Susana del Río Villar (Madrid, 1966), doctora en Ciencias Políticas, académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes y experta independiente de la Comisión Europea está de actividad frenética en el inicio de esta nueva legislatura europea.
En breve viaja a Bruselas para presentar el proyecto Citizens Pro Europe, ya prepara su intervención ante la Comisión de Asuntos Constitucionales (AFCO) del Parlamento Europeo para hablar sobre una nueva Convención; escribe, celebra debates y da conferencias ante foros de expertos de diferentes ámbitos y despachos de abogados.
Pero todavía más, recientemente se ha embarcado junto a FIDE (Fundación para la Investigación sobre el Derecho y la Empresa) en dirigir un Grupo de Trabajo llamado Convención sobre el Futuro de Europa. "Es el momento, es una gran oportunidad, es necesario", insiste. Y lo explica aquí para EL ESPAÑOL.
¿Por qué una nueva Convención para el futuro de Europa?
Porque necesitamos durante esta legislatura volver a unir y ensamblar todas las voces de las instituciones europeas con las voces que vienen directamente de las entidades de la sociedad civil. Hasta esta legislatura no era el momento de ponerlo sobre la mesa, ahora sí porque, en mi opinión, es preciso renovar, refundar la Unión Europea. Y esto no se puede hacer si no sumamos a nuestros representantes institucionales, líderes políticos y funcionarios, a la voz de los ciudadanos europeos.
Habla usted de refundar... es una palabra muy grande.
Sí, sí. La UE es un proceso integrador y un proyecto único en los sistemas políticos mundiales -y esto hay que exclamarlo-, ¿por qué necesita refundarse? Hay que guardar las columnas fuertes de la UE: la carta de derechos fundamentales, sus valores de igualdad, libertad, dignidad y solidaridad en el marco de la ciudadanía y la justicia. Pero hay que saber identificar cuándo ha llegado la etapa de volver a llamar a una nueva Convención, que va a refrescar y revalorizar lo que es la democracia representativa europea y la credibilidad en el proyecto europeo y en la propia política. Yo creo que ahí la UE puede dar de nuevo una lección de cómo vertebrar el debate político de primer nivel que luego, si es necesario, se vuelque en una reforma del Tratado.
¿Cuáles son los males hoy de la UE?
Son la fragmentación, los nacionalismos, los populismos, el independentismo... Es verdad que en las elecciones europeas de mayo hemos tenido suerte de que se ha bloqueado la entrada numerosa que estaban buscando los grupos y personas que quieren romper la UE. Pero la suerte no viene porque sí, sino por un trabajo conjunto importante.
El gran mal está enlazado a la mentira, a las fake news. Siempre digo que hay que combatir las noticias falsas con noticias verdaderas. Y una nueva Convención Europea sería, sin ninguna duda, una noticia verdadera. Una gran cita, una gran unión europea. Y debatir su futuro en el marco que ya se va a convocar: una Conferencia sobre el futuro de Europa.
En la agenda de esa conferencia tiene que estar en primera fila la posibilidad de volver a convocar una Convención. Esas noticias falsas, esos populismos encontrarían un gran contrincante en una Convención Europea porque, aunque todas las voces tendrían ahí su lugar para hablar -también la voz euroescéptica por supuesto-, de ese gran debate saldría la fuerza necesaria para fortalecer y dotar de mayor legitimidad al método de decisión europeo y para que nos sintamos todos bien representados en un órgano innovador. Un modelo que da luz a la democracia europea viva y ordenada.
Las noticias falsas se combaten con noticias verdaderas y una tercera Convención con todas las voces, incluidas las euroescépticas fortalecería a la democracia europea
¿Y cuáles son los bienes de la UE, esas bases sólidas de las que hablaba?
Lo que hay que guardar son los valores: la UE nació primero como un gran modelo político para la paz. Tras la II Guerra Mundial, Europa quedó destruida a todos los niveles: económico, industrial y moral, con heridas enormes en la sociedad. Y la UE nació para la paz, para reconstruir y recuperar la economía y para que creciera la sociedad. Y también están los valores enunciados en la Carta de Derechos Fundamentales, vinculada jurídicamente al Tratado de Lisboa: la libertad, la igualdad, la dignidad y la solidaridad en el marco de la ciudadanía y la justicia.
