El pasado mes de enero, Pablo Iglesias se quejaba amargamente en privado: "Siempre perdemos las guerras en la propia retaguardia".
Las encuestas aún daban un entorno del 14% de votos. Íñigo Errejón acababa de anunciar públicamente que se presentaba a las elecciones a presidente de la Comunidad de Madrid de la mano de Manuela Carmena. Nada dijo de que se fuera de Podemos, simplemente lanzaba un pulso a sus mayores forzando al secretario general a reunificarse con la alcaldesa, a la que desde la formación morada ya habían repudiado. Acabó despedido.
Lo único que permanece estable en Podemos desde los inicios, en enero de 2014, es Pablo Iglesias. A su alrededor se han mezclado las maniobras y puñaladas políticas, y cierta mezcolanza de relaciones personales, íntimas y profesionales. Ahora, el líder ha diagnosticado "adolescencia difícil ya superada". Pero lo cierto es que el paso de la pubertad a la juventud uno nunca está seguro de si ha llegado... hasta que ya es adulto.
En esta época de titular rápido a golpe de twitter y consumo compulsivo de reality shows, el remedo podemita de Gran Hermano en directo ha ido justificando que los personajes principales de la revolución callejera del 15-M pasaran al couché de la política. Y ahora, desde que Podemos y sus confluencias han decidido rebautizar su marca electoral en femenino, Unidas Podemos, han terminado por quedar fraguadas en posiciones fijas todas las luchas internas entre sus líderes femeninas.
En marzo, cuando Iglesias regresó de su baja paternal, los sondeos decían que Vox podía pasarlos, dejarlos en quinta fuerza y peligraba llegar incluso al 10% de votos.
Las Serra, del frío al abrazo
O quizá las posiciones no eran tan fijas: porque la última que ha salido de la casa, Clara Serra, aún tiene episodios por emitir. Se fue con Íñigo aquel día de enero y ahora le ha dado un portazo. Pero quien fue su rival el 26-M por liderar la izquierda a la izquierda del PSOE, su hermana Isa Serra, ya le ha dejado "las puertas abiertas" para que regrese de su canita al aire con Íñigo.
Y es que de aventura se puede calificar que la activista feminista se haya largado de Más País sólo cuatro meses después de ir a las elecciones autonómicas como número dos de Errejón.
Pero lo cierto es que Clara le ha hecho a Íñigo al dimitir -acusarlo con palabras elegantes de "liderazgo machirulo"- lo mismo que Carolina Bescansa ya le había hecho a Pablo al dejar sus responsabilidades en Podemos... antes de reunirse con Íñigo en Más País. Y lo ha hecho Serra tras sufrir el acoso y derribo de la nueva favorita, Tania Sánchez... para más inri, expareja de Pablo y su fiel escudera hasta que cambió de bando. Así lo explica alguien que ha asistido a todos los movimientos desde dentro:
-Sí, es curioso, pero han sido ellas las que han hecho más ruido. Tienen motivos legítimos para haberse movido así. Pero si buscas alguien que se mueve por interés propio y en situaciones hasta oscuras, esa persona es Tania Sánchez.
-¿Es la mala de la película?
-Es una solista que sabe rodearse... y cambiar de banda.
Todo un culebrón, con subtramas incluso. Porque tras la escapada de Clara junto a Íñigo, Pablo eligió a Isa, la hermana pequeña de las Serra, como la cara que debía encabezar la lista de urgencia de Unidas Podemos a la Comunidad.
Inteligente, "incansable", procedente de los anticapis -facción que necesitaba un poco de cariño por parte del jefe-, y con la misma buena imagen que su hermana, Isa dejó de hablar a Clara durante meses, los que duró su enfrentamiento político, hasta las elecciones del 26-M. Pero el desencanto de la mayor de las Serra con Errejón se empezó a olisquear en las redes al ver cómo entre las hermanas Serra volvía el retuiteo.
Como vemos, las ideas y venidas de ellas, y los polos de poder de ellos, aquel 17 de enero fue el elemento central de la trama en la historia de Podemos, si es que tan poco tiempo de vida política se puede nombrar con ese sustantivo. Claro, que la "disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados", que es la Historia que solemos escribir en letra mayúscula es sólo la segunda acepción del término, según el Diccionario de la Lengua. La primera historia, con minúscula, casa más con el novelón: "Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados". Y es que aquí hay mucho de privado.
