La coincidencia en unas pocas horas de la renuncia del secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, y el abandono de la política por parte de su secretario de Comunicación, Fernando de Páramo, no es casual. Según fuentes del partido, el paso al lado de ambos, puntales del antiguo núcleo duro de Albert Rivera, obedece a su voluntad de dejar el terreno libre a Inés Arrimadas para que esta construya una nueva dirección a su medida. El mensaje a militantes y votantes está claro. El viejo Ciudadanos de Albert Rivera ha muerto para que el nuevo Ciudadanos de Inés Arrimadas eche a andar sin más obstáculos que los estrictamente inevitables.
Ese viejo núcleo duro era el formado por el propio Albert Rivera, José Manuel Villegas y Fernando de Páramo, pero también por Fran Hervías –secretario de Organización–, Carlos Cuadrado –secretario de Finanzas– y José María Espejo –secretario de Acción Institucional–. Los tres primeros ya han renunciado a sus cargos. La renuncia de Villegas es probablemente la más significativa de todas junto con la de Rivera.
Villegas llevaba en el partido desde su fundación en 2006 y en el Comité Ejecutivo, desde 2007. Él fue, según cuenta la leyenda, quien decidió que el primer presidente del partido fuera escogido por orden alfabético. De los tres últimos nombres, el caso más polémico es el de Hervías.
"Tanto Villegas como Páramo eran conscientes, y sobre todo este último, de que Inés Arrimadas no iba a contar con ellos", explican fuentes del partido naranja. "Así que han preferido irse antes de que ella los rechace públicamente, lo que sería visto como una humillación. Lo de Villegas era lógico. Él era la persona más estrechamente vinculada a Rivera. Si hubiera continuado, la gente no habría percibido una renovación real en el equipo directivo y en el partido", añaden.
Sin lastre ni deudas
En Ciudadanos existe una casi total unanimidad al respecto. A los miembros del círculo interno de Rivera no les quedaba otra opción. En parte, porque su responsabilidad en la debacle electoral del pasado 10 de noviembre es percibida en la formación como indudable. En parte, también, porque nadie quiere a una Arrimadas lastrada por deudas pasadas.
La voluntad de renovación en el partido es sincera y, en cierto sentido, inclemente. "Rivera se rodeó de un núcleo duro muy cercano y muy restringido, y lo que está claro es que la responsabilidad del fracaso no fue sólo suya. Páramo fue, por ejemplo, el responsable de la idea del perro Lucas. Y con eso está todo dicho", recuerdan en Ciudadanos.
El problema para Arrimadas, según las fuentes consultadas, será Hervías. Porque el actual secretario de Organización del partido no parece tener ninguna intención de renunciar a su cargo. En Ciudadanos se le atribuye a Hervías la campaña #prohibidorendirse con la que algunos simpatizantes y militantes del partido han mostrado su apoyo al secretario de Organización y le han pedido que no dimita. La campaña se inició hace unos días con un mensaje de WhatsApp en el que se hablaba de una supuesta campaña de acoso y derribo contra Hervías y en el que también se descalificaba a periodistas "críticos" como Isabel Morillo de El Confidencial. "Se lo debemos y se lo debéis", finalizaba el mensaje.
"Hervías no tiene nada que ver con Villegas y Páramo. Villegas es un intrigante que tiene muchos enemigos y detractores, además de una contestación interna enorme. Todo el mundo pide que se vaya", dice una fuente cercana a la cúpula del partido. "Hervías se ha montado una campaña de promoción personal con los tuits de todos sus colegas y eso ha avivado aún más la crítica contra él. Porque el famoso mensaje de WhatsApp lo recibieron los coordinadores de organización de las diferentes comunidades autónomas y provincias vinculadas a él. Inés no puede mantenerlo de ninguna manera".
Hervías, señalado
La acusación es confirmada por otras fuentes del partido. "El quid es Hervías. Porque él es quien ha montado la organización y la persona a la que la mayor parte de Ciudadanos culpa del fracaso electoral. De hecho, él es el culpable de que la organización funcione tan mal. Sólo hay que ver la campaña que se ha montado de autobombo, pidiéndole a todos los cargos que le alaben en Twitter, y diciendo que Juan Marín [líder de Ciudadanos en Andalucía] está metiendo cizaña contra él, cuando eso es radicalmente falso".
Más allá de Hervías están los casos de Espejo y Cuadrado. José María Espejo, número tres de la lista de Barcelona de Ciudadanos el pasado 10 de noviembre, será diputado tras la renuncia de Fernando de Páramo, que deja su escaño como número dos de la lista. Si no hay sorpresas, Inés Arrimadas lo mantendrá como diputado.
La gestión de Carlos Cuadrado como secretario de Finanzas del partido tampoco provoca dudas. El desplome de los ingresos de Ciudadanos en un 20% por la debacle electoral, equivalente a unos tres millones y medio de euros anuales, será amortiguado por una hucha de doce millones de euros. Hucha cuya existencia se atribuye al buen hacer de Cuadrado y que permitirá que la formación esquive los despidos y pueda conservar sus cincuenta y una sedes, incluida la central de Madrid de la calle Alcalá, la joya de la corona del partido.
La sorpresa del nuevo Ciudadanos podría estar en la nueva forma que Arrimadas le dé al partido y que podría asemejarse más a una estructura tradicional de baronías que a ese partido sin líderes territoriales claros que ha venido siendo el Ciudadanos de Rivera. "En opinión de muchos, hace falta ir hacia una estructura más de partido viejo. Es decir, hacia una estructura de baronías, básicamente.
Si las crisis pueden definirse como esas épocas en las que lo nuevo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer, en Ciudadanos ya andan manos a la obra con lo primero. Y, de hacer caso al runrún interno del partido, también con lo segundo. La crisis en el partido será breve.