Pero las dos primeras Convenciones tampoco fueron un gran éxito, ¿por qué una tercera?
La primera Convención elaboró la Carta de Derechos Fundamentales. Y aunque no se vinculó jurídicamente al Tratado de Niza -que era el vigente-, la presidenta del Parlamento Europeo, Nicole Fontaine, ya dijo que sería la hoja de ruta del hemiciclo. Esto es importante recordarlo, para quienes dicen que la UE no avanza. La Unión está basada en lo tangible y en lo abstracto, que es muy rico. En sueños y en realidad. No podemos avanzar sin sueños. Tenemos la suerte de vivir despiertos en el sueño europeo. Hoy podemos decir que esa Carta de Derechos Fundamentales sí está vinculada al Tratado de Lisboa, que rige ahora.
Y cuando se dice que fracasó la segunda Convención, la que elaboró el tratado por el que se instituía una Constitución para Europa, tampoco es cierto. Lo que pasó es que Francia y Países Bajos votaron no en referéndum. Pero el proyecto en sí mismo fue un gran logro. Porque la inmensa mayoría de sus principios están volcados en el Tratado de Lisboa. Y además consiguió que la palabra "Constitución" estuviese en la voz de todos durante todo el tiempo de trabajo. Eso fue una gran conquista.
Entonces, ¿podemos inferir que esta tercera Convención podría ser la que recuperara el objetivo final de una Constitución?
Sí. La Convención tiene los objetivos de salvaguardar los valores de siempre de la UE. Y desde luego un objetivo prioritario es recuperar la palabra "Constitución". Los nombres importan, hacen que los ciudadanos europeos se sientan más unidos, en un proceso constituyente, más identificados con el proyecto. Si conseguimos que esta vez se apruebe, los Estados miembros, todos, cuidarán más de sus constituciones. Si tenemos una Constitución Europea estamos al mismo tiempo cuidando y no permitiendo que nadie haga daño a cada una de las constituciones de los Estados miembros.
Y eso ahora mismo lo vemos en España cada día con lo que está pasando. Sería un premio desde la UE, una protección enorme para nuestro modelo de democracia parlamentaria, de monarquía... para la Constitución española.
Usted es académica, consejera independiente de la Comisión Europea, profesora, directora de Relaciones Institucionales de Citizens Pro Europe. Seguro que ya ha iniciado alianzas en Bruselas para el Grupo de Trabajo que dirige en FIDE.
Así es. El propio Grupo de Trabajo ya tiene muchísimo peso. En él participan representantes y directores de los principales despachos de abogados y consultorías de España. Son los ámbitos desde los que se mueve la economía, la empresa, la sociedad. Y como dijo Josep Piqué en la primera sesión, en su brillante conferencia, hay que trabajar por esta nueva Convención. Nos explicó cómo es el contexto actual global y cómo la UE tiene que seguir siendo un sólido referente, que lo es.
Lo que estoy haciendo es tejer esas alianzas tanto con representantes y funcionarios de cada institución europea como con eurodiputados de diferentes comisiones parlamentarias -fundamentalmente con la AFCO, que es la de Asuntos Constitucionales- y con la nueva Comisión de Ursula von der Leyen. Pero hay unos tiempos, y por ahora lo primero es el Parlamento Europeo.
De hecho, que la propia UE haya convocado una Conferencia sobre el Futuro de Europa parece una ocasión perfecta para todo este trabajo, ¿no?
Así es. La AFCO ya se está reuniendo para establecer el papel del propio Parlamento en esta Conferencia que se va a convocar. Sin ninguna duda, esto abre la puerta y da espacio político y social para que en la agenda de esta Conferencia esté de manera transversal la posibilidad y, sobre todo, la gran oportunidad, de convocar la tercera Convención Europea.
Cuéntenos algo más del Grupo de Trabajo, quién está ahí, qué trabajo se está haciendo.
Además de los despachos de abogados y las consultorías, hay representantes de las principales empresas de tecnología, magistrados, notarios... También hay periodistas, porque necesitamos la voz de la comunicación. Cómo se ve Europa desde la transmisión de los mensajes, y cómo la prensa inserta este trabajo por y para la convocatoria de una nueva Convención.
