Lo que era imposible en julio se ha hecho realidad. A falta de los últimos detalles, la negociación entre PSOE y Unidas Podemos está culminada: estructura de gobierno, competencias y reparto de puestos. Y decimos lo que era imposible refiriéndonos a "ceder". El secretario general de Podemos lo advirtió por carta a sus militantes: "tendremos que ceder mucho". Y Sánchez lo hizo por la vía de los hechos, tragando sapos en apenas 24 horas para aceptar todo lo que le "quitaba el sueño".
El caso es que Iglesias quería crear una empresa pública de energía "para presionar al oligopolio eléctrico" y ahora se quiere sentar en un Consejo de Ministros cuyo presidente acaba de aprobar una "subida de primas a las renovables" para las mismas empresas que él quería confrontar. A saber si el de Podemos está contento porque el Ejecutivo apuesta por la energía verde o si está insatisfecho porque ese dinero lo pagará "la gente" en cada uno de sus recibos hasta el año 2032.
Entretanto, Sánchez ha dicho que sí a la exigencia de los morados de que su peso en Moncloa no dependa del número de ministerios, sino "de las políticas que se puedan llevar a cabo", según fuentes conocedoras de la negociación. Y cuanto más ceda Iglesias en lo que Sánchez no le deja tocar, más sillones recibirá. Es lo acordado.
Lo que antes eran "cajitas vacías con un lazo muy bonito", ahora se asume para cumplir con uno de los compromisos que hizo Iglesias al abrazarse a Sánchez: si por un la do no hay más "vetos", por el otro no habrá más "escollos".
Así, según ha podido saber este periódico, que a la cartera de Trabajo -para Yolanda Díaz (IU)- le haya sido retirada el control de la Seguridad Social; que la de Igualdad -que ocupará Irene Montero (Podemos)- sea en realidad un tercio de las competencias que ejercía Carmen Calvo; y que el presidente sólo ofrezca Universidades resistiéndose a entregar Ciencia -no quiere perder a Pedro Duque- estaría beneficiando a quien lleva 15 días removiéndolo todo para ocupar un sillón en Moncloa, Alberto Garzón.
El líder de IU suena cada vez más fuerte para ocupar una cuarta cartera que, además de la vicepresidencia, le correspondería a Unidas Podemos en la coalición. Los equipos negociadores no dejan que nada se filtre a los medios, pero ese Ministerio estará sin duda en el área social dependiente de Iglesias y todo indica que en la nueva tarjeta de visita de Garzón puede poner "ministro de Dependencia y Juventud".
De las cesiones a los sillones
Sánchez ha sido informado de que el coordinador general de Izquierda Unida estaba incómodo con la situación que se estaba generando. Que una subordinada suya en la estructura federal de la formación ocupara un Ministerio podía ser entendido como una desautorización, más allá de que la preparación de Díaz para el puesto nadie la pone en duda y de que su designación tiene más que ver con la valoración que de ella tiene Iglesias que de una asignación por cuotas de partido. "Nosotros no funcionamos así", explican fuentes oficiales de Podemos, "queremos hacer política y poner a los mejores en cada puesto, sin importar de dónde vengan".
Y con todo esto, sabiendo que el peso político o presupuestario de cada parte en la coalición estaba tasado desde el principio, recordando que -como informó este periódico- nunca se cerró el número de áreas para Unidas Podemos y que siempre se habló de tres o cuatro ministerios, y descontando todas las "cesiones" -no a temas de Estado, no al área económica- que hizo Pablo Iglesias para ser vicepresidente social, Garzón podría hacerse cargo de las citadas competencias.
En realidad, actualmente Dependencia y Juventud están encuadradas dentro de la cartera de Sanidad, de modo que sería un nuevo Ministerio "inventado" desgajando competencias de otro ya existente. Aunque fue descartado en su momento por "vacío". Eso que en julio era imposible, como decíamos al principio de esta información. Una más de las "contradicciones y los límites" que Iglesias asumirá para matar dos pájaros de un tiro: de su Vicepresidencia colgaría la cantidad de políticas y presupuestos acordados con Sánchez, y al mismo tiempo evitará roces con Garzón.
"Dos gobiernos en uno"
Hay que recordar que en las últimas ofertas y contraofertas cruzadas entre el PSOE y Unidas Podemos a finales de julio, Sánchez ya ofreció Sanidad, Dependencia, Igualdad y Vivienda como si fuesen cuatro departamentos distintos. Iglesias lo rechazó, indignado, porque eran "cuatro sillones, pero no cuatro ministerios".
A todo esto se añadía la vicepresidencia de Asuntos Sociales, con la presidencia de la Comisión Delegada para coordinar todas las políticas sociales del Gobierno, con los contenidos de todas las áreas de Bienestar social y Dependencia (incluye la actual Secretaría de Estado de Servicios Sociales), y añadiendo el Comisionado para la Pobreza Infantil (con rango de Subsecretario).
Los primeros eran, como hemos visto, dividir en dos una sola cartera; Igualdad nacía de quitarle un tercio de sus políticas a Calvo; Vivienda se desechaba porque "no vamos a poner un ministro que no pueda parar los desahucios ni bajar los alquileres, y nos lo negaban"; y Dependencia se valoraba como muy interesante, pero los morados no podían evitar sentirse ninguneados por "llamar Ministerio a un pedacito de Sanidad" para contentarlos.
Pero eso era entonces. Ahora el milagro se ha obrado. Ambas partes han aprendido de aquel fracaso y están dispuestas a aceptar lo "inaceptable". Sánchez, por su parte, ahora obvia lo que antes era imposible: "Lo que quieren es dos gobiernos en uno, y eso no funcionaría", alegaba. Ahora, la estructura acordada es precisamente eso, zonas estancas que colgarán cada una de su vicepresidencia: la económica y la política, para el PSOE, y la social, para Podemos.
Y todo a pesar de que Iglesias, que hoy no dice nada -ni él ni nadie en su partido para no estropear las negociaciones-, en realidad siempre quiso "un modelo como el valenciano", en el que las formaciones que conforman el Ejecutivo están representadas en todos los departamentos a todos los niveles.