Caroline Fourest es una ensayista francesa que ha estrenado recientemente en Francia la película Hermanas de armas (Soeurs d'armes) sobre mujeres que voluntariamente se unen a las brigadas kurdas para combatir al Daesh. Se ha estrenado en Francia y la han comprado en casi todos los países de Oriente Medio, pero le está costando encontrar un distribuidor en España.
A finales de enero visitó el Instituto Francés de Madrid para participar en una conferencia sobre el papel de los intelectuales en la sociedad, ya que en su país se ha labrado un nombre tratando cuestiones como la libertad de prensa, el feminismo y la lucha contra los integrismos religiosos.
Fourest, además, fue colaboradora de la revista satírica Charlie Hebdo y tras los atentados yihadistas publicó el libro Elogio de la blasfemia (Ed. Grasset).
¿Qué podemos encontrar en Hermanas de armas?
Es una película de guerra que, por una vez, no se centra en los hombres soldados sino en las mujeres que van a combatir. La película está inspirada en hechos reales, con la última guerra internacional en el Kurdistán como telón de fondo. Las mujeres kurdas que lucharon en esta guerra tuvieron un rol muy importante asustando a los talibanes.
A muchos yihadistas les aterrorizaba la idea de que fuera una mujer quien les matara, porque piensan que esto les privará de ir al cielo. Cuando lo supe pensé para mis adentros que no podía dejar de hacer una película sobre esto. Me he entrevistado con muchas mujeres que lucharon y me contaron historias increíbles.
Entonces, ¿la película está más centrada en las mujeres soldado que en la causa kurda?
Definitivamente. Es sobre la lucha de las mujeres soldado contra los talibanes. Tiene también un punto metafórico de todo lo que pasa en el mundo. Además, narra el paso de dos jóvenes voluntarias que se unen a la resistencia kurda contra el Daesh. Y es una historia que todavía no se ha contado, porque normalmente nos centramos en los jóvenes que se unen al Daesh, en lugar de centrarnos en todos los jóvenes héroes que se unen a los kurdos y pierden su vida para combatir el fascismo.
Es una historia que me recuerda a la de los brigadistas internacionales que vinieron a España para combatir el fascismo. En el Kurdistán hay los mismos voluntarios que los que hubo en la Guerra Civil española. Muchos anarquistas internacionales se unen al movimiento kurdo como antes se unieron a los antifascistas.
¿Entonces, para usted el islamismo, o el islamismo radical, es el nuevo fascismo?
Claro que lo es. Y la gente que lo niega tiene una visión paternalista, cegados por el hecho de que no es una religión occidental. No ven el totalitarismo que hay dentro del Islam.
En los últimos veinte años he estudiado todo tipo de extremismos. Empecé con el fundamentalismo católico, los Legionarios de Cristo y el Opus Dei. Los islamistas y católicos tradicionalistas tienen mucho en común por lo que respecta a las mujeres, a los kurdos o la libertad sexual. La gran diferencia con los yihadistas es que éstos están instalando militarmente una teocracia y que interpretan las leyes religiosas de la forma más fundamentalista hasta el punto que matan a todos los que no piensan igual.
La diferencia entre el fundamentalismo cristiano y el islamismo es que este último está instalando militarmente una teocracia
Hablando de feminismo y libertad sexual, ¿qué opina del movimiento Me too? En Francia, actrices como Catherine Deneuve, se opusieron por su puritanismo y victimización de la mujer.
Yo creo que el debate es más el que lidera la actriz Adèle Haenel, que es menos famosa que Catherine Deneuve, y que denunció el acoso sexual al que se enfrentó cuando era una actriz joven. La mayor parte del feminismo está claramente a favor del movimiento Me too, y creo firmemente que este movimiento liderado por mujeres era absolutamente necesario después de siglos de silencio. No se puede simplificar. Si se quiere defender la libertad del arte y la cultura, no significa que denunciar las violaciones o los casos de acoso deba ir acompañado de censurar el arte.
Mi posición sobre Roman Polanski, por ejemplo, es que no iré al cine a pagar por ver una de sus películas. Tampoco votaría por él como director en una ceremonia ni participaría en un homenaje. Él no se ha enfrentado a juicio.
Pero una cosa es la persona y la otra su obra, ¿no?
Sus películas no deben ser censuradas. Las veré en la televisión, pero no compraré una entrada para verla, ni tampoco iré a una manifestación para que prohíban su película.
Como directora de cine, ¿está a favor de las cuotas para que haya más mujeres realizadoras?
No es una cuestión solo se cuotas para mujeres, también las nuevas generaciones necesitan su espacio. A los jóvenes les cuesta hacerse un lugar. No abogaré por una cuota precisa para cualquier cosa. Y es diferente pedir que haya más mujeres que forzarlo. Pero tenemos que darnos cuenta de que en la industria cinematográfica, el porcentaje de mujeres que crean películas es muy bajo. Y la mayoría de películas que se espera que hagan es sobre temas personales e íntimos.
Yo soy una mujer y me gustan las películas guerra, pero parece como si este tipo de género espectacular y de acción debieran hacerlo los hombres. Ni siquiera los críticos están acostumbrados a ver producciones en el que las mujeres sean las guerreras. A las mujeres las quieren ver como víctimas.
