1. La pregunta surgió sólo unos minutos después de que el PSOE y ERC anunciaran el pasado mes de diciembre su acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez. ¿Quién traicionaría antes a quién? ¿El PSOE a ERC o ERC al PSOE?
2. Las dudas se han despejado hoy. El PSOE.
3. Ha sido una traición, en cualquier caso, con un recorrido casi tan breve como la república catalana de los ocho segundos. Las presiones de ERC han acabado devolviendo al PSOE allí donde lo quiere el nacionalismo catalán: atado a la pata de la mesa de diálogo.
4. Las opciones del PSOE, en cualquier caso, se limitaban a dos: o traicionaba a ERC o a la España constitucionalista. Pedro Sánchez ha escogido la segunda opción.
5. El aplazamiento por parte del PSOE de la mesa de diálogo, que de acuerdo a la literalidad del pacto entre los socialistas y ERC ya debería haber sido puesta en marcha, había provocado un terremoto político en la sede de los republicanos.
6. "Es un incumplimiento flagrante del acuerdo y una irresponsabilidad absoluta" dijo el republicano Sergi Sabrià tras conocerse la decisión del Gobierno socialista. ¿Acaso nadie les había informado con anterioridad de la relación liberal que Pedro Sánchez mantiene con sus propias promesas?
7. "¡Traición!" gritaban los que pensaban traicionar al PSOE en cuanto sus necesidades electorales en Cataluña se lo exigieran.
8. El enfado en ERC era en cualquier caso comprensible. Los republicanos habían justificado frente a sus votantes su sí a Pedro Sánchez con el argumento de que los socialistas habían aceptado finalmente una mesa de diálogo en la que se negociaría abiertamente un referéndum de independencia y la libertad de los presos.
9. Como consecuencia de lo anterior, el aplazamiento de esa mesa de diálogo comprometía muy seriamente las opciones electorales de una ERC que hace apenas unas semanas gozaba de un amplio colchón de votos sobre JxCAT, pero que ha visto reducida esa distancia en los últimos sondeos hasta verse en algunos de ellos en situación de empate técnico con los de Quim Torra y Carles Puigdemont.
10. Tan apocalíptico fue el incendio provocado en ERC por la mañana que el Gobierno se vio obligado, tras una reunión de una hora entre Gabriel Rufián y Pedro Sánchez, a rectificar su decisión por la tarde. La mesa de diálogo sigue en pie.
11. En realidad, la mesa de diálogo interesa tanto a ERC como al PSC, y por las mismas razones: tacticismo electoral.
12. Si durante el último año los sondeos del CIS han sido el barómetro perfecto de los deseos y las intenciones del PSOE, que no de la realidad, el último de la serie confirma cuál es el escenario deseado por los socialistas en Cataluña.
12. El mencionado sondeo del CIS, que no hace una traslación de votos a escaños, le da la victoria al PSC con el 22,4% de los votos.
13. Por detrás se sitúan ERC con un 21,1% y los comunes de Podemos con un 15,2%.
14. No hace falta, de hecho, un cálculo de los escaños correspondientes para comprender que lo que está vaticinando el CIS es un tripartito encabezado por los socialistas junto a ERC y Podemos.
15. El sondeo hunde a JxCAT desde su anterior 13,68% hasta las catacumbas del 5,7%, muy cerca de una CUP que se queda en el 5,1%. Es el resultado soñado por ERC, pero también por el PSC.
16. Pero si el batacazo de JxCAT es de órdago, el que el CIS vaticina para Ciudadanos, PP y Vox es aún peor, con un 3,7%, 3,5% y 2% de los votos respectivamente.
17. El PSC necesita por supuesto ganar las elecciones, pero también que JxCAT no quede por delante de ERC. Porque eso haría desaparecer cualquier incentivo que ERC pueda tener para hacer presidente a Miquel Iceta.
18. Y por eso al PSC le interesa que la mesa de diálogo entre PSOE y ERC se lleve a cabo antes de las elecciones: para que las expectativas electorales de los republicanos no caigan más allá de lo razonable o por debajo de las de JxCAT.
19. La victoria del PSC en las elecciones autonómicas catalanas parece, en cualquier caso y a día de hoy, una posibilidad remota. Por mucho que el CIS le sitúe en primer lugar en intención de voto.
20. Más probable es una victoria insuficiente de ERC que convierta a PSC y Podemos en imprescindibles para la formación de un tripartito.
21. De aquí a las elecciones, sin embargo, los tres miembros del futuro tripartito necesitan escenificar posturas irreductibles frente a sus respectivos votantes.
22. "El PSC no hará presidente a un independentista" dijo la socialista Eva Granados hace apenas unas horas. Por supuesto que lo hará. Pero ese será su discurso hasta las elecciones.
23. Un día después de ellas, el discurso será el siguiente: "El escenario no es el que desearíamos, pero estas son las cartas que ha repartido la ciudadanía catalana. El PSC será responsable y no bloqueará la formación de un Gobierno de amplia base que permita superar los años oscuros del procés, encarar los verdaderos problemas de los catalanes y ejecutar las reformas progresistas que este país necesita". Palabra arriba, palabra abajo.
24. Miquel Iceta, de hecho, ya avanzó parte de ese discurso ayer, durante una entrevista en la Ser: "Si no suma el independentismo, el PSC intentará un gobierno de amplia base". Es decir, un gobierno de PSC + ERC + Podemos.
25. El PSC aspira a sacar tajada del enfrentamiento entre ERC y JxCAT. La división en el seno del independentismo podría hacer que algunos de los votantes menos hiperventilados de ambas formaciones acabaran votando al PSC como partido-refugio nacionalista.
26. ERC exagerará también su distancia con el PSC durante la campaña electoral para desandar sus propios pasos el día siguiente de las elecciones.
27. De momento, Pere Aragonès, vicepresidente republicano del gobierno de la Generalidad, ha hablado ya de "una división insalvable" con el PSC. También ha descartado "absolutamente" un futuro gobierno tripartito. Miente, por supuesto, como miente Iceta.
28. A favor del PSC juega la debilidad de PP y Ciudadanos, que podría hacer que muchos catalanes constitucionalistas cansados del procés acabaran optando por el PSC en la creencia de que este es el voto útil si no 100% constitucionalista, si lo suficientemente leal a la Constitución como para frenar los efectos más dañinos de las políticas nacionalistas.
29. Pero el PSC tiene una posibilidad real de ganar las elecciones, y para ello ha de llevar a cabo cuatro traiciones.
30. Al constitucionalismo, arrinconando a PP y Ciudadanos en el rincón de "la extrema derecha" para reducir al mínimo sus expectativas de voto en Cataluña.
31. A la propia ERC, con la que negociará en la mesa de diálogo, pero sin concederle la más mínima victoria propagandística que los republicanos puedan amortizar frente a sus votantes… hasta después de las elecciones.
32. A Podemos, con el que compite por el voto nacionalista de izquierdas aunque no abiertamente separatista. Es previsible que El País, La Vanguardia –el actual diario de referencia en Moncloa– y El Periódico de Cataluña lleven a cabo durante los próximos meses una intensa campaña de desprestigio de las políticas de Ada Colau en la ciudad de Barcelona. Campaña que presentará a los comunes de Podemos como un puñado de amateurs de la política cuyo espacio natural no son las Administraciones, sino el activismo.
33. Y a JxCAT, por supuesto, el único partido al que el PSC puede atacar a tumba abierta sin temor a que esos ataques mermen sus expectativas de voto porque no coincide con él ni en el eje derecha-izquierda ni en el eje separatismo-constitucionalismo.