No fue cosa de una, dos, tres veces. La cuestión flotaba constantemente en el ambiente durante toda la campaña electoral y, cuando los focos enfocaban, el coso se volvió contra el PSOE: ¿cuántas naciones hay en España? El PP y Cs preguntaban, juntos y por separado, de manera clara o indirecta, daba igual. Era una lluvia de interpelaciones. El resultado: la nada. Ni Sánchez ni su portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, supieron responder. Y la supuesta plurinacionalidad quedó bailando.
Ahora, la contestación, parece, la ha dado el PSC, el partido federado a los socialistas. La formación, cuya cabeza visible es Miquel Iceta, celebrará durante la segunda semana de diciembre su congreso, quiere atraer al votante constitucionalista catalán que, ahora, puede verse huérfano y que en las últimas elecciones autonómicas optó por Inés Arrimadas. Y su arma es la nación catalana.
España, sostiene el PSC, es un país moderno, plurilingüe y pluricultural, que se fundamenta en la igualdad de derechos y la garantía del derecho de autonomía de los pueblos que la integran. En este sentido, apunta: “Reconocer Catalunya como nación y España como un estado plurinacional es nuestra manera de entender nuestra unión y la igualdad en la diversidad”.
Herida sangrante
La supuesta plurinacionalidad de España que ahora reflotan los socialistas catalanes deja al presidente del Gobierno en funciones entre la espada y la pared. Es una herida candente en Ferraz, un flanco por el que son débiles y, aún, no han encontrado respuesta. Voces socialistas comentaban en privado, tras los dos asaltos televisados entre los candidatos y las portavoces parlamentarias, que era impensable que Sánchez no hubiera preparado una respuesta para el debate.
Diversos barones del PSOE también han mostrado su rechazo a que se negocie “la Constitución” con los independentistas. Lo hizo el propio Emiliano García-Page en una entrevista con este periódico: "Que el Gobierno que sea investido dependa de ERC impide arreglar el problema en Cataluña" o "Seré muy rotundo sobre ERC: si alguien se sale del camino constitucional, mi Gobierno puede ir al TC", arguyó el presidente de Castilla-La Mancha.
Esto complica aún más el via crucis de Sánchez para conseguir que su investidura salga adelante. De momento, sólo cuenta con el apoyo expreso de Unidas Podemos y necesita, al menos, la abstención de ERC si ata los síes de los partidos regionalistas y nacionalistas. Pero los republicanos ya han dejado claro que el camino no será fácil: la militancia rechazó este lunes de forma rotunda facilitarlo si no hay una mesa de negociación sobre el "conflicto político" en Cataluña.
Concepción nacionalista del Estado
Hace apenas veinte días, durante el debate de portavoces, Adriana Lastra no supo responder y tan sólo pudo enarbolar el papel que su formación política tuvo durante la Transición. “El PSOE es el único partido de carácter nacional que esté aquí presente que apoyó y firmó la Constitución del 78. ¿Sabe lo que defiende? El artículo número 2. Nosotros hicimos la Constitución”, comentó.
La situación se repitió tan sólo unos días después, pero la reacción fue ligeramente diferente. Sánchez, directamente, cuando le interpelaron tanto Pablo Casado como Albert Rivera, evadió la cuestión.
Pero el boomerang siempre acaba volviendo: el federalismo y la plurinacional continúan coleteando por las filas socialistas y sirviendo de aviso para unos y otros. Ya sucedió cuando el PSOE tuvo que recular y añadir ambos conceptos en su programa electoral tras filtrarse que no estaban incluidos. Después, no dar un portazo a los independentistas mientras hacía una defensa cerrada de la Constitución. Ahora, ha de lidiar con la concepción nacionalista del Estado que defienden sus socios catalanes y que Ferraz asumió como propia allá por 2013.
El PSC lo ha dejado claro con su aviso: a sus ojos, el camino hacia el federalismo es la única solución al desafío secesionista. Sin embargo, está por ver cómo consigue Sánchez salir de lo que se ha erigido como su propio laberinto. Si es que lo hace.