Pablo Iglesias siempre ha argumentado que "los más ricos deben pagar más". Ésa es una máxima aceptada ya por todos los partidos, de izquierda a derecha, que defienden el Estado del bienestar. Ahora bien, el secretario general de Podemos la ha utilizado en sus campañas electorales para reclamar "un impuesto a las grandes fortunas", que "las eléctricas pierdan sus beneficios caídos del cielo" regalados por "políticos comprados", que "los bancos devuelvan a los españoles los 60.000 millones que les prestamos para el rescate"...
El IRPF va por tramos, "los más ricos" no sólo pagan más dinero, sino más porcentaje de su renta. Pues bien, Iglesias no se va a aplicar esa receta a sí mismo. El nuevo documento ético que presentó su candidatura, Un Podemos contigo, para la III Asamblea Ciudadana, elimina las dos "garantías democráticas" de las que la formación hacía bandera. La primera, los límites salariales: se acabó el tope de tres veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Ahora, la ley en Podemos será que se cobre "según las reponsabilidades". Es decir, que por fin se reconoce la realidad capitalista de que gane más dinero quien ocupa un puesto que exige más competencia.
Pero no sólo eso. El tope que igualaba a todos los morados se sustituye por un porcentaje del salario mensual. "Será un mínimo de un 5% y un máximo del 30%", explican a este periódico fuentes de la dirección del partido. ¿Más porcentaje el que más cobra? Este periódico ha podido averiguar que no.
EL ESPAÑOL ha confirmado de diferentes fuentes internas del partido que Iglesias, el "más rico" (un vicepresidente del Gobierno cobra, tras la última subida aprobada hace poco más de un mes, 79.746,24 euros anuales), no será el que más porcentaje de su sueldo pague al mes. "No puede ser, su cargo es el de más alta responsabilidad", aducen. "Se aplicarán los mismos criterios que hasta ahora regulaban las excepciones a los tres SMI como hijos a cargo, familiares a cargo, discapacidad, responsabilidad...".
¿El que más cobra no será el que más pague? "En porcentaje, no", admiten en el entorno de la candidatura oficialista de Iglesias -y realmente, única que puede ganar la dirección del partido-. "Es evidente que no es igual la responsabilidad de un vicepresidente que la de un concejal de la oposición en un pueblo", explican. "Pero, aunque la proporción sea menor, lo lógico es que en cantidad sea el que más dinero done".
Adiós, tres SMI
En Podemos explican que el límite de tres SMI "ha dejado de tener sentido desde que ha subido tanto con nosotros en el Gobierno". Y que, por esa razón, había ya muchos cargos cuyo sueldo no alcanzaba los 2.850 euros al mes (tres veces 950 €) en 14 pagas, "y no podían donar nada".
En el caso de Iglesias, hasta ahora tenía derecho a 4,5 SMI -las excepciones aplicables en su caso eran medio SMI por hijo a su cargo-, es decir, 4.275 euros al mes en 14 pagas. Un total de 59.850 euros anuales que, tras la aplicación de la nueva norma, se verían reducidos a 55.822 euros en caso de cotizar al tipo más alto previsto, el del 30%. Para no perder dinero, el impuesto sobre su renta tendrá que ser, más o menos, del 25%.
"Lo que no va a hacer es perder más dinero", explica una persona de su entorno. Y es que "Pablo ya ha dejado de ingresar lo que cobraba por Fort Apache y La Tuerka... Con las responsabilidades de vicepresidente no puede hacer televisión".
Es precisamente ahí donde está la clave, en las "responsabilidades". Es, utilizando la terminología de Podemos, el nuevo criterio que ponen "en el centro" para los cálculos. Meritocracia por encima del igualitarismo: los más ricos no pagan más.
Adiós, límite de mandatos
Además, Iglesias ha propuesto que los mandatos, incluido el suyo, puedan prorrogarse sin límite, simplemente pasando por una "consulta a las personas inscritas". Así, en contra de lo que indicaba él mismo hasta hace poco, se podría estar alejando el "asunto sucesorio".
Fue el propio Iglesias el que dijo que no quería "irse de la política" sin entrar en el Gobierno. Ahora ya es vicepresidente, aunque su entorno dice que la reforma estatutaria no está tan pensada para él como para que sus "posibles sucesoras" no tengan que irse con él, pues casi todas llevan en su equipo, al mando de Podemos, el mismo tiempo.
Su documento ético establece "la limitación de mandatos a ocho años para todos los cargos públicos y cargos internos del partido, con posibilidad de prorrogarse excepcionalmente a doce años" como dice el vigente hasta ahora, pero añade que, "más allá de dicho plazo, la prórroga estará supeditada a consulta a las personas inscritas".
Así consta en la propuesta de Código Ético que ha presentado el equipo 'Un Podemos Contigo' que lidera el vicepresidente segundo del Gobierno para la III Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos que culminará el 21 de marzo, en la que el líder 'morado' sacará adelante sin problemas sus iniciativas, ante la falta de competencia.
Congreso apacible
Avanzan los dos primeros meses de gobierno de coalición. Las primeras crisis provocadas por las posiciones maximalistas de los ministros de Pablo Iglesias han convulsionado el Ejecutivo: el vicepresidente ha llamado "machista frustrado" a algún ministro socialista sin nombrarlo a cuenta de la ley de libertades sexuales y Marlaska, el titular de Interior, se rebeló contra la ministra Montero y el mismo Iglesias, que le prohibió seguir haciendo devoluciones en caliente en las fronteras de Ceuta y Melilla.
Entretanto, el líder de Podemos sigue avanzando hacia la renovación de su mandato en el partido más plácida. La crisis económica causada por los terribles resultados electorales de todas las citas de 2019 -que, por ejemplo, redujeron sus escaños a la mitad en el Congreso- se ha solventado a base de sueldos públicos para dirigentes y empleados.
Pero, sobre todo, sólo un tal Fernando Barredo quiere competirle el liderazgo. No hay Anticapitalistas ni errejoners. Se acabó la oposición interna, y el jefe puede hacer del partido su instrumento... eso que pone él mismo negro sobre blanco: un "método".
En medio de los celos cruzados, pasa más inadvertido que Podemos va a dejar de ser un partido asambleario. Los inscritos deberán pagar una cuota, los dirigentes podrán perpetuarse en sus puestos y se acaba con el límite salarial que marcaba que un cargo interno o político de la formación morada nunca podría "ganar más de tres veces el salario mínimo".