Inés Arrimadas no encontrará resistencias en su estreno como presidenta de Ciudadanos. Los críticos no formarán parte de su dirección. Tanto ella como Paco Igea sabían, antes de las primarias, que el vencedor se haría con el pleno control del aparato. "La militancia ha hablado", resumen desde el equipo de la sucesora de Albert Rivera.
No obstante, se trata de la primera vez que una corriente crítica se consolida en el seno de la formación liberal. A tenor de los últimos resultados, dos de cada diez militantes están en contra del proyecto que quiere Arrimadas para Ciudadanos.
La nueva presidenta y su Ejecutiva pronostican que una parte de ellos envainará la espada y que otra abandonará el partido. En cualquier caso, y a pesar de esa oposición recién sellada, Arrimadas cree que la alta participación -a pesar de las disidencias- enriquece la democracia interna de Ciudadanos. Un aspecto que los adversarios venían utilizando como arma arrojadiza.
En el momento de mayor debilidad de la organización, las primarias movilizaron a casi el 60% de la militancia, un 25% más que en 2017, cuando tuvo lugar la última reválida de Albert Rivera. Tuvo que ver el paso adelante de Igea. Era la primera vez que un rival de cierta entidad se oponía al oficialismo.
"Ya he comunicado a Arrimadas que no es mi intención solicitar o aceptar puesto alguno. Creo que hay que dar libertad al nuevo equipo", reconoció Igea tras conocer los resultados. "Todos juntos sumaremos para el futuro", celebró la ganadora. En ese "todos juntos" estarán los partidarios de Igea que acepten un Ciudadanos en el que no se verán reflejadas sus posturas.
Este fin de semana, los naranjas iban a celebrar su Asamblea, pero ha sido cancelada por la crisis del coronavirus. Aun así, Arrimadas será designada en una habitación y ante la mirada del presidente de la gestora, Manuel García Bofill.
Quedará pendiente el debate de las enmiendas. Una tarea -todavía sin fecha- que se encomendará a los compromisarios, la mayoría de ellos oficialistas. De ahí que la jerezana vaya a contar con un partido a la medida, igual que su antecesor.
Las diferencias entre Arrimadas e Igea
A grandes rasgos, las diferencias entre Arrimadas e Igea fueron dos. Una de carácter orgánico; la otra de tinte político. El vicepresidente castellano apostaba por un modelo descentralizado y con baronías -proponía una moción para el presidente nacional, aunque no para los líderes autonómicos-, algo que no compartía Arrimadas. Igea, sobre las negociaciones electorales, recriminaba a Rivera "no haber hecho todo lo que estaba en su mano" para pactar con el PSOE y evitar las elecciones.
Igea contaba con el apoyo de Orlena de Miguel y Nacho Prendes, pero ninguno de ellos dará batalla pública a Arrimadas. Ni siquiera el propio vicepresidente regional estará en la Ejecutiva. La discordancia, por lo menos en el inicio, será nula en relación a los temas fundamentales.
"La integración se produjo antes de presentar nuestra Ejecutiva", deslizan desde el equipo de Arrimadas a este diario. Apuntan así la creación de un equipo "plural", que aunó el mayor número de voluntades posible, pero más allá de algún rostro nuevo, todos ellos provenían del entorno de Rivera. Igea, por su parte, reunió a quienes se opusieron a las últimas estrategias del expresidente.