Pablo Iglesias no quiere que se le escape esta oportunidad, la enésima de apoyar un Gobierno de Pedro Sánchez pero, sobre todo, la primera de ser vicepresidente. Así que el Consejo de Coordinación de Podemos ha decidido convocar la consulta a sus bases sobre el Gobierno de coalición antes de que se sepa en qué consistirá. Ni competencias, ni nombres, ni peso, ni siquiera las "renuncias y cesiones" a las que deberán someterse los votantes de la formación morada y el programa que apoyaron.
Este lunes, en la primera rueda de prensa convocada por Podemos tras las elecciones del 10-N, la portavoz de la dirección, Noelia Vera, se ha limitado a dar a conocer cuál será la pregunta que se traslade a los inscritos: "¿Estás de acuerdo en que participemos en un gobierno de coalición en los términos del preacuerdo firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, sí o no?".
El partido de izquierda radical ha cambiado radicalmente su posición respecto a las negociaciones. Cuando nació la formación, Iglesias exigía que todos los acuerdos se discutieran con luz y taquígrafos: "Los españoles tienen derecho a saber hasta dónde comen sus representantes, la agenda de un político debe ser transparente", sostenía entonces. Ahora, la consigna es "la discreción en la negociación", la asunción de que "el liderazgo es de Pedro Sánchez" y la disposición a hacer "lo que haga falta" para que el acuerdo salga adelante "cuanto antes".
Y esto, por el momento, supone someter a votación el decálogo de deseos que componía el preacuerdo firmado ahora hace seis días en el Comedor de gala del Congreso de los Diputados. Una lista vaga y sin apenas concreciones, redactada en una tarde por Adriana Lastra e Irene Montero después de una llamada en la noche del 10-N y una cita de apenas unas horas al día siguiente entre el presidente en funciones y aspirante a la reelección, Pedro Sánchez, y quien hasta un día antes "no le dejaba dormir", era el "principal escollo" y no era de fiar sentado a su lado en Moncloa porque él necesitaba "un vicepresidente que defienda la democracia".
Lo único cerrado, como se han encargado de confirmar las fuentes oficiales de la dirección de Podemos, es que "Iglesias será vicepresidente". Se da por hecho que los morados no tocarán ni de lejos las competencias de Estado, que renuncian a sus posiciones favorables a la autodeterminación de Cataluña y que deberán tragar "sin vetos" con la vicepresidencia económica de su "bestia negra", Nadia Calviño.
Eso cercena mucho las posibilidades de llevar a cabo las políticas que los morados llevaban en su programa electoral. Y de ahí que todo movimiento ahora esté supeditado a que nada haga tropezar la "ocasión histórica", convertida en "necesidad histórica" porque "ojo, hay una extrema derecha avanzando", tal como ha dicho Vera.
La consulta de Podemos se celebrará, de hecho, a la vez que la socialista: del 23 al 26 de este mismo mes de noviembre. "Lo mismo harán nuestros compañeros de IU y de En Comú Podem", ha recalcado la portavoz. Vera tampoco ha concretado si se conocerán los términos definitivos del acuerdo antes de la sesión de investidura -"comprended que estamos a lo que diga quien lidera esta negociación, que es Pedro Sánchez"-.
Y el viraje radical de las posiciones de Podemos incluso se sustancia en que el Consejo Ciudadano Estatal que Pablo Iglesias se comprometió a convocar en la misma noche del 10-N ahora se pospone "hasta que haya un Gobierno funcionando".