al escrutinio de los grupos, han surtido efecto. Y Podemos ha preparado ese control como el examen de septiembre del líder socialista.
Así, su grupo registró este jueves una pregunta para que Sánchez se vea obligado a debatir con Iglesias ante todos los españoles: "¿Qué balance hace de su labor durante los meses que lleva en funciones?", es la pregunta que le dirigirá el miércoles Iglesias a Sánchez.
"Teme que le haga sombra"
Los equipos negociadores se reunían en una sala cercana del Congreso mientras Unidas Podemos anunciaba la pregunta. Y las fuentes citadas explicaban a este diario que la intención es que el candidato socialista entienda cómo serían los enfrentamientos de agrios y duros en caso de que se rompieran las conversaciones.
La pregunta es abierta adrede, para que no se pueda escapar con un monosílabo y sea Sánchez el que defina el nivel de profundidad al que quiere llevar el debate. El equipo de Iglesias ya está preparando los argumentarios para la réplica, que se pueden adivinar leyendo entre líneas las duras acusaciones que el secretario general morado emitía este jueves en una entrevista en Telecinco: "El problema no es el PSOE, es Sánchez", llegaba a decir, "no hemos tenido ningún escollo en las seis comunidades autónomas en las que hemos pactado, quizás es que teme que yo le haga sombra... y de ahí el veto".