Cuando estalló la controversia sobre el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su encuentro en el aeropuerto de Madrid con la vicepresidenta ejecutiva del Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, Delcy Rodríguez, la oposición arremetió contra la Moncloa por la sucesión de versiones y ampliaciones, casi una por día, que explicasen lo sucedido.
El Gobierno ofreció este jueves nada menos que tres versiones, en el mismo día, muy distintas entre sí sobre cómo piensa encarar el anticipado diálogo sobre "el futuro de Cataluña" y el "conflicto político" entre "Cataluña y España", según el PSOE.
11:00 Calvo deja en el aire la reunión
A las 11:00 de la mañana, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, participaba en un acto junto a Ábalos en homenaje a las víctimas del nazismo en el centro de Madrid. Al mismo tiempo, Pedro Sánchez protagonizaba junto al vicepresidente Pablo Iglesias, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la firma del acuerdo para elevar de 900 a 950 euros el salario mínimo, acuerdo al que el Gobierno llegó con los agentes sociales el miércoles de la semana pasada.
A pesar de que el Gobierno puso los focos en Moncloa, un buen número de periodistas políticos acudieron al homenaje a las víctimas del nazismo. El Gobierno no había emitido ningún mensaje el día anterior, cuando Quim Torra, el president de la Generalitat, dio la legislatura catalana por "agotada". Por ese motivo, había expectación en los jardines del Ministerio de Transportes, en el Paseo de la Castellana.
Calvo atendió a los medios en una improvisada declaración justo a la hora a la que estaba convocado el acto, pero ni ella ni su equipo parecían estar muy contentos. Las declaraciones de Torra, que pretendía acudir a una esperada reunión con Sánchez sólo a saber de qué manera el Gobierno iba a dar pasos hacia la autodeterminación, la "amnistía" de los políticos presos y el que él llama "fin de la represión" no gustó a Moncloa, que no la consideró la mejor de las actitudes.
En ese momento, lejos de confirmar la reunión con Torra, avanzada dos días antes por la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, para el día 6 de febrero, Calvo utilizó una expresión ambigua que la ponía en duda.
"De producirse" la reunión, advirtió Calvo, "se produce en los términos de la seguridad jurídica del Estado de Derecho de nuestro país", para hablar "de Cataluña, de la situación que se ha vivido en estos últimos años y de los problemas de Cataluña" y "desde luego no" para hablar de la autodeterminación y la amnistía
Su equipo añadió que consideraba "intolerables" las palabras de Torra unas horas antes y que lo primero que tenía que hacer el Govern era aclararse internamente. Calvo aseguraba vivir al día. La reunión parecía estar en el aire.
12:35: Moncloa mete en un cajón la Mesa
A las 12:35, los periodistas recibieron un comunicado del Gobierno. La reunión entre Torra y Sánchez ya no estaba en duda y las especulaciones sobre las declaraciones de Calvo quedaban disipadas por un texto autorizado desde las más altas instancias de la Presidencia del Gobierno.
"El Gobierno expresa su voluntad de mantener esa colaboración entre los distintos ministerios y mantiene, cómo no podía ser de otra manera, el encuentro con el president Torra el próximo jueves, día 6 de febrero".
Pero ese comunicado incluía una novedad. La reunión Sánchez-Torra estaba inicialmente concebida como un prólogo para el foro determinante: la Mesa de Gobiernos, que reuniría no sólo a sus presidentes sino a los dos Ejecutivos (incluyendo a ERC) en la búsqueda de un acuerdo, con un calendario de reuniones y la voluntad de someter las conclusiones a votación en Cataluña.
Pues bien, ese foro quedaba en suspenso, guardado en un cajón. "El Gobierno espera poder iniciar dicho diálogo en cuanto haya hablado el pueblo catalán y se constituya el nuevo Parlament, así como el nuevo Govern. Cuanto antes se celebren las elecciones y haya nuevo Govern, antes iniciaremos el diálogo".
Es decir: la Mesa de Gobiernos que tendría que haber celebrado su primera reunión en menos de 15 días desde que se conformara el Ejecutivo central, según reza el acuerdo entre PSOE y ERC, podía tardar muchos meses en alumbrar el primer encuentro. Torra no ha anunciado la fecha de las elecciones, que podrían ser en verano o incluso en otoño, y una vez los ciudadanos acudan a las urnas, nada garantiza que la conformación del nuevo Govern de la Generalitat será tarea fácil.
El Gobierno considera, pues, que no hay mucho de qué hablar sobre el "futuro de Cataluña" en una buena temporada y que, mientras dura la interinidad en esa comunidad autónoma, Sánchez puede abordar con Torra "problemas urgentes" como los efectos de la borrasca Gloria.
18:57: Rectificación de Moncloa
Los móviles de los periodistas volvían a sonar a las 18:57. Moncloa había remitido un nuevo comunicado. En él, el Ejecutivo insistía: "no se dan las mejores circunstancias para iniciar el diálogo entre gobiernos, cuando uno de ellos ha puesto punto y final a la legislatura y el nuevo Govern no podrá constituirse hasta la celebración de las elecciones anunciadas".
Sin embargo, el nuevo texto rectificaba el comunicado de la mañana por la polémica generada. Tanto JxCat como ERC habían reaccionado airadamente. "A lo largo del día de hoy, hemos escuchado poner en duda nuestra voluntad de dialogar y nuestro compromiso de cumplir con los acuerdos pactados. En este sentido, y para descartar cualquier duda respecto a nuestra voluntad de dialogar, manifestamos nuestra disposición a celebrar la mesa de diálogo entre gobiernos acordada, antes de las elecciones catalanas".
En otras palabras: el Gobierno no tiene ningunas ganas de abordar ese diálogo porque cree que no tiene un verdadero interlocutor enfrente, pero por Sánchez no quedará. La nueva versión satisfizo a ERC mientras Torra, por su parte, insistía en que en la reunión a solas con Sánchez planteará la autodeterminación de Cataluña.