Decía Vázquez Montalbán que el F.C. Barcelona es el ejército desarmado de Cataluña. Hasta ahora, esa frase era leída poco más o menos como una metáfora ingeniosa para subrayar la dimensión política del club. Pero el separatismo trabaja ya en firme para convertirla en una realidad en 2021, cuando se celebren las próximas elecciones a la presidencia.
Los diarios catalanes que orbitan alrededor del separatismo, críticos desde hace tiempo con Josep Maria Bartomeu, llevan días atacando con saña al presidente a cuenta de la contratación de la empresa I3 Ventures, que habría emprendido una campaña de difamación contra exjugadores, contra candidatos a la presidencia e incluso contra jugadores de la plantilla.
En el mundo nacionalista, la unanimidad es casi tota: Bartomeu ha trabajado en contra del procés utilizando al F.C. Barcelona como "ejército desarmado del constitucionalismo". Ahora que acaba su mandato ha llegado la hora de matarlo para que el sustituto no sea de su misma cuerda. El Barça de Messi es el estandarte más internacional que tiene Cataluña y, según estos sectores, la entidad debe ejercer como embajadora de sus aspiraciones independentistas.
La acusación a Bartomeu de estar en connivencia con el constitucionalismo parece exagerada a la vista de los equilibrios que ha realizado durante los años de su presidencia. Más bien parecía en sintonía con la actitud apaciguadora del PSC y no con la beligerante de Ciudadanos o el PP contra el nacionalismo.
En sectores menos cercanos al nacionalismo se habla, sin embargo, de una campaña de asalto al club por parte del separatismo similar a la que se dio para tomar el control de la Cámara de Comercio de Barcelona.
En esa campaña la ANC estaría dispuesta a poner toda la carne en el asador. Su candidato a presidir el club sería Víctor Font, presumiblemente apoyado por el empresario Jaume Roures desde un discreto segundo plano.
Un club conservador
Dado que Bartomeu no puede ser de nuevo presidente del club por la limitación de mandatos, se especula con la posibilidad de que los candidatos oficialistas sean Emilio Rousaud o Jordi Roche.
El F.C. Barcelona es un viejo objetivo del nacionalismo conservador. Pero nunca a lo largo de los últimos cuarenta años de historia ha tenido el club un presidente enteramente al gusto de la derecha convergente.
No lo tuvo cuando esa derecha burguesa nacionalista fue autonomista y no lo ha tenido cuando esa derecha se ha reconvertido en partidaria del unilateralismo separatista. Sixte Cambra fue el candidato oficioso de CiU a la presidencia del club durante años, pero las urnas se le resistieron.
Tampoco tuvo más suerte Carles Vilarrubí, otro de los candidatos afines a la derecha nacionalista. A lo más a lo que llegó Vilarrubí es a vicepresidente con Bartomeu, pero su dimisión en 2017 tras una discrepancia con este acabó con su carrera en el club.
Víctor Font es el tercer candidato abiertamente independentista de la derecha catalana. Muchos creen que a la tercera, y la vista del enrarecido clima político y social actualmente reinante en Cataluña, irá la vencida, especialmente dado el apoyo de la ANC a su candidatura.
Ahora bien, la base del Barça es muy conservadora. Más incluso de lo que lo era Convergencia". "Bartomeu se sostiene gracias a las peñas" continúa la fuente. "Y las peñas son muy conservadoras. Yo no conozco ninguna, de hecho, que se confiese abiertamente separatista. Las peñas son la base del club y son mayoritariamente burguesas y conservadoras. Incluso en los pueblos. Y ese sustrato de votos es el que hizo que Bartomeu fuera el presidente más votado de la historia del club. Que nadie lo olvide".
Como en la Cámara
Salvo durante la presidencia de Joan Laporta, sin duda alguna el presidente más abiertamente independentista de la historia del club y el que más se significó en ese aspecto, el F.C. Barcelona ha solido siempre navegar entre dos aguas. El F.C. Barcelona, en definitiva, se ha resistido siempre al control político.
Los gestos han abundado, y los gritos de "independencia" y las pancartas gigantes han sido una constante en el graderío, pero el separatismo siempre le ha pedido más al club y este raramente se lo ha concedido.
El asalto exitoso del separatismo a la Cámara de Comercio de Barcelona marcará el camino a seguir por parte de la ANC. De la capacidad de resistencia de Bartomeu depende en buena parte el resultado de la batalla.