Vox ya se prepara para la campaña del 10 de noviembre. El partido de la nueva derecha, en palabras de su líder Santiago Abascal, ve esta nueva cita con las urnas como una “oportunidad” más para que los españoles no tengan que “soportar un gobierno de Pedro Sánchez”.
Y en esa contienda electoral, cada voto cuenta. Bien lo saben en Vox, que el pasado 28-A recibió 689.066 votos en 34 circunscripciones que no se tradujeron en ningún escaño. Es decir, más del 25% de los sufragios cosechados no se materializaron en escaño.
Por eso, de cara al 10-N, el partido de Abascal repensará su estrategia para rentabilizar hasta el último apoyo, según cuentan a este periódico fuentes cercanas a la dirección del partido verde.
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Con el fin de obtener representación en esos territorios, Vox tendrá más presencia en Albacete, Cantabria, Castellón, Cuenca, Huelva, Jaén, Málaga y Ceuta los días previos al 10 de noviembre, regiones en las que la formación de derecha radical se quedó a un puñado de votos de obtener el último escaño, que finalmente se lo llevó, en los citados casos, la izquierda.
El más llamativo es el caso de Huelva, donde los de Abascal se quedaron a tan sólo 330 votos de obtener un asiento en la Cámara Baja, que al final recayó en Unidas Podemos.
De hecho, un simple análisis de los resultados del 28-A arroja que 31.146 papeletas distribuidas estratégicamente por estas ocho circunscripciones podrían haber reportado a Abascal y los suyos ocho escaños más de los finalmente obtenidos en el Congreso de los Diputados.
Si Vox hubiera contado con esas ocho actas, los socialistas habrían perdido cinco escaños (Albacete, Cantabria, Cuenca, Jaén y Ceuta) y la formación capitaneada por Pablo Iglesias tres (Castellón, Huelva y Málaga), con lo que los bloques de izquierda y derecha habrían empatado: PSOE (118) y Unidas Podemos (39) juntarían 157, igual que la suma de PP (66), Ciudadanos (57), Navarra Suma (2) y Vox (32).
Más recursos
Volcarse en esas circunscripciones no significa que Vox vaya a dejar desatendidas el resto de provincias, matizan las citadas fuentes. En comunidades como Madrid, el objetivo es retener o incluso aumentar los escaños conseguidos el 28-A.
Aunque la mayoría de las encuestas auguran que en una nueva cita con las urnas se reforzaría el bipartidismo, con lo que Vox podría desplomarse, los cuadros del partido no temen una ‘upydización’ y aseguran que han venido a la política para quedarse, cuentan a EL ESPAÑOL fuentes cercanas a la dirección del partido.
Asimismo, insisten en que, tras su llegada a las instituciones el pasado ciclo electoral, “Vox ya no da miedo”. “Ya nos conocen y saben cómo actuamos. Allí donde hemos sido determinantes, hemos sumado para que no gobernara la izquierda, para después mantenernos vigilantes con PP y Cs desde la oposición”, explica un destacado dirigente.
En esta campaña, además, el partido, que ya no es una fuerza extraparlamentaria y por tanto cuenta con más recursos, podrá competir en igualdad de condiciones con el resto de formaciones. Algo que no ocurrió el 28-A, donde Vox gastó lo mínimo, a través de acciones de crowdfunding por parte de los afiliados. También tendrá más presencia en medios, ya que ahora cumplen con los criterios marcados por la Junta Electoral Central para participar en los debates.