Cuando Moncloa filtraba este viernes que se sentía cómoda con la pregunta que ha lanzado Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) a sus militantes para avalar o no una posible investidura de Pedro Sánchez no contaba con que después los independentistas elevarían el listón.
Para empezar, por la tarde se supo que una de las personas que integrará la delegación independentista será Josep María Jové, uno de los "muñidores" del golpe separatista de octubre de 2017 y ex número dos de Oriol Junqueras en el Govern del 1-O. Y tampoco se esperaban los asesores del presidente en funciones con que este sábado saldrían todos los dirigentes de ERC a aclarar que la "mesa de negociación" que exige no es "de partidos", sino "de gobiernos, de igual a igual".
El problema era que este fin de semana votaban los militantes del PSOE su apoyo al preacuerdo de gobierno de coalición con Unidas Podemos. Y sobre todo que ese pacto, cuyo texto es un decálogo de vaguedades y no especifica ni las políticas concretas que se llevarían acabo ni los términos y condiciones en que se aplicarían, precisa de la participación de ERC. Por acción u omisión. Votando a favor o absteniéndose en la votación de investidura.
Pero lo cierto es que a los militantes socialistas no les importó ni tanto así que nadie supiera qué se apoyaba o se rechazaba realmente, ni que las condiciones se cambiaran un sábado por la mañana, ecuador de dos jornadas de votación. El 92% de los socialistas que ejercieron su derecho -que fue el 63,1% de los 178.651 que componen el censo- dijo que sí, según los datos entregados por el propio PSOE.
También están ejerciendo su derecho a opinar sobre el acuerdo Sánchez-Iglesias los militantes de Podemos, los de IU, los Comunes y los de Galicia en Común, todas las facciones que confluyen en el Grupo Confederal morado en el Congreso. En este caso, influyen menos las subidas en la apuesta separatista, pero lo cierto es que tanto unos como otros votan sin saber muy bien qué.
Tres maneras de claudicar
Tras el redoble de la apuesta de Esquerra, a Sánchez le quedan tres vías: o claudica con los separatistas, y convoca una mesa de gobiernos; o claudica con el resto de constitucionalistas, y se aviene a negociar algo parecido a una gran coalición con PP y Ciudadanos; o claudica del todo y se deja llevar a unas terceras elecciones.
Esta última opción es hoy en día la más lejana, evidentemente. Y probablemente le costaría la pérdida de su legitimidad como candidato. La primera tendría el precio de enconar aún más las posiciones de Pablo Casado e Inés Arrimadas en contra de un "Gobierno frankenstein" que nacería incapacitado para trabar grandes consensos. Pero la opción de acercarse a los populares, después de haber "elegido socio" con su preacuerdo con Unidas Podemos -como le acusan los dirigentes del PP y de Cs- ya sabe que tendría, muy probablemente, su cabeza política como precio.
Cómo ha cambiado todo
Centrados en el escenario actual, será este lunes cuando los militantes de ERC se pronuncien ante la pregunta "¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?".
Desde Moncloa se celebraba esa redacción este viernes, como decíamos, y fuentes oficiales de Podemos explicaban a este periódico que, expresada en eso términos, significaba que "en Esquerra quieren investir a Sánchez", porque las condiciones parecían "suficientemente ambiguas como para que sean fácilmente aceptables". Tanto que, como informó este periódico, Sánchez ya se preparaba para negociar desde este martes con la formación de Junqueras.
Pero el caso es que Jové, "arquitecto del 1-O", será uno de los enviados a esa mesa de negociación "sin líneas rojas ni vetos" que exigen los independentistas. Jové está imputado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña tras el hallazgo en su vivienda por parte de la Guardia Civil de una agenda Moleskine en la que se recogían todos los pasos y los posibles escenarios para la declaración unilateral de independencia.
Los socialistas tendrán así que tragar con negociar frente a quien los jueces relacionan directamente "con la hoja de ruta prevista para alcanzar la independencia de Cataluña por la vía unilateral, contra las sentencias y mandatos del Tribunal Constitucional y con la asistencia al referéndum convocado por el Govern". El Tribunal cree que pudo "prescindir de las leyes y los mandatos del Tribunal Constitucional" para conseguir el objetivo de los separatistas el pasado 1 de octubre de 2017.
Condiciones para una "mesa sin condiciones"
Y además asumir las condiciones de ERC para esta "mesa sin condiciones". Las declaraciones de este sábado de Sergi Sabrià, líder de ERC en el Parlament; de Pere Aragonès, vicepresidente del Govern; y de Marta Vilalta, portavoz del partido, han cambiado las normas del juego en plena partida. Ahora la mesa es de gobiernos y, si el PSOE pensaba que le bastaría con ERC y se podría olvidar de JxCat, los líderes de Esquerra añadieron que Quim Torra deberá presidir la delegación catalana en esa negociación, "por una cuestión institucional".
"Es más que obvio que buscar una solución política para Cataluña no es un diálogo que se pueda hacer entre partidos, sino que se tiene que hacer entre gobiernos. Esto es aquí y en todas partes del mundo, es decir, entre el Gobierno de Cataluña y el del Estado", ha dicho Sabrià.
"Tiene que ser de igual a igual", ha añadido Aragonès. De no ser así, su formación seguirá en el no a Sánchez, por lo que para cambiar esa posición aclara al PSOE que el diálogo tiene que darse entre las instituciones de Cataluña y de toda España para que se pueda representar "al conjunto de la ciudadanía", y porque el debate entre partidos ya existe.
A lo que Vilalta ha apostillado que "tenemos muy claro cómo podemos contribuir a encontrar esa solución democrática. Creemos que tiene que pasar por el reconocimiento por parte del PSOE y del Estado español de que aquí hay un conflicto político". Si el PSOE sigue aceptando, Vilalta, Jové y Gabriel Rufián serán los enviados para concretar el calendario de reuniones de esa mesa, las garantías de cumplimiento de sus eventuales acuerdos y los términos ne que se reunirá.