Los plenos y las elecciones han intercambiado su periodicidad. Debe de ser magia negra. En España, desde que se atascó la tubería política, se vota semanalmente y se discuten las leyes cada cuatro años. Por eso los diputados franqueaban la puerta del Congreso con la mirada alucinada de los poetas.
Inés Arrimadas, amante de la arqueología, inauguró el pasilleo con una excavación en el subconsciente onírico del presidente del Gobierno. Según la portavoz catalana, "España Suma es el sueño húmedo de Pedro Sánchez". Sí, oigan, a veces el clickbait se corresponde con la realidad.
En ese instante, fue inevitable imaginar a Arrimadas como la protagonista de Stranger Things. Ojos vendados y en silencio, ejerciendo sus superpoderes para infiltrarse en la mente del líder socialista.
Desde un punto de vista freudiano, el lema liberal -por fin el adjetivo encaja- acuñado por Arrimadas es impecable. El sujeto que disfruta un sueño húmedo suele despertarse con una imagen que golpea su cerebro como un martillo. Basta entornar los párpados para ver la escena con nitidez. Y eso le ocurre a Sánchez con frecuencia. En cuanto cierra los ojos, contempla un monstruo de tres cabezas... y de derechas. ¿Que eso no es "húmedo"? Allá cada uno con sus fetiches.
La ciática de Santiago
La inactividad entraña un riesgo. También la parlamentaria. Así quedó probado un piso más arriba. Santiago Abascal, siempre recto y marcial, viajaba algo doblado hacia la enfermería de la Cámara. La ciática entraña dolores que van más allá de lo físico. Aunque en este caso -debe de ser la magia negra- a punto estuvo de infringírselo a un sujeto ajeno a la lesión: Rivera.
"Querido Santi" casi se topa con "querido Albert", que había fijado la reunión de su grupo parlamentario a unos metros del gabinete médico. Desde que se borraron mutuamente la condición de "querido", el presidente de Ciudadanos ha rehuido el apretón de manos con sprint de velocista. Hubiera tenido gracia: "España Suma" reunida... ¡sin Pablo Casado!
Pero Abascal, en un messiánico quiebro al periodismo, hizo camino al andar cuando Rivera todavía llamaba al ascensor unos cuantos pisos más arriba. De haberse producido la foto, Ferraz no habría tardado en "apañarlo". Un poco de Photoshop... y ya está, el trifachito, fundado conspiratoriamente a orillas de la enfermería, dispuesto a armarse de objetos punzantes.
El estreno del "tricentrito"
Casado, por cierto, apenas pisó el Congreso este martes. Y es lógico. Uno se acaba pirando de la discoteca cuando le hacen continuamente la cobra bisbaliana. Iván Espinosa de los Monteros, el voxeador más original, le dijo que "no" a pesar de su ausencia y le recriminó formar parte del "tricentrito" -junto a PSOE y Ciudadanos-.
Ese "ito", ese uso desmesurado del diminutivo que carcome a los cinco principales parti... ditos, es la mayor prueba de que estos pasillos tienen más de trinchera que de hemiciclo.
Por la noche, a eso de las nueve, los diputados se saludaron efusivamente. No sabían si se habían tomado la primera copa de la legislatura o la última antes de las elecciones. Felices sueños húmedos, señorías. A ver si el roce hace la investidura, nos ahorramos una campaña... y unos cuantos miles de euros.