La Sanidad en España puede convertirse, definitivamente, en un reino de taifas. La única prueba estatal que garantiza que todos los médicos españoles accedan a trabajar en su especialización a todas las regiones, el MIR, forma parte del acuerdo entre PSOE y Podemos para ser transferido a Cataluña.
El acuerdo para un Gobierno de coalición suscrito entre ambos partidos establece, en su apartado 9.4, su compromiso de traspasar a la Generalitat “aquellas competencias pendientes ya reconocidas en el Estatut de Cataluña en materias como la gestión de becas universitarias, la formación sanitaria especializada, el salvamento marítimo o la ejecución de la legislación laboral en el ámbito del trabajo, el empleo y la formación profesional”.
Todavía está por ver cuáles son las características de esta cesión, pero tanto la comunidad médica como la oposición política han alertado de los riesgos que podría tener para la “movilidad profesional” y la igualdad de oportunidades que, primero Cataluña y eventualmente el resto de comunidades, elaboren sus propias bolsas de empleo de centros hospitalarios y, en consecuencia, se ponga una barrera laboral a los aspirantes del resto del territorio.
Contentar a ERC
La portavoz en temas de Sanidad de Cs, Marta Martín, ha elevado estas cuestiones en el Congreso y sostiene que, de consumarse la transferencia de estas competencias sobre la formación sanitaria especializada, la Generalitat pasaría a ser la encargada de decidir, entre otras cuestiones, “el número de plazas en las distintas modalidades del sistema de formación especializada en Ciencias de la Salud (MIR, EIR, FIR, PIR, etc.) que se ofertan cada año, cuántas por especialidad, cuál será el número de unidades docentes, cuál debe ser el temario, la estructura del examen, las preguntas, en qué fecha se celebra o qué número de residentes absorbe cada centro hospitalario”.
El PP presentó asimismo una proposición no de ley para blindar el MIR a nivel nacional antes de que se realizaran los últimos exámenes el pasado 20 de enero. La iniciativa fue llevada a cabo por la portavoz del grupo parlamentario, Cayetana Álvarez de Toledo, y por el portavoz adjunto José Ignacio Echaniz.
Fuentes de la oposición también señalan que este punto del acuerdo entre las dos fuerzas del Ejecutivo no se refleja en el pacto alcanzado entre PSOE y ERC para que los de Junqueras se abstuvieran en la investidura de Pedro Sánchez. Y ven en ello una forma “encubierta” de contentar a ERC a través de Podemos, es decir, sin que se pueda criticar que es una “cesión” más al nacionalismo.
El Govern, con el MIR catalán
Junto a las oposiciones a cuerpos del Estado, la asignación de plazas del MIR es de los últimos procedimientos que todavía dependen del Ministerio de Salud.
En el pacto rojo-morado se justifica dicha transferencia en la necesidad de dar “cumplimiento a los dictámenes del Tribunal Constitucional” de aquellas competencias pendientes ya reconocidas en el Estatut, pero los principales sindicatos de médicos, así como el Consejo Oficial del Colegio de Médicos recuerdan que el “sistema actual funciona con éxito”.
Por su parte, la consejera de Sanidad de la Generalitat, Alba Vergès, se ha mostrado este martes a favor de impulsar un MIR catalán: "Intentamos tener el máximo de competencias, sobre todo lo que compete a los profesionales de salud, que son la base de nuestro Sistema de Salud en Cataluña", ha declarado en su primera visita al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (Cisns).
17 Selectividades
Otro de las cuestiones que preocupa a la oposición es saber quién será finalmente el responsable de ejecutar la transferencia. En un primer momento se habló del ministro de Sanidad, Salvador Illa, pero al ser una competencia formativa puede recaer en el ministro de Universidades, Manuel Castells, nombrado por Podemos.
El hecho de que se liquide este examen homogéneo para todos los médicos españoles puede tener consecuencias para la Sanidad española que, pese a ser considerado uno de los mejores sistemas del mundo por los expertos internacionales, acarrea desigualdades entre comunidades por la excesiva burocratización que ha causado para los pacientes su descentralización.
Los temores apuntan a que suceda lo que ya ocurre con el sistema educativo, que cada comunidad ha desplegado sus propias pruebas de acceso para los docentes y, al mismo tiempo, ya no existe ni una sola prueba estatal homogénea para los estudiantes españoles.
El caso más paradigmático es la prueba de acceso a la universidad, la Selectividad, que hay una por cada comunidad autónoma.