José Manuel Calvente es un abogado de 55 años que acumula treinta de experiencia. En junio de 2014, se convirtió en uno de los primeros trabajadores que contrató Podemos, aquel partido que acababa de abrirse hueco en las elecciones europeas. Aupado como cerebro de la seguridad jurídica durante el "asalto a los cielos", acaba de ser despedido. Justo cuando más avanzaban sus investigaciones internas acerca de presuntas irregularidades como sobresueldos, falsos escoltas, despidos indiscriminados...
Acaban de llamarle por teléfono. Se ha enterado a través de un periodista de que su ya expartido le ha purgado entre acusaciones de “acoso sexual” a una compañera. “Si hubiera un cuerpo, me acusarían de asesinato”, ha contado él tras colgar el teléfono. Lleva más de tres años escribiendo informes y recabando pruebas acerca de sus sospechas. “Hasta que Pablo e Irene han dicho basta y me han fulminado”, ha relatado a sus amigos más cercanos.
Según ha sabido este periódico, Calvente ya trabaja en distintas acciones legales. Cargará contra Podemos por “calumnias”. “Que digan la verdad, ¡son unos cobardes!”, ha repetido estos días desesperado.
Calvente, a tenor de lo contrastado por este diario, ya ha avisado a los suyos de que “el aparato prepara una dura campaña difamatoria” contra él: “Van a ir a por mí con toda su fuerza, voy a ser objeto de una dura represalia”.
Mónica Carmona, también abogada y mano derecha de Calvente en el día a día, ha sido igualmente purgada. Sobre ella, no se vierten acusaciones, se apela a una especie de operatividad. Algo así como: “Si ella trabajaba tan estrechamente con él…”.
Todo empezó -según la versión de Calvente- de esta manera: por razón de su cargo, “Delegado de protección de datos” y abogado de los casos más peliagudos de la formación, debía investigar internamente cualquier tipo de irregularidad para corregirla y evitar que Podemos cometiera un delito o infracción.
“Mi trabajo me obligaba a buscar la seguridad jurídica del partido. Si detectaba irregularidades, avisaba a la dirección para que las depurase… Pero, en lugar de hacer eso, guardaban silencio y sospecho que destruían las pruebas”. Así ha descrito Calvente su trabajo durante estos días al ser preguntado por su despido.
“Yo preguntaba por algo y notaba que se ponían nerviosos. Les entraba el pánico. Empezamos a levantar muchas ampollas. A la cara, me decían que se iba a arreglar… Pero nunca lo arreglaban”, razona este letrado.
La escolta que "desató todo"
En 2016, Calvente percibió “cosas raras” en los contratos de los 'guardaespaldas' de Iglesias y Errejón. “Eran dos o tres personas trabajando como escoltas privados sin tener titulación… Al descubrir eso, empezó a investigar y redactó un informe”, detallan en su entorno.
¿Y cómo se filtró? “Una de las escoltas pasó a trabajar para Irene Montero cuando expulsaron a Íñigo… Percibimos que se la trataba como a una criada. Cuando fue despedida, acudió al juzgado y denunció. Eso desató todo”, desgranan estas mismas fuentes.
Calvente, según ha manifestado los suyos, “no tiene miedo”: “Tengo pruebas de todo. Correos, informes… Se agarran a un clavo ardiendo, a esa denuncia por acoso sexual, pero voy a reaccionar. Les voy a meter una querella”.
Este abogado mantenía una estrecha relación de confianza con Iglesias y Montero. Además de ser el trabajador más antiguo de la organización, actuaba como letrado en los casos clave a los que acudía Podemos en calidad de acusación: Tándem, Lezo, Pujol…
Según las fuentes consultadas por este diario, Calvente nunca mantuvo una conversación con el secretario general y la portavoz acerca de las presuntas irregularidades: “Cuando el partido creció, se establecieron unas jerarquías, como es lógico. José Manuel informaba a quien debía… Y mira cómo ha acabado. Se ha enterado de su purga por la prensa”.