En Hollywood hay menos de un 10% de mujeres directoras entre las 250 mejores películas. Y entre las mujeres que son directoras, menos de un 2% hace una tercera película. Hay muchos factores para que sea así, pero obviamente la industria es más cruel con las directoras que con sus compañeros de sexo masculino.
¿Qué opina del feminismo que acusa el modelo capitalista de la desigualdad entre sexos?
Una parte de las activistas más izquierdistas tienen, a menudo, una tendencia de considerar la cuestión de la mujer como una declinación de la lucha contra el capitalismo. Son más anticapitalistas que feministas.
Cuando se quiere dividir el feminismo en prioridades se acaba estando ciega ante los casos de homofobia o sexismo que pasan en el mundo del islam. Estas activistas tienen miedo de que oponerse a ello contribuya a aumentar el racismo. El problema es que hay ultrafeministas que prefieren luchar contra el capitalismo antes que contra el sexismo religioso porque creen que es burgués o que ayuda al racismo. Mi feminismo no elige entre sexismos, apoyo a la víctima, ya sea por parte de un cura católico o de un imán musulmán.
Algunas izquierdistas están demasiado ciegas y no ven lo que verían si las imposiciones del islam fueran católicas
En Francia ha habido el llamado caso Mila. Una chica que ha criticado el machismo que sufría por parte de jóvenes musulmanes por ser lesbiana y le han tenido que poner protección policial.
Toda la izquierda Charlie Hebdo está apoyando a Mila. La "izquierda Charlie Hebdo" es un concepto que usamos para definir a la izquierda secular, que defiende el derecho a la blasfemia. Faltaron algunas feministas que son más anticapitalistas que feministas, también faltaron colectivos de gays, lo cual es muy triste, porque Mila fue atacada de una forma muy homófoba por un hombre musulmán y por eso ella criticó su “mierda de religión”.
Desde el ataque en París y contra Charlie Hebdo hay más solidaridad. Es importante que continúe. Porque el derecho a la blasfemia indica nuestro nivel de libertades como sociedad.
Después de los atentados en París, usted escribió el libro Elogio de la blasfemia precisamente para rendir homenaje a Charlie Hebdo.
Escribí el libro llena de tristeza e indignación porque era ya, antes del ataque, muy difícil defender el principio de ser libre y poder ser crítico. Pero después era todavía más duro serlo ante muchísima gente que difamaba a Charlie Hebdo diciendo que eran islamofóbicos. Y Charlie Hebdo siempre ha defendido el anti-racismo y los valores seculares. Siempre hn criticado todas las religiones. Y esto es distinto a criticar a sus creyentes. Es parte de la libertad de expresión confrontar las ideas, que no a las personas.
¿Tiene miedo de estar en la diana de los islamistas radicales?
Después del ataque a Charlie Hebdo estuve bajo protección policial, como muchos de mis amigos. Creo que cada vez más los ataques serán en sitios públicos donde se concentre mucha gente, y menos contra dibujantes o periodistas. No vivo con miedo, sino en una situación de tristeza de ver cómo es difícil preservar las ciudades y su paz de estos sujetos.
¿Es lo mismo llevar el velo en Occidente que en países como Irán?
Llevar un velo cuando has nacido en Francia o España, y cuando tus padres no lo llevan, hace que nos preguntemos muchas cosas… Nadie tiene problemas con que mujeres mayores lo lleven por tradición, porque creen que es una manera de mostrar las propias creencias.
El problema es cuando te encaras con una juventud cada vez más intolerante y más obsesionada con la identidad religiosa hasta el punto de empezar a llevar el velo y, seguidamente, piensan también que la homosexualidad no está bien o que las mujeres deben actuar de una manera determinada. Acaban pensando que una mujer no puede ir a la piscina porque es problemático que enseñe su cuerpo. Esta tendencia es una regresión y como feminista solo puedo estar en contra.
En Balaguer, en Cataluña, han lanzado una iniciativa para que la gente conozca el velo y sus virtudes.
Hay una izquierda que piensa que es más progresista esconder el pelo de la mujer. Si es solo un símbolo cultural, ¿por qué los hombres no llevan velo? Algunas izquierdistas están demasiado ciegas con el islam y no ven lo que verían si fuera una obligación católica. Imagina que dijeran que las mujeres solo deben preocuparse de los niños o hicieran un acto para que las mujeres no votaran.
Estos días en España hay una controversia sobre el pin parental, para que los niños no reciban educación sexual en las escuelas.
Esto es un problema. Se necesita educación sexual para prevenir la homofobia. Hay muchos chicos gays jóvenes que se suicidan por serlo. Hay que construir una ciudadanía común, para crear ciudadanos tolerantes.
¿Le preocupa más el auge de la extrema derecha?
Sí, hay esta extrema derecha que pretende ahora hacer ver que es secular, pero es una mentira. Solo se reivindican seculares cuando la amenaza viene del islamismo, no del fundamentalismo cristiano. No defienden una sociedad secular, sino la dominación de una identidad sobre las otras. Esto pasa también con estas feministas que dicen que defienden el derecho de las mujeres, menos cuando procede de otras culturas.