Tras el fracaso en las últimas negociaciones, y con las Cortes Generales ya disueltas, los españoles deberán volver a las urnas el próximo 10 de noviembre por cuarta vez en cuatro años. Un intento más por parte de los líderes políticos de conseguir el respaldo parlamentario para, esta vez sí, poder formar un gobierno estable. Pedro Sánchez reconoció que "como el 95% de los españoles, no dormiría con un gobierno en el que estuviera Podemos".
Después de que los bloques de izquierdas no hayan conseguido llegar a ningún acuerdo, ni programático ni de gobierno, arrancará la que será la enésima campaña electoral. Rivera intentó sobre la bocina que Sánchez aceptara sus exigencias a cambio de abstención, pero no hubo forma de conseguir un nuevo gobierno. La nueva cita con las urnas supondrá un gasto público de 140 millones de euros. Eso sin contar el desembolso que supone la propaganda electoral en los buzones particulares.
De hecho, desde Ciudadanos plantearon la posibilidad de reducir los gastos del buzoneo. "Tanto el PSOE como el PP se han negado sistemáticamente a apoyar nuestra propuesta, que nos ahorrarían a los españoles 18 millones de euros", decían desde el partido. El PSOE comunicó sus propuestas para intentar una "campaña austera" atendiendo a la "sensibilidad de la ciudadanía". El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, anunció que propondrán al resto de partidos que se reduzca un 30% el tope de gasto durante la campaña y que se elimine la publicidad exterior, es decir, que en las calles no haya carteles, banderolas o vallas electorales de ningún partido.
Hace tan solo una semana se viralizó la campaña ¡No en mi buzón!. Una iniciativa que pretendía reducir la publicidad electoral en cada domicilio. Se estima que el gasto total está en torno a los 35 millones de euros. Aunque algunos cálculos arrojan una cifra de casi 80 millones de euros en propaganda. La campaña ha conseguido sumar a 112.000 electores que han decidido dejar de recibir información de los partidos políticos en sus buzones.
Pero, ¿cómo se han tomado realmente los ciudadanos esta nueva repetición electoral? Hemos salido a la calle para saber qué opinan sobre el 10-N, los posibles pactos entre partidos y si, en este tiempo, han decidido cambiar su voto o si directamente prefieren no votar esta vez. ¿Están hartos de nuestra clase política? ¿Deberían haber llegado a algún acuerdo antes que convocar nuevas elecciones? La fiesta de la democracia ha vuelto.