Irene contra Íñigo, su antecesor
Cuando Íñigo se cogió de la mano de la exjueza, la más beligerante fue su sucesora en el puesto de portavoz parlamentario, Irene Montero, que había ascendido al puesto a la vez que se iba sabiendo que había inaugurado una relación sentimental con el líder máximo, cuando aún se ocultaban las desavenencias de Íñigo y Pablo. "Irene se lo ganó, y en el partido se fue confiando cada vez más en ella. Venía del grupo de Rafa Mayoral, de un pasado en IU, y su figura fue creciendo desde los inicios a las elecciones del 20-D", cuando se decide apostar por ella a fondo, explican fuentes internas de Podemos.
Pero antes de que ella lo llamara "traidor", hubo silencio. Los líderes de Podemos callaron un rato, unas horas, y uno se los podía imaginar con los ojos como platos, mirándose unos a otros con cara de pasmados en el más frío fuego de campamento, quizás el último de la inocencia perroflauta. Pero el pasmo nunca fue tanto porque los sorprendiera el movimiento del exfundador y -ya definitivamente- examigo. El estupor fue más por no haberlo previsto y, de paso, prevenido.
-No es la primera vez que lo hace.
-¿El qué? ¿Irse?
-No, dar un golpe de mano
Quien habla es una persona que hoy trabaja cerca de Iglesias. Y rememora cómo cuando el líder volvió a Madrid de su etapa como eurodiputado para competir en las elecciones generales del 20-D de 2015 se encontró con disfunciones graves en la interna del partido. Una especie de "estado dentro del estado" al servicio de Errejón, "su estrategia y su persona". Aquello se solventó con destituciones llamativas, como la de Sergio Pascual, y acuerdos secretos cara a cara entre los dos jefes máximos.
Pero después del silencio vinieron las palabras gruesas. No tanto de Pablo, el amigo traicionado, que simplemente mandó un comunicado a los medios mostrándose "tocado y triste", como de su pareja y segunda en Podemos: "Ha urdido un plan durante meses a espaldas de los inscritos y de la dirección, ha dinamitado todos los puentes"...
Ese 17 de enero era pleno interregno. Irene acababa de regresar de su baja maternal, más feminista y verde que nunca, ocho días antes. Y tomaba el mando de la formación después de que Pablo desapareciera suavemente por la Navidad y la sustituyera en casa al cuidado de los mellizos. Así que era la fecha perfecta para ponerle los cuernos a Podemos, porque además era el quinto aniversario de su ceremonia de fundación pública. Íñigo Errejón no sólo se largaba, sino que se vengaba de quien le había arrebatado el puesto a la derecha del líder.
Bescansa, aliada circunstancial
Ríos de tinta se habían escrito 11 meses antes cuando en febrero de 2018, el joven estratega había tenido que doblar la rodilla ante el líder, aclamado en Vistalegre II. La maniobra de Íñigo para disputarle el poder a Pablo le había salido mal, y acabó colocado como candidato a la Comunidad de Madrid. Por entonces, Bescansa aún no sonaba como aliada del perdedor. Pero, ya purgada en pleno ascenso de Irene, su número dos en la lista para la Comunidad parecía un buen cajón donde esconderla.
La socióloga gallega, fundadora histórica del partido, había sido la primera en empezar un giro estratégico que después seguiría Errejón, criticando el discurso de Iglesias.
-Jugó a culpar a Pablo de la desunión en Vistalegre II y se quedó colgada, así que empezó a hacer críticas en medios.
-Bueno, fue la primera en ver que el discurso de Podemos con Cataluña le podía hacer daño
-No. Lo usó en su beneficio. En las reuniones internas decía justo lo contrario.
La fuente acusa a Bescansa de usar el doble discurso. Pero lo cierto es que su frase en los pasillos del Congreso abrió un debate que todavía hoy sigue instalado en Podemos: "A mí me gustaría un Podemos que le hablase más a España y a los españoles y no sólo a los independentistas", lamentó un día de octubre de 2017 en los pasillos del Congreso. Bescansa llamó la atención a sus líderes recordando que Podemos es un partido "español" y "estatal" pero "se ha olvidado de contarlo".
¿Quería Errejón a Bescansa con él? Oficialmente, sí. Extraoficialmente, "le convenía", explica una fuente interna de Podemos. Porque él todavía no hablaba de "más país" y sí seguía defendiendo el "derecho de autodeterminación" y un "referéndum para que los catalanes se expresen en libertad". Pero ya quería entonces liderar un partido nacional a la izquierda del PSOE.
