Importantes dirigentes de Ciudadanos y Partido Popular ya detectan gruesas similitudes entre el actual enroque de Pablo Casado y el que acabó con Albert Rivera en las elecciones generales del 10 de noviembre. Así lo transmiten líderes de ambas organizaciones a este diario.
"Pablo, te vas a hacer un Albert", le han advertido tanto compañeros de formación como oponentes naranjas. "A su izquierda, tiene una opción factible y sensata para el desbloqueo -el gran pacto entre PSOE, PP y Cs-; y a su derecha, un adversario en auge que amenaza con devorarle". Un diagnóstico que las fuentes consultadas creen común al descalabro sufrido por Rivera.
El expresidente de Ciudadanos se negó a explorar un acuerdo con Sánchez por -entre otras cosas- el miedo a perder los votantes que le había arrebatado a Casado en abril. A última hora, decidió levantar el veto al PSOE, pero fue tarde. Culpado del bloqueo y extraviado el concepto de la utilidad, los liberales se hundieron en las urnas.
Pablo Casado dispone, igual que Rivera, de la posibilidad de explorar un gran pacto con Sánchez y Arrimadas, pero Vox aprieta a su derecha. En rueda de prensa, el candidato conservador llegó a reconocer que investir a los de Ferraz sería malo para Génova. Luego apostilló: "Aunque eso es lo de menos". Pero ya había verbalizado el mismo miedo que atenazó a Rivera.
"No sé si se da cuenta, pero se ha metido en el mismo agujero en el que caímos nosotros. Lo tiene muy complicado", reseña en conversación con este diario uno de los asesores más próximos que tuvo Rivera. "Si sigue así, corre el peligro de asumir él solo las culpas del bloqueo. Eso nos pasó a nosotros", arguye este portavoz.
Esta semana, en plena rueda de prensa, Pablo Casado llegó a decir: "Es que la opinión pública se confunde en...". O lo que es lo mismo: "Yo tengo razón, pero el ciudadano se equivoca". Un razonamiento que empujó a Rivera al precipicio hace un mes.
A diferencia de Rivera, Casado sí cuenta con altos cargos en contra de su actual criterio... capaces de decírselo. El expresidente de Ciudadanos, especialmente en los últimos meses, sólo consultó las decisiones clave con un grupo muy reducido de dirigentes que aplaudió todos sus pasos.
Importantes cargos del PP, a tenor de lo confirmado por este periódico, ya han transmitido a Casado ese riesgo de "hacerse un Rivera". Dos líderes muy cercanos a Arrimadas, tras haber recorrido el sendero del desastre, aducen: "Nuestra vía es una especie de llave de judo al PP porque les resulta muy difícil decir que no".
La nueva líder de Ciudadanos -lo es de facto hasta que sea proclamada el 15 de marzo- y varios altos cargos de Génova están "convencidos" de que Casado tendrá que mover ficha si Sánchez rompe con Podemos y mira a su derecha.
En la reunión con Arrimadas, el presidente del Gobierno empleó continuamente a Casado como escudo para evitar pronunciarse acerca del "gran acuerdo constitucionalista": "No es posible porque el PP no quiere". Pero... ¿y si el PP quisiera? A eso Sánchez no responde, a eso Sánchez no cierra la puerta.
Casado y su equipo más cercano siguen reiterando que no investirán a Sánchez ni por acción ni por omisión porque supondría la "desaparición del PP como alternativa". La cuestión es: ¿cómo argumentarían en Génova que es preferible ir a unas terceras elecciones que un pacto con PSOE y Ciudadanos?