Los primeros encontronazos en el seno del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos tienen como punto de encuentro el Ministerio del Interior. El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska trabajó en octubre en un borrador para endurecer la ley de inmigración y de asilo que ha molestado a los de Pablo Iglesias.
El documento seguiría la dura línea marcada en los últimos años por Europa desde 2015, cuando se produjeron las llegadas masivas de personas desde oriente medio por la guerra en Siria. Las continuas advertencias de Bruselas hacia España para que renueve su legislación al respecto, que data de 2009, también han tenido su peso para el viraje desde los despachos de Marlaska.
Fuentes de Interior confirman a EL ESPAÑOL que el documento data de octubre, y que se trataba de un escrito a nivel técnico que nunca llegó a plantearse a nivel político. Desde el ministerio explican que hay dos razones para no implantar aquel borrador. La primera fue la convocatoria de elecciones y la formación de un nuevo Gobierno, con la entrada de Unidos Podemos. La otra es que se está esperando a que desde Europa se implante una nueva ley de asilo: "No tendría sentido hacer una nueva ley sin saber si la pueden modificar más tarde", explican.
Encontronazos
Sin embargo, según publica Europa Press, los encontronazos entre las dos formaciones que forman el Ejecutivo sí se han producido, y los morados han dejado ver su rechazo al considerar que no cumplen con el programa acordado.
La otra pata en la que se sustentan estas fricciones es la reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que avala que se produzcan las devoluciones en calientes. En la valla de Ceuta y Melilla esto supone que los agentes que vigilan las fronteras puedan enviar de vuelta a Marruecos a los inmigrantes que entran de manera ilegal en España sin preservar sus derechos de asilo internacional.
Este pasado lunes, en la comisión de Interior, el ministro se manifestó por primera vez sobre la sentencia de Estrasburgo diciendo que "la violencia es un límite al ejercicio de los derechos fundamentales". También adelantó que se quitarían las concertinas (cuchillas) de la valla y que esta se elevaría un 30%, llegando hasta a los 10 metros en algunos puntos.
En concreto, Unidas Podemos considera que "apostar por endurecer la ley contra las personas que vienen a trabajar a nuestro país huyendo del hambre y de la guerra o elogiar sentencias que avalan la violación de sus derechos humanos" es "lo contrario" de lo que figura en el acuerdo de gobierno de coalición que firmaron con el PSOE.
Además, las fuentes consultadas del grupo confederal creen que estas políticas son también "lo contrario" de lo que desean "la inmensa mayoría" de los votantes, no sólo de Unidas Podemos sino también del PSOE.
Un "malentendido"
Por todo ello, Unidas Podemos espera que Interior aclare cuanto antes lo que, de momento, califican de "malentendido". No obstante, al mismo tiempo los morados no esconden el malestar que les genera estas líneas de actuación que tiene previsto poner en marcha Marlaska.
El partido morado y sus socios asumieron a su llegada al Ejecutivo con el PSOE que su nueva función como partido de gobierno les acarrearía contradicciones y les obligaría a tragar algunos "sapos", pero el propio vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ya avisó de que no van a aceptar cualquier cosa
La política migratoria, tanto en lo que tiene que ver con la futura ley de asilo como con las devoluciones sumarias -las conocidas como devoluciones en caliente-, es una de esas cuestiones en las que Unidas Podemos no está dispuesto a rebajar sus demandas.
Este fue uno de los asuntos que estuvieron sobre la mesa en la reunión interministerial sobre inmigración que tuvo lugar el pasado viernes en Moncloa, que presidió el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y a la que asistieron, entre otros, Iglesias y Grande-Marlaska.