Lo componen también académicos, profesores, expertos y analistas de los principales think tanks europeos. E iremos invitando a las sesiones a ponentes del ámbito institucional y político europeos y españoles, eurodiputados de todos los colores políticos... para que expongan qué está pasando en la UE y escuchen a los miembros del Grupo de Trabajo cómo ven lo que está pasando. Ese feedback les ayuda en su trabajo en el Parlamento Europeo.
Es una contradicción que Ursula von der Leyen diga que la UE debe combatir los nacionalismos y que aquí el gobierno en funciones quiera repetir mayorías con los independentistas
¿Y cuál es el modelo de trabajo?
Como he dicho, tuvimos la apertura con una ponencia brillante de Josep Piqué. Y luego se convocarán sesiones por temas -nuevo liderazgo europeo, cambio climático, nuevas tecnologías, robótica, empleo, defensa y seguridad común, política migratoria, reforma de la Euroorden- para elaborar unos documentos marco. Habrá al menos dos: uno antes de mayo, con unas conclusiones para elevarlas a la instituciones europeas y a los distintos ministerios. Y seguiremos trabajando, porque la legislatura es amplia, de cinco años; y la Conferencia sobre el futuro de Europa ocupará no menos de dos años. Sin prisa, pero sin pausa. Hay que ir a por ello.
Queremos que llegue de forma efectiva, ése es el objetivo, que se convoque una nueva Convención. Y de forma teórica, que esos temas vertebren e impulsen la acción política de nuestros representantes en esta nueva legislatura europea.
¿Borrell puede ser un aliado? ¿Que España haya ganado un poco de peso en las instituciones puede ser una ventaja?
Borrell, como Alto Representante de Política Exterior, desde luego, es muy importante para este proyecto. Y para que esté presente el tema en la agenda política europea. Tenemos suerte de que un español ocupe este cargo, y sería un orgullo que desde su acción pudiese ayudar a impulsar el porqué del debate sobre la posibilidad de convocatoria de esta nueva Convención.
¿España debería ganar más peso? Cuando se sustancie el 'brexit', seremos la tercera potencia sumando población, PIB, relaciones...
España tiene que creérselo. Como le pasa a la UE también respecto a EEUU, a los mercados emergentes como China... Europa debe ser consciente de lo que significa a todos los niveles como democracia supranacional, con un parlamento poderoso, con más de 500 millones de ciudadanos, con su modelo de valores y económico.
Y España lo mismo. Pero es que aquí estamos teniendo demasiadas interferencias para conseguirlo.
Explique eso. ¿A qué se refiere?
En mi opinión, es una contradicción enorme que Ursula von der Leyen haya expuesto hace unos días que la UE tiene que combatir los nacionalismos y los extremismos y que aquí el gobierno en funciones esté intentando repetir mayorías con los independentistas. Con todo lo que ha pasado y la experiencia tan mala que hemos vivido -con Barcelona incendiada-, ERC va a tener la llave. Con esas negociaciones de un gobierno con populistas e independentistas no mostramos lo que es España.
España es su Constitución. Y si el modelo constitucional europeo es la suma de las Constituciones de sus Estados miembros, parece contradictorio buscar más peso en la UE mientras se enmienda de facto la propia Carta Magna dándole peso a quienes la niegan. Es una contradicción que no nos hace bien.
¿Y quién es responsable de esta situación?
Nuestro país se merece ocupar el lugar que le corresponde porque fue capaz de hacer una transición modélica de la dictadura a la democracia, sumando las voces e ideologías tras 40 años de dictadura para hacer juntos la democracia. España puede, debe y se merece tener un lugar muy arriba en la UE, pero debemos repensar muchísimo lo que estamos haciendo con los votos de los ciudadanos.
Y todos los líderes políticos, y aquí ya incluyo a todos, deberían mirar menos sus intereses partidistas y ser generosos, trascender. Hacer gran política. Si todo eso se une, España tendrá mucha más capacidad de poder afianzarse como el gran Estado miembro de la UE que es.