Reja del panteón de los Franco en Mingorrubio, este miércoles, con banderas y flores en recuerdo del dictador.

Reja del panteón de los Franco en Mingorrubio, este miércoles, con banderas y flores en recuerdo del dictador. J.N.J.

Política 20-N

El primer 20-N de Franco en Mingorrubio: nostalgia, prostáticos y más cámaras que franquistas

Un 20-N con Franco de cuerpo trasladado tiene estas cosas: dos misas en hora y media; una en el Valle de los Caídos y otra teórica en El Pardo.

20 noviembre, 2019 14:43

A las doce menos cuarto del 20-N en el cementerio de Mingorrubio, el primero con Franco reposando en sus entrañas, dos sentidos veteranos del franquismo, antiguos escoltas del dictador y enjutos para su edad, se persignan a la entrada del panteón familiar. "El techo está mal", murmuran. Llevan gabardinas como de otra época. "Aquí no hay ni Cristo", se les escapa.

El frío remite y la prensa va a la busca del ultra mediático, que todavía ni está ni se le espera. En la paz de los muertos, en el monte del Pardo y entre granito, las conversaciones retumban y parece que tienen trascendencia histórica aunque estén hablando de Sánchez y de los ERE. "Los políticos son una cuadrilla de mentirosos", dejan claro, y los primeros nostálgicos sacan sus teléfonos, se saludan, vacían la próstata y la Policía hace su trabajo identificando a los de la alcachofa.

Hay un solecillo agradable entre nubes grises en Mingorrubio mientras los sepultureros se desperezan delante de un cartel que reza: "Se advierte al público que está prohibido subirse en las sepulturas". En el frente del panteón, en la rejería, hay sobreabundancia de banderas: "Lleida con Franco". También una botella de vinillo con dos gardenias: para Paco, de Pepe el de Despeñaperros. Todo eso le pone marcha rojigualda a una pizarra donde la verdina, como en Meirás, empieza a hacer estragos.

Los flechas y los pelayos peinan canas y hablan del linaje de Alfonso XII cuando dos secretas despachan con la decena de nacionales uniformados. Pasa un tipo parecido a Gistau con una trenca con la Cruz de San Andrés bordada, presumiblemente por él mismo.

Telefranquismo: ramos por encargo

Un 20-N con Franco de cuerpo trasladado tiene estas cosas, dos misas en hora y media: una en el Valle de los Caídos y otra teórica en Mingorrubio. O así estaba anunciado en la clandestinidad de los franquistas sin Franco. O de los franquistas con Franco en Cuelgamuros.

Entretanto desfilan familias que despiden a los suyos con esa democracia final que es cada cementerio abierto al público y a la muerte. Crujen lápidas. Están dando sepultura a cincuenta metros del mural kitsch en que han convertido el sepulcro de los Franco. Un panteón, sí, en el que el empleado de una empresa de mensajería, impasible el ademán y con una ejemplaridad que no está pagada, deposita un ramo por encargo: ha llegado el telefranquismo a la paquetería urgente.

JNJ

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A eso de las doce y cinco el nieto de García Serrano (Arriba) junto con cuatro mujeres muy peripuestas se santiguan y rezan un padrenuestro. "Que España no te reconozca es de vergüenza, por eso aquí estamos". Y concluyen el speech con un "Viva España y viva Franco" no sin antes cerciorarse de que el momento se graba en sus móviles y en las cámaras del telediario. "Somos de Pamplona, querido Rafael García Serrano", le espetan; "soy Eduardo", corrige el periodista e hijo del prosista de Falange.

Dos bilbaínas quieren salir en una fotografía histórica con el fondo de los cincuenta periodistas que han ido a Mingorrubio como en esa venganza simpática a la prensa que tanto azuzan Vox y los CDR. El autobús que los ha bajado de Cuelgamuros, donde sí que ha habido misa, se vuelve a Madrid. A las 12.30.

'Look' de Franco cazador

Hay un silencio seguido de un lamento cuando un anciano, Jaime, empieza a musitar un quejido ininteligible seguido de un temblor de una mano que sostiene un purito a medio consumir. Pasan señores de edad provecta con el look de Franco cazador, sombrero y jersey a rombos, y hasta un nostálgico con un sombrero tirolés decorado con todos los emblemas que hay a la derecha de la derecha

No más de una decena de policías, cincuenta periodistas y cuarenta y pico nostálgicos, han puesto cierto color al primer 20-N con Franco, de nuevo, en El Pardo. Cuando la Policía larga por el walkie que hay tranquilidad absoluta, Jaime deja de llorar y atiende a las cámaras junto al que a primera hora se nos presentó como escolta de Franco. Dos ciclistas toman el bocadillo, tienden la mirada y se sacan un selfie.

Sólo la mañana se pone solemne cuando, escoltado desde el Valle, llega Luis Utrera Molina, abogado de la familia, al que los presentes agasajan con fotos de campamentos de la OJE.

Una corona de flores de la Fundación Franco monta guardia mientras el franquismo institucional se congrega a la entrada del cementerio para un acto breve en la cripta. Por allí anda el presidente de la fundación, Juan Chicharro. Y el bisnieto de Franco, un tal Francisco Franco Suelves al que no supe poner cara.

El periodista intercambia algunas palabras con Utrera Molina y sabe que le está fastidiando el plano a algún fotógrafo. El rictus serio del día de la exhumación torna hoy a algo simpático, bromean con traslados y helicópteros. A las 13.46 abre la cripta y entran a un acto religioso previsto para una hora antes.

En el 20-N más simbólico, a Franco lo escoltaban más cámaras que españoles. A las 13.56 salen, se escucha el consabido "viva Franco, arriba España", y una nube asola al bisnietísimo.