¿Cuánto tardó en romperse esa alianza de conveniencia? Sólo dos meses. A mediados de abril el equipo de la fundadora publicó por error un documento en el que ofrecía a Íñigo su apoyo como candidato madrileño a cambio de que el todavía diputado la apoyara para conseguir liderar en el futuro la formación morada y la candidatura de las siguientes generales. Un auténtico golpe de estado contra Pablo Iglesias.
Errejón calificó el documento de "inaceptable" y "delirante". Bescansa alegó que era una "propuesta borrador", que ella ni conocía en sus términos explícitos, y que había sido todo una confusión entre canales de Telegram de su equipo colaborador... pero en pocas horas se vio obligada a renunciar a la lista de Íñigo a la Comunidad.
Se perdía una oportunidad de darle a Podemos la vuelta como un calcetín, como luego se vio que también quería Errejón: moderar sus formas y presentarlo como lo que hoy es Más País, un proyecto más "posibilista". La figura de la socióloga se fue desdibujando y se retiró de la política tras acabar la legislatura... hasta que de nuevo la alianza ha vuelto a convenir a las partes.
"Más País no nace contra Podemos, sino contra la abstención", dijo Bescansa hace una semana. "He aceptado la propuesta de Íñigo para encabezar la lista por Coruña para consolidar un gobierno progresista para España".
Tania y Rita, las primeras
Ha sido el propio Iglesias el que estos días ha admitido que en Podemos "se mezclaron relaciones personales y políticas". Y él fue quien primero lo protagonizó. Había nacido el partido a los medios con un hiperliderazgo del "perroflauta de la coleta", voz de muchas asambleas del 15-M, tertuliano político y agitador de las redes en 2013 y 2014, cuando de repente sacó cinco diputados en las elecciones europeas que cambiaron el mapa político español para siempre.
Su pareja, Tania Sánchez, rompió con Izquierda Unida a los pocos meses, en febrero de 2015, prometiendo que "no, punto. No vamos a entrar en Podemos. Punto". Pero lo hizo de inmediato, en julio, en cuanto Iglesias convocó unas primarias para las generales del 20-D... Aunque ya no eran pareja, Tania entró en el círculo más cercano del líder, fue elegida diputada y ejerció de pablista irredenta... hasta que se despertó errejoner.
-A Tania le gusta demasiado la política, hacer política... hacerla.
Así la describe una persona que asistió a ese movimiento inopinado: una mañana de septiembre de 2016 apareció, sin avisar a los suyos, junto a Clara Serra -a la que ahora ha desplazado de las preferencias de Íñigo- y a Rita Maestre en la rueda de prensa de lanzamiento de la candidatura no oficialista para liderar Podemos Madrid. La del entorno errejonista, que se enfrentaría a la pablista, encabezada por Ramón Espinar y, como después en Vistalegre II, saldría derrotada.
Maestre también había sido la pareja primigenia de Errejón, con tiempos de ruptura sentimental similares a los de Iglesias y Sánchez. Su figura emergente sirvió de contrapunto juvenil y transgresor a la lista encabezada por Carmena en las municipales de 2015.
No en vano, había saltado a la fama por ser una de las activistas que, al grito de "¡Contra el Vaticano, poder clitoriano!" tomaron en sujetador la capilla de la Universidad Complutense en 2011, cuando contaba con 22 años. Ahí sigue ahora, menos carmenita y más errejonita, pues se la dio por expulsada de Podemos al irse con la exjueza e Íñigo de la mano a Más Madrid.
Se volvió a ver junta a la expareja en el invierno de 2016, echando la tarde con un cine y unas risas. Hubo quien quiso ver en la escena una reconciliación amorosa, justo antes de su juicio por desnudar su torso en la capilla universitaria. Pero no, en realidad era el inicio de la alianza con las feministas de Maestre y Serra, para replegarse en Madrid y consolidar posiciones para dar el salto cuando fuera conveniente.
Todo lo que vino después ya es historia contada de esas "guerras perdidas en la propia retaguardia". En todo este tiempo, desde las elecciones de diciembre de 2015, Podemos ha ido perdiendo fuelle: desde el 20% de los votos y 69 escaños hasta lo que le augura la última encuesta de SocioMétrica para EL ESPAÑOL, un 11,7% con 31 diputados. Con muchos caídos en combate y más mujeres protagonistas de cambios de bando, Iglesias confía ahora en que aquello de mezclar amores y políticas fuera, de verdad, "una adolescencia difícil que ya hemos pasado". El 10-N veremos su sus electores ya los consideran adultos.